Un sacudón de 7.5 grados nos volvió a mostrar la realidad en los departamentos. El epicentro ubicado en Santa María de Nieva, en Amazonas, hizo que los 430,000 habitantes de ese departamento vivan una pesadilla. Hasta el momento son 2,100 personas las afectadas, 420 viviendas dañadas, 35 establecimientos de salud afectados (uno destruido completamente) y ni qué decir sobre estructura educativa: 10 colegios dañados. Esperemos que puedan estar operativos antes de marzo 2022, cuando se retorne a clases presenciales. También hay carreteras destruidas, miremos el siguiente video que un ciudadano nos mandó.
Amazonas ha sido una región que, en los últimos 12 años, sin contar el 2020, creció 5% en promedio. La región, con alto potencial turístico gracias a la fortaleza de Kuélap, carecía de conexiones, tanto terrestres como aéreas. Entre los años 2014 y 2016, gracias a la coordinación entre varias instituciones del Estado y una apuesta del sector privado, se construyó telecabinas (el Estado lo cofinanció), se habilitaron aeródromos en Jaén y se pavimentaron carreteras. Se logró que el turismo despegue y sea un motor en esta región.
Sin embargo, no fue suficiente. El terremoto ha vuelto a mostrar las brechas que los departamentos enfrentan y que ahora, tras este desastre, serán aún más marcadas. Con información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Amazonas es el departamento con la menor cantidad de hogares con conexión a internet: solo el 4.5%. A eso hay que sumar que, debido al terremoto, se perdieron más de 10 kilómetros de carreteras. Estas dos variables juntas hicieron difícil que la ayuda llegue y que se pueda dimensionar el real impacto del sismo.
Según comentan algunos ciudadanos que viven en Amazonas, solo las entidades estatales poseen acceso a fibra óptica. Y que el plan para masificar este servicio es para dentro de tres o cuatro años. En el caso de los colegios, la mayoría no tiene internet y a los que si cuentan con conexión, solo les entrega 1 Gygabyte (GB) tanto para carga como descarga. O sea, para descargar un libro, los escolares consumen la poca disponibilidad que les conceden. Dada esa limitación, muchos hoteles y empresas permiten que los niños accedan a sus instalaciones para que puedan realizar sus tareas.
Pero no solo la conexión de internet o las pocas vías terrestres son un problema para los ciudadanos en Amazonas. La mayor dificultad que tienen es de acceso al agua. Miremos la gráfica N°1. Menos del 30% de los hogares en Amazonas consumen agua potable gracias a una red pública. Muy alejado del promedio nacional que es más del doble, 68%.
También es uno de los departamentos donde los hogares poseen el menor acceso a consumo de agua con los niveles óptimos de cloro. La gráfica N°2 muestra que es solo del 10%, una gran brecha respecto al nivel nacional, que es casi 4 veces más.
Y ni qué decir de los temas de saneamiento. En Amazonas, solo el 56% de los hogares posee acceso a un sistema de alcantarillado, otra vez, muy lejos de los niveles que a nivel nacional se reporta.
Y, como ya lo hemos dicho antes, recursos para revertir esto, existen. Sin embargo, la gestión en los diferentes niveles del Estado deja mucho qué desear. En la tabla N°1, se ve el presupuesto que el departamento de Amazonas contó y cuánto ejecutó. En ese período de tiempo, solo se ha logrado ejecutar, en promedio, un 85% del Presupuesto Institucional Modificado (PIM); es decir lo realmente transferido. Otra forma de verlo es que son casi S/160 millones que en cada año no se gastaron.
Por otro lado, todos sabemos que los terremotos son aleatorios y no se sabe cuándo ocurrirá uno. Pero sabemos que son reales, y con mayor razón, si no sabemos cuándo sucederá uno, tenemos que estar preparados. Para eso, en el presupuesto de la República, existe la categoría presupuestal “068: Reducción de la vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres”. No solo para enfrentar sismos, sino todo tipo de desastres naturales. ¿Cuánto avanzó Amazonas respecto a los departamentos del norte? Como muestra la tabla N°2, es la región con la segunda menor ejecución en esta categoría.
