No me florees, Principal

Los derrames en la selva que tampoco debemos olvidar

Publicado: 21/01/2022
5 minutos

Indignación ha generado lo que ha pasado en las costas de Ventanilla y Ancón, y con justa razón, porque hubo un cóctel de negligencia e irresponsabilidad muy grave por parte de Repsol. Pero es bueno reflexionar también porqué desastres ecológicos como el ocurrido el último 15 de enero en Lima se repiten hace 20 años en nuestra Amazonía con impunidad.

¿Sabes qué es el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), que depende del Ministerio de ambiente? Es sumamente técnico debido a que tiene la tarea de hacer la fiscalización ambiental, evaluación de cómo los actores cumplen o no, según el marco normativo, sus instrumentos de gestión ambiental. Y como tal, su actuación en la desastre ambiental de Ventanilla, responsabilidad de Repsol, deben evaluar los planes de contingencia cuando ocurren hechos como el registrado en la refinería La Pampilla el 15 de enero último.

La OEFA se creó en el 2008 y ha tenido harta chamba desde entonces. Maneja el Registro Único de Infractores Ambientales Sancionados (RUIAS). Las gráficas N°1 y N°2 muestran los sectores con la mayor participación en cantidad de infracciones y el número de Unidades Impositivas Tributarias aplicadas a cada subsector. ¿Qué subsector gana? El minero, pero eso es otro tema. Centrémonos en las 73,791 UIT aplicadas al subsector de hidrocarburos.

La misma OEFA indica que el número de empresas penalizadas dedicadas al rubro de hidrocarburos es de 1,157. De ellas, 1,066 poseen entre 1 a 5 infracciones. Equivalen al 92% del total y fueron penalizadas con 4,848 UIT (cabe anotar que cada año las UIT cambian de valor); es decir, un 6.6% del total sancionado. Pero, veamos el último rango. Hay 16 empresas, solo el 1.4%, que recibieron 63,384 UIT, o mejor dicho el 86% del total. Si usamos el valor de la UIT del 2021 (S/4,400), estamos hablando de multas por casi S/279 millones.

¿Cuáles fueron estas empresas? Miremos la tabla N°2. De arranque, las dos empresas más penalizadas son Pluspetrol Norte (empresa privada) y Petróleos del Perú, más conocida como Petroperú, la mayor empresa estatal y las más grande en todo el país. Casi empatados. Pero, lo que debe sorprendernos es que estas infracciones se dan por lo mismo que ha pasado en Ventanilla, por derrames de crudo, y por más que nos llegaban noticias, porque medios impresos o audiovisuales sí lo informaron, esta situación se ha repetido al menos durante los últimos 20 años.

¿Qué zonas son las afectadas por estas dos empresas? Esta respuesta te sorprenderá y dolerá más. Primero miremos las zonas afectadas por la empresa Pluspetrol. La imagen N°1 muestra que las zonas que esta empresa afectó (en rojo) se concentran en la selva de Iquitos, específicamente en tres lotes (8, 88 y 192). Sin embargo, su impacto es brutal, dado que se le califica como la empresa más contaminante.

Imagen N°1: Zonas afectadas por la operación de Pluspetrol Norte (captura de imagen de OEFA)

Ahora, pasemos a ver la imagen N°2 que muestra las zonas afectadas por las operaciones de Petroperú. O sea, todo el Perú. El sur, el centro, el norte y el oriente, donde está la selva. Las mayores penalidades que ha recibido son por el Oleoducto Norperuano (ONP), las líneas rojas que muestra la imagen. Por años, Petroperú sostuvo que era culpa de las comunidades nativas las que atentaban contra los ductos, pero una comisión investigadora del propio Congreso de la República indicó que existía colusión entre Petroperú y empresas remediadoras.

Imagen N°2: Zonas afectadas por la operación de Petroperú (captura de imagen de OEFA)

Tal como informa la organización Earth Rights, la selva, desde el 2000 hasta el 2019, ha soportado 474 derrames de petróleo. “Más de 2 mil sitios impactados y contaminados identificados en territorio de la Amazonía Norte”. Y agrega: “El 65% de los derrames se debió a la corrosión de los ductos y fallas operativas, mientras que el 28% fue causado por terceros», lo que evidencia que la responsabilidad de la gran mayoría de derrames recae sobre las operadoras, tanto por condiciones o actos inseguros como por falta de medidas preventivas y predictivas.

Mientras no nos pasa o afecta directamente, normalizamos que algo ilegal o perjudicial se realice. Hoy nos indignamos hasta los huesos por lo que sucedió en Ventanilla, lo cual está muy bien, porque fue un desastre de proporciones en el que hay claros responsables que no parecen dispuestos a asumir lo que les toca. Una gran empresa, Refinería La Pampilla S.A.A., subsidiaria de otra gran empresa a nivel mundial, Repsol S.A. de España, que es dueña del 99.22% de la Refinería, cometió la irresponsabilidad de descargar un buque lleno de petróleo cuando un volcán a 10,000 kilómetros de distancia hizo desaparecer a una isla.

“Se verifica que no hay una alerta de tsunami emitida para las costas del Perú”, dijo la gerenta de Comunicación y Relaciones Institucionales de Repsol, Tine Van Den Wall Bake, el miércoles último en RPP. Estrenaba cargo, porque recién lo asumió en enero de 2022. Pero lo hizo de la peor manera. Es como decir, ‘ampay me salvo… yo le pregunté a la Marina (otra institución que ha desilusionado enormemente) por eso continué mi descarga’. Quizá ni al más pequeño de los empresarios informales que tenemos se le ocurriría dar una respuesta como esa.

¿Su gerencia de operaciones no evaluó la situación y no analizó escenario ante la probabilidad de que la Marina se equivoque, más aún cuando dos países limítrofes sí dieron una alerta de tsunami? ¿Acaso Repsol no posee departamento de riesgo? Sí, sí lo tiene. Según su memoria del año 2020 “la empresa dispone de una organización, procesos, normativa y recursos (sistemas) que le permiten identificar, analizar, evaluar, medir, priorizar, controlar y gestionar de manera integrada los riesgos a los que está expuesta (…)”. Sus procesos fallaron y ahora el daño es incalculable.

Y para mis amigos de izquierda… por favor, dejen la hipocresía. Ustedes también sabían de esta situación y jamás hicieron nada para cambiarla. ¿Por qué? Seguro porque no les era rentable políticamente. En la selva, extenso territorio, vota poca gente. Así que por favor, dejen de vestirse y maquillarse para ir a tomarse fotitos con la flora y fauna dañada. ¡No estorben!

Economista enfocado en lo financiero y políticas públicas, doglover, la pandemia me regresó al mundo gamer. Una sociedad educada y con libertad económica es lo primordial para el desarrollo
Facebook
Twitter