Mi amigo Polito me comentaba que estaba revisando un estudio reciente muy revelador sobre el impacto de las medidas implementadas por la pandemia. “Pero lo más triste es que no ayudaron a reducir los contagios ni evitar las muertes, y dejaron a mucha gente en la calle”, me decía. Es verdad, porque Perú tuvo una de las cuarentenas más rígidas del mundo que, entre abril y julio del 2020, destruyó 6.2 millones de puestos de trabajo. Pese a ello, igual fuimos unos de los países con la mayor cantidad de casos de contagio y muerte por este bicho terrible que hace más de un año y medio llegó para poner el mundo de cabeza.
El documento al que se refería Polito era un informe de Apoyo Consultoría que analizó el impacto de las medidas que adoptó el gobierno peruano. Los hallazgos y conclusiones del estudio pueden ayudar a las autoridades a tomar mejores decisiones, corregir lo que no se hizo bien y mejorar lo que funcionó, porque el virus seguirá entre nosotros por un buen tiempo todavía y la reactivación de las actividades económicas no puede detenerse.
Es primordial impulsar la recuperación de los sectores más afectados, como el retail y los restaurantes, que ya han empezado a ver una luz al final del túnel a medida que avanza la vacunación, pero necesitan un empujón adicional. Sentido común le llamaba mi abuelita a estas cosas.
Entonces, veamos lo que les contaba.
Las medidas más eficaces:
- La aplicación masiva de pruebas PCR, el uso de mascarillas y la vacunación evitaron una mayor propagación de casos y muertes por el virus.

- El apoyo económico (bonos y créditos) y tributario (reducción o exoneración de impuestos), así como las medidas vinculadas a evitar aglomeraciones, que pasan por ampliar horarios, aforos y espacios al aire libre, fueron las de mayor impacto positivo.

Las medidas que no funcionaron:
- Las cuarentenas totales y la inmovilización de los domingos no tuvieron un efecto positivo para contener el avance del virus.
- El toque de queda desde temprano tampoco registra un impacto decisivo para frenar los contagios y en cambio sí afecta gravemente la economía.

Bueno mis tribus, con esta información y evidencia a la mano, lo que le queda a este gobierno y al próximo es reforzar lo que ha funcionado; o sea, hacer incrementar el número de pruebas para detectar a tiempo los focos de contagio, reforzar la capacidad hospitalaria, y seguir mejorando el ritmo de vacunación. En paralelo, se debe continuar con la ayuda económica y tributaria, así como reducir los horarios de toque de queda, ampliar los aforos, promover el uso de espacios públicos al aire libre y flexibilizar las restricciones de movilidad como la prohibición de usar vehículos particulares los domingos.
En conclusión, no hay que inventar nada, sino que con los actuales niveles de contagio y un ritmo de vacunación adecuado, es momento de revisar los parámetros para flexibilizar restricciones y que estas decisiones se tomen de forma transparente.