Aquí todos estamos en el mismo auto. Hombres, mujeres, blancos, negros, cholos, marrones, de cualquier color, niños, niñas, jóvenes. Y en este auto que se llama Perú hoy está todos patas pa arriba. Ayer cerraron el congreso, hoy quieren botar al presidente y la salud y la economía hasta el perno.
Tú dirás, bueno, a mí ni el estado ni los grandes empresarios me dieron nunca nada. NO me interesa la política. Prefiero seguir trabajando y vivir. Eso es lo más importante, siempre. Que se maten entre ellos.
Pero pasa algo, querido lector. Si tú no te involucras, otros lo harán y probablemente capturen el estado y las cosas vayan peor. Entonces tarde o temprano, quizás no a ti, pero sí a tus hijos o nietos, les caerá el peso de tu decisión de no haberte involucrado en Política con P Mayúscula. ¿Qué es involucrarse en Política con P mayúscula? Te lo explico.
El estado nunca te dio nada a cambio por tus impuestos. Es más tú probablemente no pagas impuestos, mas que un poquito de IGV cuando compras algo en alguna tienda formal. Y si puedes, evitas la factura. Cuando haces eso, le cargas la cuenta a otros peruanos que sí pagan. Te cuento que el 1% de peruanos paga el 85% de impuestos. ¿Te parece justo? Involucrarte en Política con P mayúscula es pensar en el Perú, pagar impuestos, exigir que te den un comprobante, jugar con las reglas de juego, al menos en las cosas pequeñas que compras.
Luego en tu vida cotidiana eres muchas veces egoísta, indiferente, no respetas las reglas para convivir con los demás. Quien sabe y hasta tú mismo alguna vez has «sembrado» a alguien o lo has estafado, y sí puedes, no tienes mucho que perder, pero, ¿los demás? ¿Tus hijos? ¿Tus nietos? Participar en Política con P mayúscula implica colaborar, ayudar, no mentir, no robarle a los demás, hacer bien el trabajo, dar un buen servicio.
Entonces, si no participas en Política con P mayúscula, cuando tu hija de 19 años, en algún tiempo te pregunte ¿por qué mamá o papá este país es tan difícil, por qué yo no pude salir adelante, por qué a pesar de tu trabajo, yo igual no tengo estudios, nunca pude conseguir una buena chamba, por qué nunca mejoré nuestra situación? ¿Qué le responderás?
Y la respuesta es fácil: viviste siendo indiferente, rompiendo las reglas, dejando de colaborar con los demás, votando por cualquier, por el que más te prometía pero era el peor candidato, el menos educado, el que tenía menos experiencia. Te preocupaste solo por ti, supuestamente y los tuyos, pero te olvidaste que tú y los tuyos viven conmigo, con él, con ella, con todos y todos vivimos juntos.
Te agarraste de papá estado y varios políticos y «líderes» y te creíste ese cuento de que con la plata de los ricos podrían mantenerte a ti, como si los ricos sacaran plata de los árboles. La plata se produce, y una vez que se produce es tuya, seas rico o pobre. Y hay que respetar la plata de los demás.
Y no te diste cuenta de lo más importante: que por no participar, dejaste que alguien más se robe el dinero del estado. El estado es el problema, porque luego cuando ganas un poco más, empieza a perseguirte. Se da cuenta de que existes y no busca ayudarte a crecer, solo busca chaparte para quitarte tu plata y controlarte. Pero tú lo permites porque al irte del sistema y mantenerte en la informalidad, no solo te condenas a ser un enano, sino también condenas a los demás a pagar los platos rotos, a pagar la cuenta y a que entre gente poco preparada al poder… Piensa qué le dirás a tus hijos. ¿A quién culparás? ¿A los demás? ¿Qué puedes hacer?