Siete meses después del inicio de la pandemia del nuevo coronavirus, hay más de 150 vacunas candidatas en desarrollo en el mundo, por lo que es posible que en algún momento aparezca una lo bastante efectiva como para frenar los contagios, y aunque hay señales para ser optimistas, no existen garantías de que se vaya a desarrollar una vacuna en un futuro cercano que sea 100% efectiva.
Por ello, una primera cuestión es no esperar esa vacuna perfecta en menos de un año que nos permita volver de golpe a nuestra vida anterior. Tenemos que aprender a convivir con el virus, porque la mayoría de las candidatas a vacunas que han mostrado resultados hasta hoy alentadores aseguran entre el 50 y 60% de eficacia.
En el Perú, los ensayos clínicos de la vacuna que desarrolla Johnson & Johnson y AstraZeneca empezarán la próxima semana, anunció el gobierno, y se espera que participen unos 10 mil ciudadanos a través de una convocatoria pública que dentro de poco se lanzará.
Expertos consultados señalan que parte de la estrategia oficial debe pasar por comunicar de manera clara que las vacunas no serán 100% efectivas, para no crear falsas expectativas en la gente y evitar que se relajen las medidas de autocuidado. Y un dato más. Lo que antes parecían ser casos aislados, hoy es casi un hecho: las personas que tuvieron el virus pueden volver a contagiarse. La inmunidad natural no dura mucho.
Vacunación y distribución
Ahora, supongamos que se logra una vacuna efectiva. El siguiente paso supone un desafío monumental: conseguir que las vacunas lleguen a todas las personas, de todos los rincones de un país. De nada sirve tener una vacuna si no llega a quien la necesita. Y en el caso del Perú, las dificultades pueden ser mayores.
Pasa primero por diseñar una estrategia de vacunación a escala nacional. Estas campañas suelen tener dos objetivos: disminuir la mortalidad y la transmisión del virus. Según adelantó el gobierno, en una primera fase se enfocará en vacunar a los trabajadores de salud, las fuerzas del orden y personal de servicios esenciales; luego se espera alcanzar a las personas más vulnerables: las que sufren enfermedades crónicas y a los adultos mayores. En esta primera etapa, se espera inmunizar a unos 6 millones de ciudadanos.
Acá es clave la información, sobre dónde está la gente que se quiere atender primero y cuántos son. En el Perú, esa data no está completa o no es precisa. Se sabe que está en marcha un estudio de prevalencia en todo el país. Los resultados preliminares mostrarían que un 40% de los peruanos ya tuvo la infección. Se sabe también que hay tres estudios de este tipo a la fecha que arrojaron que, al cierre de julio pasado, en Lambayeque se contagió el 30% de su población, en Iquitos el 75% y en Lima el 25%.
Un segundo reto será transportar las vacunas, porque implica enormes esfuerzos logísticos que obligarán a un trabajo coordinado en todos los niveles de gobierno. El mayor problema quizá esté en que no se rompa la cadena de frío, porque la mayoría de vacunas deben mantenerse refrigeradas a una temperatura de entre 2 °C y 8 °C.
¿Estaremos preparados para ello llegado el momento? Más vale que lo estemos.
(Foto de cabecera: Andina)