Los recientes acontecimientos han generado muchísimas reacciones en todos nosotros, de seguro más de uno debe estar pensando en cómo es que hemos llegado a esta situación y que la culpa de todo la tienen los políticos y su codicia desenfrenada por tener más poder y llevarse la tajada más grande. Esto es cierto, pero la culpa no es solo de esos personajes a los cuales dirigimos nuestros pensamientos.
Todos pensamos que ha llegado el momento de ponernos bravos, de no dejarnos pisotear por la clase política con la que contamos y de hacer algo. ¿Pero qué?
Muchos de los que están en el poder o que aspiran llegar nos dirán que tienen la solución y que saben que hacer. Pero OJO, ponernos bravos no significa patear el tablero, no significa destruir modelos o instituciones ni ver a unos como malos y a otros como buenos. Los mesías que prometen la salvación sólo están en la Biblia.
Ponernos bravos significa involucrarnos en la realidad política de mi ciudad y de mi país. Ponernos bravos es dejar de quejarnos de que los otros no piensan y votan mal. Es momento de luchar por que aquellos que están en el poder garanticen elecciones transparentes en abril del próximo año y, sobre todo, es momento de escoger de forma consciente. Ya no podemos escoger el mal menor. Debemos escoger aquellos que nos garanticen el desarrollo económico y disfrutar del fruto de nuestro trabajo. Aquellos que nos liberen de trabas para nuestros emprendimientos y que entiendan que los emprendedores peruanos y las empresas peruanas tienen la capacidad de generar bienestar para muchas personas y que son NECESARIAS para el desarrollo. Deben entender que el estado no genera riqueza, eso lo hacen las empresas, que el Estado es lento y poco eficiente y necesita cambiar.
Pongámonos bravos con las propuestas que prometen la luna, el cielo y las estrellas, pero no te dicen cómo ni para quiénes. Pongámonos bravos con los que quieren nuevas realidades y modelos que nunca han tenido buenos resultados en ninguna parte de lo que llamamos planeta tierra.
Si queremos pegarle a alguien, peguémosle a la indiferencia y a la apatía frente a la política de nuestro país. Si no nos involucramos, los mismos de siempre lo harán y seguiremos como estamos.
En resumen: ¡Hay que ponernos bravos!