Mi amiga Patty me comentaba que tenía sentimientos encontrados por la forma en que llegamos a nuestro Bicentenario luego de unas elecciones polarizantes, en la que nos peleamos y distanciamos de algunos amigos y familiares como nunca. “Han sido meses agotadores”, me decía. “Ver al profesor Pedro Castillo enfundado en la banda presidencial es un mensaje simbólico muy potente para nuestros 200 años de independencia como República”, insistía Patty.
Y en parte tiene razón (o quizás hasta ayer la tenía). Es la primera vez en nuestra historia que un hombre del campo, un maestro de escuela rural, del “Perú profundo” -frase acuñada por Jorge Basadre en 1947-, llega a lo más alto del poder; es una suerte de “reivindicación” para un sector de la población históricamente relegado.
Sin embargo, luego de su discurso presidencial del 28 de julio y de la polémica designación del congresista Guido Bellido como presidente del Consejo de Ministros el jueves último, la zozobra e incertidumbre sobre lo que nos deparará en los próximos cinco años está más viva que nunca en la población.
Por un lado, el presidente Castillo, en su primer mensaje a la nación, insistió en ir hacia un cambio constitucional por la vía de una asamblea constituyente, un mecanismo que no está en la Constitución y que le abre un frente de confrontación política y social con el Congreso (donde la mayoría de las bancadas se opone a esta aventura), así como con buena parte de la sociedad, que, si bien quiere cambios, no apoya un proceso de este tipo sino reformas puntuales, como señalan varias encuestas.
Por otro lado, Castillo sorprendió a todo el Perú con la designación de Guido Bellido como su flamante premier. Y es que a Bellido –a quienes muy pocos lo tenían en el radar–se le conoció inmediatamente una investigación fiscal por presunta apología al terrorismo luego de que en 2017 le rindiera un homenaje en su cuenta de Facebook a la terrorista de Sendero Luminoso, Edith Lagos. A ello se suma que es protagonista de un audio donde él, junto con otros actores de Perú Libre, coordina la recaudación del dinero para pagar la reparación civil de su líder, Vladimir Cerrón. Toda una “joya” al mando de la PCM.
Pero eso no es lo único que mantiene en vilo al país. La preocupación sobre el rumbo que tomará el país se ha acrecentado luego del juramento de los ministros, cerca ya de la medianoche, en una ceremonia que a todas luces mostraba una improvisación en su máximo nivel. Hasta el jueves por la tarde, Pedro Francke era el voceado para asumir el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), pero se alejó del cargo poco antes de la juramentación porque, según los trascendidos periodísticos, estaba en total desacuerdo con la designación de Bellido como premier.
Ante este escenario, hoy más que nunca resulta clave la pronta designación del ministro de Economía y Finanzas para darnos luces del camino que le espera a nuestra nación. Y es que no hay que olvidar que en temas económicos se requiere que los mensajes sean claros y las decisiones predecibles, ya que la tarea más urgente en este campo es reactivar la economía a un ritmo – al menos similar – de como estaba antes del inicio de la pandemia.
Además, y como ya lo he dicho antes, se necesita estabilidad para generar confianza a la inversión privada, lo cual se reflejará en la generación de empleo, por tanto, esto redundará en un círculo virtuoso que impulsará el consumo. Por otro lado, cuando se estabilicen las cifras a los estándares del 2019, se podría plantear una reforma tributaria, de la que ya les he hablado aquí.
Lo cierto es que hoy, con apenas 48 horas de gobierno, el presidente Castillo ha levantado más alarmas en ese gran sector de la población que sigue mirando con recelo y temor su designación como el encargado de llevar las riendas de nuestro país en el próximo quinquenio. Sin embargo, toca desearle lo mejor y estar vigilantes ante su gestión, porque de ello dependerá que el país siga creciendo en materia económica y desarrollándose en diversos campos.