La reforma del sistema de pensiones peruano que se debate en el Congreso genera más dudas que certezas hasta el momento, porque lo planteado -y aprobado- por la comisión especial a cargo de esta tarea, de la que dependerá la pensión de millones de peruanos, no ataca los principales problemas de fondo: la poca cobertura, las pensiones bajas y la sostenibilidad del sistema.
La falta de cobertura se refleja en que 7 de cada 10 peruanos mayores a 60 años no reciben ningún tipo de pensión, ni del sistema público (ONP) ni del privado (AFP), y tampoco del programa Pensión 65. La razón principal es la alta informalidad del mercado laboral peruano.
Y los pocos que sí tienen una pensión, reciben montos bajos, porque la tasa de reemplazo, que es el porcentaje del último sueldo que el trabajador ganó antes de jubilarse, está por debajo del 40%. ¿Cómo así? Bueno, si una persona se jubila con un sueldo de S/1,500, su pensión será menos de S/ 600.
En la actualidad, al 58% de jubilados en el país le pasa esto. ¿Y por qué, te preguntarás? Por la baja densidad de aportes al sistema, es decir, la mayoría de personas no cotiza durante toda su vida laboral, debido a que oscilan entre el sector formal e informal.
Por ello es fundamental que la reforma del sistema de pensiones incentive la formalización de la economía. Hoy se calcula que 7 de cada 10 personas que trabajan en el país son informales y la pandemia debe haber empeorado esta situación, porque muchos trabajadores perdieron el empleo formal que tenían.
La sostenibilidad del sistema de pensiones es la otra clave. En el caso de las AFP, estas son autosostenibles por definición, porque se financian con los aportes que hacen sus afiliados a un fondo de capitalización individual, pero la ONP, por más que reciba aportes (un trabajador destina el 13% de su sueldo), se financia con impuestos que solo pagan unos pocos.
En el caso del sistema público, el 15% de las pensiones las financia el Estado, a través de Pensión 65 y la ONP, porque con los aportes de los trabajadores no es suficiente. De hecho, 2 de cada 3 personas no logra una pensión porque no alcanzaron los 20 años de aportes que se exigen. O sea, este es un sistema que, con el paso de los años, será cada vez más insostenible.
Pero la propuesta del Congreso que más preocupación genera es la que crea, precisamente, una nueva entidad estatal, el Organismo Público de Pensiones (OPP), que dependerá del gobierno de turno. Esta OPP -una ONP con otro nombre- sería la que gestione el sistema de pensiones unificado, tanto el público como el privado. Es decir, en la práctica desaparecerían las AFP, que, con todas sus deficiencias, han mostrado ser el mal menor.
Una propuesta, cuatro pilares
La Asociación de Contribuyentes del Perú (ACP) ha elaborado una propuesta de reforma del sistema de pensiones de cuatro pilares, que no solo mejoraría la cobertura y el monto de las pensiones, sino también incentivaría la formalización:

- Pilar no contributivo o solidario. Implica una pensión mínima para casos de extrema pobreza (donde estaría incluido el programa Pensión 65).
- Pilar semi contributivo. Garantiza una pensión segura financiada por mecanismos de aportes por consumo de IGV y capitales semilla, y otra parte con gasto público, para trabajadores de bajos ingresos e informales.
- Pilar contributivo. Pensiones que se autofinancian con aportes a cuentas individuales por parte de trabajadores dependientes y formales, principalmente.
- Pilar voluntario. Son los aportes de aquellos con mayores ingresos, que se daría a través de descuentos tributarios al impuesto a la renta, el IGV y otros incentivos al ahorro previsional.
¿Cómo funcionarían estos pilares?
Según la propuesta de la ACP, una de las claves que puede estimular la formalidad y a la vez prevenir la insostenibilidad fiscal del sistema es el capital semilla. ¿Qué es esto? ¿Cómo funciona? El Estado depositaría a cada peruano recién nacido una cantidad de dinero en una cuenta individual para su pensión futura.
Por ejemplo, si el monto fuera de 200 soles, a una tasa de 8% anual promedio, en 65 años, cuando la persona esté en edad de jubilarse, el fondo habría alcanzado los casi 30 mil soles, que dividido en 20 años más, darían 120 soles mensuales como mínimo. El monto del capital semilla es tentativo (si el aporte es mayor, la rentabilidad también), pero lo fundamental de esta medida es que amplía la cobertura del sistema a todos los peruanos desde la raíz.
La otra clave de la propuesta de la ACP consiste en que, por más que haya distintos pilares de financiamiento, las cuentas de los afiliados serán siempre individuales; es decir, cada persona será dueña de su fondo, y en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, los aportes de una persona deben financiar otras cuentas individuales. El financiamiento de los pilares no contributivos y semi contributivos debe provenir de aportes directos del Estado o de descuentos tributarios a favor de la cuenta individual del afiliado.
En el último punto, es clave que todos los aportes (descuentos impositivos, capitales semilla y los aportes obligatorios y voluntarios) deben ser rentabilizados por entidades privadas, con el objetivo de que estos crezcan en el tiempo y favorezcan al pensionista y a su vez disminuya la carga fiscal a futuro. Aquí es importante que compitan entre sí las administradoras, los bancos y otras instituciones internacionales a través de subastas, con el objetivo de lograr mejores rentabilidades y comisiones (lo que paga un afiliado por el manejo de su fondo de pensiones).
Así que ya sabes, no existen soluciones mágicas para mejorar la cobertura y las pensiones en el país. Si algún candidato en la campaña para las elecciones de abril del 2021 te promete acabar con el “abuso de las AFP y del sistema”, te está engañando. Escuchemos a quienes tienen propuestas serias y viables para los problemas reales del país. Que no te floreen.
(Foto de cabecera: Andina)