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¿Hay algo debajo del sombrero chotano?

Publicado: 16/08/2021
5 minutos

Sin propuestas claras ni rumbo político definido, con una fuerte oposición y baja popularidad, ¿cuál es la verdadera fuente del poder del presidente? Su espejo parece ser Evo Morales. ¿Le alcanzará? Acá lo analizamos.

Portando el lápiz, a paso de caballo y con su sombrero de paja de ala ancha. Así recorrió Pedro Castillo los rincones más olvidados del “Perú profundo” -frase que acuñó Jorge Basadre en 1947- durante la campaña electoral. Aunque austera (y quizás por eso), su campaña logró lo que los otros políticos del establishment no pudieron: generar una identificación real con el interior del país.

Pedro Castillo pasó de ser un líder sindical de izquierda, que alcanzó cierta notoriedad durante la huelga docente de 2017 que puso en jaque a la educación del país, a retratarse como un humilde profesor rural y ex miembro de las rondas campesinas. El sombrero chotano que ahora luce es símbolo de este cambio de imagen que tanto éxito le dio durante el proceso electoral.

Pedro Castillo durante huelga magisterial en 2017

El hecho de que casi nunca se lo quite, incluso durante las ceremonias protocolares, confirma que su fuente de poder es más simbólica que otra cosa. Es como si no se atreviera a dejarlo de lado, ni por un segundo, por temor a que pierda poder sin su talismán.  

Pedro Castillo asume el comando de las FF.AA portando su sombrero de paja.

Quizá es hora de preguntarnos: ¿Qué hay debajo del sombrero de Castillo?

¿Es decir, cual es su fuente de poder?

Si repasamos sus intervenciones en entrevistas y debates nos damos cuenta que en ningún momento el actual presidente propone argumentos o ideas propiamente sustentadas. Tiene un escaso nivel oratorio, sumado a un desconocimiento abrumador sobre el Estado y cómo funciona la economía. Ni siquiera podemos decir que es carismático a la hora de presentarse ante el pueblo, como lo fue Hugo Chávez en su momento, por poner un ejemplo.

Su experiencia como político es nula, y solo se le conoce por liderar una huelga magisterial en 2017, que perjudicó al sistema educativo en el Perú y no logró ningún beneficio para los maestros. Hoy por hoy, sabemos que ni siquiera el principal sindicato magisterial (Sutep) lo apoya, por lo que Castillo decidió crear uno a su medida, el Fenatap, que nace de las entrañas de la facción radical del Conare, con vínculos con el Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso.

Entonces, si no son sus propuestas (no tiene ninguna viable), tampoco su carisma o facilidad para el discurso, ni el respaldo del mayor sindicato de maestros y sin un partido político detrás que lo avale, ¿dónde radica el verdadero poder de Castillo?

Es una cuestión de imagen

Como vemos, es un poder simbólico y su estrategia es simple: presentarse como un campesino humilde que ha sufrido los abusos de las clases dominantes y que está sujeto a una discriminación perpetua e institucionalizada. Con esa percepción de víctima, junto a los componentes étnicos que lo acompañan, Castillo logra una identificación con los sectores más vulnerables.

Pedro Castillo durante su investidura presidencial. Viste tradicional atuendo Liqui Liqui.

El factor Evo

El acercamiento a Evo Morales, tanto en forma como en programa político, indica que Castillo busca proyectarse como una figura indigenista, a pesar de no tener nombre andino ni ser quechua hablante. Lo vimos usar el liqui liqui por primera vez en su investidura, traje calcado al que normalmente porta Evo Morales. El ex gobernante de Bolivia incluso fue de los primeros en felicitarlo, cuando el JNE aún no había emitido un resultado oficial.

Tweet de Evo Morales felicitando a Pedro Castillo

Los hemos visto juntos en conferencias y mítines políticos durante los últimos meses y han tenido diversas reuniones desde que Pedro Castillo asumió la presidencia (no se sabe cuál fue la agenda en ninguna de ellas). Lo que esta claro es que Morales esta teniendo influencia en la organización del nuevo sindicato, Fenatap. Prueba de ello fue su participación en el foro sindical de esta agrupación el pasado 11 de agosto.

La creciente influencia del exmandatario boliviano confirma la estrategia de Castillo, que no es más que una búsqueda de replicar la imagen que tan buenos resultados le dio a Evo Morales durante década y media. A raíz de sus constantes visitas al país, debemos preguntarnos:

¿Es Evo Morales a quien debería escuchar Castillo? ¿Es Bolivia el modelo que debemos seguir? Aquí en Piensa.pe ya hemos explicado el mito de la nacionalización de recursos naturales en el país del altiplano y porqué no es viable ni sostenible.

Es curioso como un presidente que llegó al poder con un partido marxista-leninista utilice las armas de la publicidad y del marketing político al más puro estilo yankee para consolidar una imagen que no corresponde a la realidad.

En definitiva, debajo del sombrero no hay mucho más que una ilusión. Y con ilusiones no se gobierna. El desencanto popular, ante las falsas expectativas de un cambio que genera Castillo, puede volverse en un serio problema para su gobierno en cualquier momento. De hecho, empieza con apenas 38% de aprobación, la más baja en 20 años, según un estudio de Ipsos.