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Cuál fue mejor, ¿la Constitución del 79 o la del 93? ¿Qué dice la evidencia?

Publicado: 24/11/2020
4 minutos

No hay que ser expertos en algo para darse cuenta de cómo estábamos en los 80 y cómo estamos ahora. Que se necesitan cambios y reformas, de acuerdo. Pero, ¿una "nueva Constitución?

Frente a las masivas manifestaciones ciudadanas provocadas por la última crisis política, sectores de izquierda continúan con el discurso de crear una nueva Constitución, a pesar que el presidente interino Francisco Sagasti ya ha declarado que no es un buen momento. Sin embargo, ¿realmente vale la pena cambiarla?

La Constitución de 1993 implicó un cambio importante en el capítulo económico respecto a la de 1979. Este cambio se efectuó luego de la crisis hiperinflacionaria del primer gobierno de Alan García, que nos dejó con niveles récord de inflación, pobreza y deuda pública.

El nuevo título del régimen económico de la Constitución del 93 determinó el rol subsidiario al Estado, la independencia del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), la inviolabilidad del derecho de propiedad, entre otras reformas a favor de una economía social de mercado. Veamos cómo nos fue con cada una.

En el periodo 1979-1993, el Perú sólo creció 0.2% cada año mientras que Chile lo hacía a tasas de 4.4%, y la región —Latinoamérica y El Caribe— crecía a 2.2% al año. La inversión privada creció apenas 0.6% y las exportaciones prácticamente no crecieron (0.1%). Sólo avanzaron las importaciones en 2.3%, lo que empeoró la balanza comercial. El Perú no tenía oportunidades y muchos migraban del país.

A partir de la Constitución de 93, el crecimiento promedio fue de 4.8%, y superamos a Chile que seguía creciendo a tasas similares que en el periodo pasado (4.1%). También superamos a la región, que incrementó ligeramente su tendencia a 2.6% de crecimiento. Con esa Carta Magna, el Perú creció 27 veces más, creció también la inversión 7 veces más, y las exportaciones aumentaban 100 veces.

Es importante notar que Chile, país que depende del cobre tanto como nosotros, siguió creciendo a tasas parecidas luego del 93. No fue el caso del Perú, que recién a partir de cambio de Constitución inicia su despegue. Por lo tanto, no es cierto que creciéramos sólo por el boom de precios de los metales. Fueron las reglas claras y la seguridad jurídica generadas por la Constitución del 93 las que permitieron este crecimiento.

Fuente: Cálculos propios a partir del FMI, BCRP e INEI

¿En qué se tradujo este crecimiento? En primer lugar, multiplicamos la riqueza nacional por persona en 7 veces (de US$968 a US$6,940 por persona). El PBI per cápita es importante porque mientras más alto sea quiere decir que el país tiene un mejor nivel de vida. Más PBI per cápita está asociado con mayor esperanza de vida, menor pobreza e incluso mejores resultados educativos.

¿Cómo nos fue en cuanto a pobreza? La pobreza y la pobreza extrema cayeron muchísimo. En 1993, mientras 1 de cada 5 peruanos vivía en la pobreza extrema, hoy 1 de cada 50 peruanos vive en esa misma situación. En este proceso, 6.4 y 2.2 millones de peruanos salieron de la pobreza y la pobreza extrema, respectivamente.

¿Y el manejo fiscal y monetario?

El Perú alcanzó niveles estratosféricos de inflación (250%) con la Constitución del 79, y ocupó los peores lugares de la región. A partir del 93, la inflación fue 60 veces menor y se alcanzaron déficit fiscales moderados. Las empresas públicas dejaron de tener perdidas que antes alcanzaban el 2% de todo el producto nacional, y la deuda e intereses se redujeron de manera importante.

Es cierto que es necesario reformar la Constitución en cuanto a los capítulos que corresponde a la estructura política del Estado, y a las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Sin embargo, está muy claro el éxito que ha tenido el capítulo económico respecto al que tuvimos en el pasado; en la misma línea ha declarado nuestro actual Ministro de Economía.

Además, lo que genera insatisfacción y reclamos en la población son las reformas pendientes en el Estado, en salud, educación y en el ámbito laboral, que permitan que más personas se beneficien del crecimiento. Aún tenemos mucho por crecer y mejorar, y para ello no existe mejor camino que profundizar en la decisión que tomamos que es la de apostar por la economía de mercado con inclusión social.

Ingeniero industrial, egresado de la Universidad de Lima, con estudios en economía, gestión y finanzas públicas. Columnista en el Diario El Reporte, fue jefe de investigación económica en la Asociación de Contribuyentes del Perú y asesor parlamentario.
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