Sobre los problemas sociales que surgen alrededor de la inversión petrolera en la selva del país
Un grupo de nativos loretanos toma la sede del Lote 95 hace algunas semanas. La Policía interviene y es agredida. Mueren tres personas. El Ejecutivo envía una comisión de alto nivel, publica una norma y ¿asunto terminado?
Piensa.pe sabe que así no se solucionan los problemas de fondo en estas zonas petroleras. Dentro de algunos meses ocurrirá lo mismo, y ¿qué queremos? ¿más muertos? ¿un nuevo “baguazo”?
De un lado, tenemos a las comunidades selváticas (nativas o no nativas) de la Región Loreto y su lógica de “el que no llora no mama”, como estrategia para recordarle al Estado sus demandas, sin importarle el impacto negativo que ocasiona cada paralización de bombeo de petróleo en perjuicio de su propia gente. La empresa paga impuestos, aporta con canon y regalías, pero aunque no tenga ninguna responsabilidad, le cierran la operación. Es la piñata de la fiesta.
Algunos medios de comunicación ambientalistas y anti-empresa plantean que estas empresas afectan el ecosistema de la zona, pero Piensa.pe tuvo acceso a diversas resoluciones de OEFA y si bien es cierto, existen algunas que implican afectaciones al medio ambiente, sorpresivamente notamos que son muy pocas y de poco impacto. Poquísimas. La mayoría de sanciones son apeladas, ganadas por la empresa, o se deben a temas administrativos y logísticos. Pero los medios y ONGs anti-empresa no te dirán eso. Solo te soltarán el número grueso. Que no te floreen.
Ahora, querido lector, ¿por qué es importante que tengas una opinión sobre lo que ocurre en Loreto y en otras regiones del país frente a la inversión extractiva (que explota los recursos naturales como minerales, petróleo o gas)? Porque esta inversión genera trabajo, impuestos, genera desarrollo y hoy en día tiene mucho más cuidado gracias a la tecnología que usa. Además, esos conflictos no siempre provienen de los nativos, hay más actores interesados detrás de la cortina.
Mientras tanto, pongamos nuestro foco en el estado. Llama la atención que tras los primeros síntomas, el Estado -quien además se supone tiene instituciones que mapean los conflictos sociales-, termine siempre apagando incendios cuando lo que le corresponde es usar bien los impuestos de estas empresas dándole servicios públicos de calidad a la población, construyendo hospitales, colegios, carreteras, etc..
Para Piensa.pe estaba cantadaso. La toma de la Estación Cinco del Oleoducto Norperuano, en Datem del Marañón, Loreto –el pasado 4 de agosto- nunca debió llevarse a cabo pero la población tenía reclamos legítimos, nunca atendidos por varios gobiernos que desperdician el dinero que aporta la empresa privada. Pedían la creación del Hospital Intercultural Rural, la instalación de una agencia del Banco de la Nación, una carretera y una compensación por el derrame de petróleo.
Si el Estado no la tiene clara, nos corremos el riesgo de desalentar la inversión, vale decir, adiós empresas, adiós canon, adiós trabajo… Mientras tanto, solo veremos reportes periodísticos que se agotan en cifras de víctimas reduciendo el problema a la pregunta ¿quién empezó primero el ataque? No esperemos que ocurra otro Baguazo. ¡Piensen.Pe!
EL BAGUAZO
Conflicto ocurrido tras la promoción de una política de inversiones como parte de la ejecución del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos durante el segundo gobierno de Alan García.
La minera Afrodita en su intento por ocupar una zona protegida legalmente desató la ira de las comunidades nativas. La transnacional suspendió sus actividades.
El 5 de junio del 2009 se registraron incidentes en Bagua (Amazonas) que dejaron como saldo la muerte de 33 personas, incluidos 23 policías.