El Ministerio de Salud (Minsa) confirmó que el Perú entró ya en una tercera ola de COVID-19 ante el aumento de contagios -más no de muertes- en las últimas semanas, debido a la presencia de la variante Ómicron, y anunció una serie de medidas que regirán desde este viernes 7, como la ampliación del toque de queda de 11:00 pm a 4:00 am (ya no desde las 2:00 am) y la reducción de aforos.
El problema es que el gobierno comete los mismos errores de la primera y segunda ola. En lugar de reforzar el primer nivel de atención hospitalaria a tiempo, con más camas UCI y oxígeno, opta por recortar libertades (revisa aquí las nuevas disposiciones).
Pese a que se alertó hace meses de la llegada de la tercera ola, el ministro de Salud, Hernando Cevallos, anunció que en 10 días recién llegarán 300 camas UCI y que en febrero se contará con otro lote de 300.
A la fecha, la ocupación de las UCI en todo el país llegó al 60%; en Lima es de 75% y en las regiones de Piura, Lambayeque y La Libertad supera el 80%, según cifras de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva. Hasta el 4 de enero último, había 899 pacientes graves con ventilación mecánica, informó el Minsa.
El presidente de la Federación Médica del Perú, el neumólogo Danilo Salazar, dijo que el error del Minsa ha sido no repotenciar las postas y centros de salud, es decir, el primer nivel de atención, a donde van los contagiados con la nueva variante ómicron.
El otro problema es que el gobierno incrementó las camas UCI, pero no el personal especializado necesario para que las atiendan. Incluso, el Minsa acaba de anunciar que capacitará a médicos generales para que se sumen a estas unidades.
Persisten en los errores
Sin embargo, el Ejecutivo insiste en adoptar medidas que no han funcionado en las dos primeras olas pandémicas, como ampliar el toque de queda y reducir los aforos. Al contrario, esto suele provocar más aglomeraciones en las últimas horas de la noche en los establecimientos que están por cerrar.
Además, miles de pequeños negocios de comercio, entretenimiento, gastronomía y turismo, que estaban luchando por salir de la crisis, verán otra recortados sus ingresos porque tendrán que cerrar a las 10:00 pm, una hora antes del toque de queda. Esto tendrá un impacto en la economía y el empleo.
Con menores aforos, las ventas del sector de restaurantes bajarían un 20% y e los hoteles, entre 40% y 50%, según Blanca Chávez, presidenta de la Asociación Peruana de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora). “Si los aforos bajan mucho, los restaurantes seguirán cerrando y las reservas en los hoteles caerán. El mayor problema se centra en el sector informal donde no hay control ni fiscalización”, apuntó.
Lo que sí funciona
En cambio, lo que la evidencia y diversos estudios recogen, es que lo sí ha mostrado efectividad en la lucha contra la COVID-19 es la vacunación, las pruebas de descarte y evitar aglomeraciones en lugares cerrados.
De hecho, lo que se ha registrado en las últimas semanas es un incremento de contagios, pero no de muertes, gracias al avance de la inmunización en el Perú, que está en cerca del 80% de la población objetivo. El 90% de los fallecidos en el país en los últimos seis meses no estaban vacunados, según datos oficiales.
El ministro Cevallos también acaba de anunciar recién la habilitación de 750 puntos para que los ciudadanos se hagan la prueba molecular de forma gratuita, luego de que en los últimos días se observaran largas colas y aglomeraciones en el Campo de Marte, en la Videna o en el parque Huiracocha, donde cientos de ciudadanos pugnaban por hacerse un test de descarte, que es clave para establecer cercos epidemiológicos.
¿Por qué siempre las autoridades esperan a que un problema estalle para adoptar medidas? Lo mismo de siempre.