Es imposible no dejar de mencionar a Tumbes. Después de lo que sufrió en el 2017 con el Niño Costero, no hayan aprendido la lección y solo tengan un 19% gastado para esa categoría tan sensible. Pero lo que más llama la atención es que ese presupuesto inició con solo S/10.5 millones (PIA). ¿Para qué pidieron S/26 millones más? ¿Para guardarlo en el banco? Esto deja a las autoridades locales sin argumentos para que, en un futuro, antes nuevos desastres naturales, le echen la culpa al centralismo limeño de sus irresponsabilidades.
Pero centrémonos otra vez en Amazonas. El departamento posee 84 distritos. Al 2018, la gran mayoría tuvo reducciones significativas de pobreza entre los 5 a 20 puntos porcentuales. Sin embargo, la pobreza aún está presente. Una provincia de Amazonas está dentro de las 20 más pobres. Siete distritos aumentaron su pobreza entre 5 a 20 puntos porcentuales. Y, por la pandemia, se tema que más distritos lleguen o pasen la línea de pobreza.
Para revertir esta situación, el departamento no puede dejar de invertir. Y tiene que meter el turbo más aún con la situación que ha dejado el terremoto. Dado esto, no entendemos cómo es posible que proyectos, en los campos que más preocupan a la población, educación, salud y agua, estén paralizados o ni siquiera se hayan empezado a ejecutar.
Miremos la gráfica N°4. Empecemos con proyectos de agua y saneamiento. Según InfObras, portal de la Contraloría General de la República (CGR) para el seguimiento de proyectos, S/143 millones en obras están paralizados y un monto descarado de S/165 millones nunca inició su ejecución.
Vayamos a un mayor número de proyectos. Lo que muestra la tabla N°3 son proyectos de salud, educación e infraestructura que fueron aprobados no en el 2020 o 2019, sino que vienen desde el 2009 y aún no se ejecutan. Solo en estos 8 proyectos, son más de S/728 millones donde los recursos se han subutilizados.
“Bagua no tiene agua potable. Y eso que es una ciudad grande. Es más, hubo un paro la semana pasada para que incluyan en el presupuesto central la construcción de su hospital, porque solo tenían un puesto de salud. Ahí no más saca tu línea”, nos cuenta Didier Arce, ciudadano y empresario hotelero en Amazonas. Desde el 2016, existe el proyecto de mejoramiento de la capacidad resolutiva del hospital Santiago Apóstol en Bagua… ¿su avance? 0%. Nunca se ha ejecutado.
El terremoto, que lamentablemente cobró la vida de un niño, es una advertencia para las amenazas a futuro. Es altamente probable que el Fenómeno de la Niña se presente este verano. Didier Arce sostiene que para Amazonas sería un verdadero problema, porque genera sequías; y sin la presencia de lluvias, los incendios forestales se multiplican en la región.
Hoy lo más importante es revertir la situación en la que está Amazonas. Volverla a reconectar y que sea abastecida de los productos tanta de primera necesidad como de gasolina. A la vez, evitar a como dé lugar el represado de las agua del río Utcubamba, uno de los principales afluentes del río Marañón, debido a que el terremoto provocó una licuefacción de los suelos en las laderas cercanas, las cuales cayeron sobre la cuenca como muestran las fotos.


Y una vez más. Sin una buena gestión de los recursos, los cuales son escasos, nunca podremos cerrar las brechas que reducen nuestras posibilidades de desarrollo y que nos hacen ver tan desiguales y distantes entre peruanos. Después de resolver las consecuencias más urgentes del terremoto, el cierre de brechas debe ser prioridad. Sobre todo en lo que respecta a cerrar los déficits en infraestructura de saneamiento o de acceso a agua.