La línea 2 del Metro de Lima, que unirá el Callao y Ate, concluirá con cuatro años de retraso, con suerte, y empezaría a funcionar recién en el 2025. Las obras arrancaron a finales del 2014 y tenían que estar listas este 2020. Ustedes dirán, ‘si la Línea 1 demoró 25 años, esto no es nada’. Pero no, porque esta una obra clave para aliviar el caótico tráfico de Lima, que ya no da más.
La gestión pública del proyecto, que es uno de los más caros de la historia del Perú (US$ 5,659 millones), hace agua, y la burocracia estatal impide otra vez que se empiece a saldar a tiempo una deuda histórica con Lima, que es la última de las cinco ciudades más grandes de Latinoamérica en kilómetros operativos de metro, con solo 35.
Ya ¿pero qué ha pasado? La construcción de la Línea 2, la primera que será toda subterránea, ha estado plagada de retrasos. Hoy no está ni a la mitad (apenas llega al 37,8% de avance) y ya se gastaron US$ 1,500 millones sin contar impuestos. Solo se han logrado perforar unos 10 de los 35 kilómetros de túneles, ¡menos de 2 kilómetros por año!, y todavía faltan entregar 40 terrenos al consorcio constructor liderado por las españolas ACS y FCC, a cargo de la obra.
Queda claro que el proyecto le quedó grande al gobierno. El ministro de Transportes, Carlos Estremadoyro, justifica la demora en entregar los terrenos a la negativa de los propietarios para desalojar. ¿No previeron eso? Se trata de un tema de gestión, pero el gobierno también culpa a las empresas a cargo de la construcción de no haber “liberado” las obras preexistentes de agua, luz, gas o alcantarillado que han retrasado los trabajos.
Por ello, se fueron a un millonario arbitraje internacional donde cada parte le reclama a la otra una indemnización de US$ 700 millones por las demoras. A esto se suma la paralización de obras por la pandemia. O sea, peor no puede estar la cosa. Y los que pagamos los platos rotos de la ineficaz gestión del proyecto somos los ciudadanos que seguiremos padeciendo un tráfico infernal varios años más.
¿Qué se puede hacer entonces? Primero, se tiene que agilizar la entrega de terrenos; luego, sincerar los nuevos plazos en una tercera adenda al contrato. Y urge que el gobierno tome decisiones rápido porque este proyecto contribuirá a reactivar la economía, generará empleo y ayudará a resolver el problema del transporte urbano en Lima. ¿Y la Línea 4? Mejor no nos hagamos ilusiones (aún) y empecemos por elegir mejor a nuestras autoridades.
(Foto de cabecera: Andina)