La consigna de que “que se vayan todos”, producto del hartazgo ciudadano frente a las crisis políticas contantes que atraviesa el país desde el 2016, no garantia que lo que venga después sea mejor. Ya lo hemos visto.
La última encuesta de Ipsos para América TV, revela que, al margen de lo que señale la Constitución, si Pedro Castillo y Dina Boluarte fueran vacados o renuncien, el 74% de peruanos preferiría que se convoque a elecciones generales para presidente, vicepresidente y congresistas.
Primero, porque la oferta electoral sería casi la misma y, segundo, un escenario así no soluciona los problemas de fondo que tenemos. Se hace urgente encontrar formas para inducir la participación política de candidatos con mayor preparación, porque estamos viendo el alto costo político y económico que implica darle poder a oportunistas.
Ya está en marcha una primera reforma en el Congreso para eliminar el voto de confianza para cada nuevo gabinete de ministros, en línea de lo propuesto por la Comisión de Reforma Política en el 2019. Es una medida positiva, según expertos. El dictamen ya se aprobó en la Comisión de Constitución, pero el camino es largo porque, como toda reforma, requiere de amplio consenso: 87 votos en dos legislaturas consecutivas.
Pero en medio de esta tregua media aguachenta que se han dado el Ejecutivo y el Congreso, sería bueno empezar la discusión de otras reformas necesarias para no estar viviendo de crisis en crisis. En los últimos 20 años, se presentaron al menos 80 iniciativas de este tipo, la mayoría para regular la vacancia presidencial y el retorno a la bicameralidad.
¿Cuáles podrían ser estas reformas?
El abogado y politólogo Javier Albán lanzó algunas propuestas que podrían dar un mejor balance de poderes en el corto plazo frente a situaciones como las que estamos atravesando.
Precisamente, una de estas reformas tiene ver con el impedimento temporal o permanente del ejercicio de la Presidencia, regulado en el artículo 115 de la Constitución, que en la actualidad no precisa si ante la incapacidad permanente del presidente y los vicepresidentes de asumir el poder, el presidente del Congreso, que toma las riendas del país de forma transitoria, debe convocar de inmediato a elecciones solo presidenciales o generales.
La otra reforma tiene que ver con la disolución del Congreso, que el artículo 134 de la Constitución regula. Como en el caso anterior, tampoco se precisa si se deben convocar a elecciones generales o solo congresales en caso se cierre el Parlamento.
Otra reforma que plantea Albán es la de la inmunidad presidencial, regulada en el artículo 117 de la Constitución, que pasa básicamente por agregar más causales que las previstas actualmente, como cometer infracciones graves contra el orden democrático.
Según explica Albán, al dejar la destitución solo en el artículo 117, sin mezclarla con el 113, «tendríamos un juicio político propiamente dicho para el presidente», lo que en otros países se conoce como «impeachment», en lugar de un «proceso de vacancia mal adecuado para destituir».
“También incluiría la bicameralidad, repensar el presidencialismo, cómo se elige al Tribunal Constitucional y al defensor del Pueblo, etc. Pero planteo un paquete mínimo, porque eso me parecería mejor que cambios aislados”, sostiene.
“También derogaría el artículo 90-A, con lo que se permitiría otra vez la reelección de congresistas. Yo sé que ese cambio se aprobó en el referéndum de 2018, pero le ha hecho mucho daño a nuestro sistema. Fue populismo. Sin reelección nos aseguramos Congresos novatos cada 5 años”, agrega Albán.
Otros cambios a considerar
Además, algunas modificaciones constitucionales para evitar nuevas crisis pueden pasar por considerar la acusación por delitos graves para que haya una salida cuando se insiste en nombrar a ministros con cuestionamientos. “Con eso se podría garantizar la idoneidad de personas en el cargo”, apuntó en El Comercio la presidenta de la Asociación Civil de Transparencia, la politóloga Adriana Urrutia.
También es necesario analizar cambios para fortalecer nuestro sistema de partidos, de modo que permita que haya una mejorar la oferta electoral y atraer a personas capaces y preparadas sin manchas en su trayectoria.