El expresidente Martín Vizcarra, vacado por graves cargos de corrupción y hoy candidato al Congreso por Somos Perú, aseguró este jueves que en octubre, cuando aún estaba en el poder, fue parte de los ensayos clínicos que realizó Sinopharm en Perú de su vacuna contra la COVID-19, luego de revelarse que tanto él como su esposa se habían vacunado en secreto en Palacio de gobierno.
Incluso Vizcarra Cornejo dijo le «ofrecieron» ser uno de los voluntarios en la segunda etapa de ensayos de la fase tres de la vacuna china y que se lo consultó al entonces premier, Walter Martos, quien no se lo recomendó. Martos confirmó que así fue, pero agregó que no sabía que al final había recibido la vacuna.
“Finalmente tomé la decisión valiente de sumarme a los 12 mil voluntarios y que me hagan la prueba experimental. Confirmo que fue el 2 de octubre (del 2020)”, dijo este jueves el candidato en una conferencia de prensa ofrecida en Tacna, a donde llegó para hacer campaña.
Pero todo apunta a que Vizcarra mintió otra vez, como lo hizo sobre la compra de vacunas (cuando estuvo en el poder no pudo cerrar ningún contrato) o sobre su candidatura al Congreso.
Primero, Vizcarra alega que ocultó el hecho de que se había vacunado porque así lo exigía el ensayo, pero no hay una prohibición expresa en ese sentido en el consentimiento informado que firman los que se someten al ensayo clínico, según pudo conocer este portal.
Segundo, no hay documentos o registros sobre la participación de Vizcarra en los ensayos clínicos, porque no fue parte de estos, según una fuente con conocimiento del caso que cita Perú21. «No sé porqué ha dicho que participó en un ensayo«, señala. “El presidente sabía que lo que se le iba a poner no era placebo, sino la vacuna que se había reservado para los médicos que iban a monitorear el ensayo clínico”, agrega el informante.
De lo que sí hay registro es de la visita a Palacio del jefe del programa de ensayos clínicos de las vacunas de Sinopharm en Perú, Germán Málaga, un día antes de que el entonces presidente fuese inoculado con el fármaco. El doctor Málaga no quiso confirmar ni descartar nada. Solo dijo que fue el propio Vizcarra quien lo llamó a Palacio. “Era el presidente y tenía que ir”, dijo en RPP. Luego se amparó en la confidencialidad del acto médico.
Málaga volvió a Palacio el 2 de octubre (el día que Vizcarra dice que se vacunó), según consta en los registros de visita de Palacio, pero esta vez no fue solo, lo acompañó la especialista en medicina tropical Cynthia del Pilar Castillo Flores, y el ingreso de ambos se registró, ya no al despacho de la presidencia, sino a la oficina del secretario general Pedro Angulo de Pina, hoy candidato al Congreso por Somos Perú en la región La Libertad.

En todo caso, ya la premier Violeta Bermúdez, que fue citada de urgencia al Congreso por este tema, anunció que su despacho ha solicitado el registro de voluntarios a la Universidad Peruana Cayetano Heredia, que estuvo a cargo de los ensayos de Sinopharm en el Perú.
La exministra de Salud Patricia García dijo en RPP que la segunda fase de los ensayos sirve para saber si las vacunas son seguras, y tercera fase (en la que se vacunó el expresidente) para saber si son efectivas, así que parece que tampoco no fue «valiente» cuando pidió que le pusieran la vacuna.
«Más que un acto de valentía, parece una operación para sacar provecho propio».
Juan de la Puente, analista político
Conflicto de intereses
Pero el hecho de que Vizcarra y su esposa se hayan vacunado en secreto con el producto de un proveedor internacional con el que se negociaba un contrato millonario, implica conflicto de interés y equivale a la recepción de una dádiva, que puede tener consecuencias penales, remarcó el abogado Carlos Coria.
Y hay agravantes según el penalista: primero, que Vizcarra era el Jefe de Estado; segundo, que había pandemia y crisis sanitaria de por medio; y por último, que la vacuna se iba considerar un bien escaso. «El abuso del poder público en favor de intereses personales ya es corrupción», agregó en un tuit.
«La coartada de haber sido voluntario no es verosímil. La inscripción fue online, debía llenar una ficha médica, expresar el consentimiento, documentos que al parecer no existen. Es muy casual que él y su esposa fueran los felices seleccionados a la vez».
Carlos Caro, abogado penalista.