La exlegisladora Mirtha Vásquez se convirtió este jueves en la sexta mujer que asume la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) en la historia del Perú. Lo hizo en reemplazo de Guido Bellido, el controvertido expremier que en 69 días en el cargo sumió al gobierno y al Perú en el caos y la incertidumbre.
La sola salida de Bellido Ugarte ya es positiva el país, y su efecto en la economía ha sido inmediato: este jueves, el dólar bajó hasta los S/ 4.09 desde los S/ 4.14 de la víspera.
El reto ahora de Mirtha Vásquez, que presidió el Congreso durante el gobierno de transición de Francisco Sagasti, es recuperar la confianza y la credibilidad del Ejecutivo, tender puentes con la oposición y lograr acuerdos mínimos con el Legislativo para darle estabilidad al país, con el objetivo de poder controlar la pandemia, reactivar la economía y recuperar los empleos.
Pero, ¿quién es Mirtha Vásquez? ¿Estará a la altura del reto que enfrenta?
Mirtha Vásquez es una mujer de izquierda, abogada de profesión y natural de Cajamarca, donde nació el 31 de marzo de 1975. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Cajamarca y tiene una maestría en Gerencia Social en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), según su hoja de vida.
En su cuenta de Twitter, la flamante premier se describe además como “activista ambientalista y defensora de derechos humanos”. Precisamente, antes de ser congresista fue abogada de Máxima Acuña y su familia contra la minera Yanacocha, que la denunció por el delito de usurpación agravada a raíz de la presunta invasión de un terreno de 30 hectáreas.
Fue abogada además en la Asociación Pro Derechos Humanos entre 2003 y 2019. Luego empezó su campaña al Congreso con el Frente Amplio, agrupación de izquierda con la que postuló como invitada y alcanzó un escaño con 12.687 votos en su región.
Como legisladora primero y luego presidenta del Congreso tuvo una actuación destacada, en la que reveló los polémicos pedidos de viajes de congresistas de las entonces bancadas mayoritarias, las presiones para aprobar la devolución de fondos de la ONP, y también fue autocrítica con los ascensos que había aprobado, que finalmente corrigió.
También impulsó algunas normas importantes en aquel periodo enfocadas a la seguridad alimentaria, la salud, vivienda social y la ley antimonopolio, pero también defendió otras medidas populistas y peligrosas para el país, como la eliminación del CAS, que está ahora en manos de Tribunal Constitucional, y la derogación de la ley agraria.
Más allá de su postura ideológica, a Mirtha Vásquez se le reconoce su compromiso con el país, su vocación democrática y dialogante y su defensa de las instituciones en el país. “Íntegra, inteligente y dialogante. No comparto su postura ideológica porque no soy de izquierda, pero es un triple salto mortal en integridad y diálogo que se aplaude”, dijo sobre la nueva premier Leonie Roca, presidenta de la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN).
La sombra de la Constituyente
Lo que está por verse ahora es la flamante jefa del gabinete tiene la capacidad de hacer una gestión realista, que priorice los problemas urgentes del país en lugar de los fetiches de la izquierda o de Perú Libre en este caso, como la nueva Constitución o una Asamblea Constituyente, que en estas circunstancias sería un despropósito, no solo por lo incertidumbre que generaría, sino también por el riesgo que implica para la democracia, porque allanaría el camino para los arrebatos autoritarios del régimen.
En El 13 de diciembre del 2020, Mirtha Vásquez, que por entonces presidía el Congreso, aseguró que el proyecto de ley que planteó su bancada (Frente Amplio) para someter a referéndum la elaboración de una nueva Constitución “es el primer paso para llevar a cabo la reforma constitucional en el próximo gobierno”.
“Más allá de esperar de que haya mayores voces en las calles protestando por eso, hay que dar una respuesta, canalizar. No hay que tenerle temor a plantear algunos primeros pasos, que es lo único que podemos dar en esta etapa. Creo que el próximo gobierno va a tener que encarar el problema de fondo, cómo va a ser la reforma, cómo será la Constituyente”, dijo por aquel entonces.
¿Seguirá pensando lo mismo? ¿Apoyará el fetiche de la Constituyente que el propio Castillo defiende hasta ahora? Ahí se verá si realmente podemos hablar de un cambio en el gobierno.