Principal

Gabinete de la desconfianza

Publicado: 26/08/2021
4 minutos

Es difícil que un Ejecutivo repudiado por casi el 80% de la población y con graves cuestionamientos, pueda generar algún tipo de confianza en el país y los consensos políticos necesarios para lograr sus objetivos, que además siguen sin ser claros.

El discurso del premier Guido Bellido en el Congreso en busca del voto de confianza fue más político y simbólico que programático. Sin referirse a los serios cuestionamientos, denuncias y pedidos de renuncia para varios miembros de su gabinete, hizo algunos anuncios generales sin medidas concretas que aterricen sus propuestas. Tampoco se refirió a la incertidumbre ni al alza de precios.

Hubo mucho ruido y pocas nueces tras casi tres horas de discurso. Casi nadie le prestó atención a los temas de fondo o a la política general del gobierno que expuso Bellido; ni a lo urgente y menos a lo importante. La mayoría ‘debatía’ si el premier debía o no iniciar su mensaje en quechua y aimara, lenguas originarias de casi 4 millones de peruanos que son reconocidas como idiomas oficiales del Perú.

Fue un gesto reivindicativo, pero también fue una provocación para la oposición que no ayuda en estos momentos de incertidumbre y crispación que predominan en el país por la situación política y económica. Las lenguas deben sirven para unir, no para dividir.

El premier también mencionó los ejes del gobierno: consenso político, prevención de actos de corrupción, respeto a las libertades democráticas establecidas en la Constitución y tratados internacionales.

Pero es difícil que un gabinete repudiado por casi el 80% de la población y con graves cuestionamientos, pueda generar algún tipo de confianza en el país y los consensos políticos necesarios para lograr sus objetivos. 

Un gobierno con un premier como Guido Bellido, investigado por lavado de activos, apología al terrorismo y terrorismo, y con un ministro como Iber Maraví, sindicado por la Dircote de participar en atentados terroristas, pierde legitimidad y credibilidad.

Además los mensajes siguen siendo contradictorios. Por un lado, Bellido habla de unidad nacional, respeto a la democracia o de cerrar brechas sociales, pero luego insiste en la trasnochada idea de una “nueva República”, que no es otra cosa que instaurar un proyecto refundacional dogmático que nos conducirá progresivamente a la destrucción de la democracia formal y la economía de mercado.

El premier no tocó el tema de la Asamblea Constituyente, porque saben que es una batalla perdida en el Congreso, pero insistirán a través de un referéndum con la recolección de firmas en las calles. Lo que no dicen es que esta o cualquier iniciativa para lograr una nueva Constitución tiene que pasar por el Congreso, a no ser que parte del plan de Perú Libre sea cerrar el Parlamento, como ya lo han advertido.

Bellido anunció además medidas para la cobranza efectiva y rápida de las deudas tributarias, pero no precisó las acciones concretas para lograrlo. Confirmó también que buscarán aumentar la tributación del sector minero “en los casos donde los precios internacionales se han incrementado de manera relevante”.

En otro momento anunció proyecto de ley para fortalecer y modernizar al Banco de la Nación y facultarlo a otorgar créditos y realizar cualquier tipo de operación o servicio en moneda nacional, pero no dijo que una medida así es inviable. Lo que no explicó es quién asumirá el riesgo de esos créditos, ni de dónde saldrán los recursos y menos cómo harán para garantizar que esos créditos se paguen. Todo esto hace suponer que los platos rotos los pagarán los contribuyentes. Además, esa iniciativa atenta contra del rol subsidiario del Estado, contemplado en el artículo 60 de la Constitución.

Bellido habló además de una “segunda Reforma Agraria”, pero en realidad lo que planteó es una política de promoción agraria. Otra vez, priorizó la forma sobre el fondo. Para ello el premier indicó que priorizarán el destrabe Chavimochic III (Palo redondo), paralizado hace cuatro años y cuyas posibilidades de reactivación son complejas. Este proyecto tiene problemas técnicos, económicos, políticos y de corrupción, por lo que no queda claro cómo lo harán, más aún si el gobierno actual no genera confianza ni consensos.

En hidrocarburos, el jefe de gabinete adelantó que se reestructurará Petroperú para que participe en todas las actividades del rubro, incluyendo la exploración y «su accionar en las energías renovables, como lo hacen hoy muchos gigantes del rubro», pero el Estado no es el mejor empresario, como lo muestra historia y las cifras que arrojan las empresas públicas, sin contar que destinar recursos de los contribuyentes a una actividad muy riesgosa no tiene sentido en un país con tantas necesidades.

Bellido ha confirmado el camino que ya había adelantado el presidente Castillo en su discurso del 28 de julio: más actividad empresarial del Estado y más gasto social, pero aquí hay otro problema. Si el gobierno no es capaz de generar confianza, la inversión privada seguirá congelada. Entonces, ¿de dónde saldrán los recursos para todo lo que pretenden hacer?