No me florees, Principal

Las cinco mentiras de Perú Libre para promover su Asamblea Constituyente

Publicado: 15/09/2021
6 minutos

En lugar de trabajar por el "pueblo" que dicen representar, miembros del oficialismo como Dina Boluarte y Guillermo Bermejo se dedican a promover una iniciativa que es inviable y encima lo hacen con falacias, para engañar a gente bien intencionada que espera cambios y soluciones a sus problemas reales.

En los últimos días se hizo viral una publicidad de Perú Libre difundida en radios de Paita (Piura) repleta de falacias y mentiras sobre la actual Constitución, con el objetivo de sorprender a la gente para que firmen los planillones con los que buscan impulsar su Asamblea Constituyente a través de un referéndum, lo cual en principio es inviable, porque esta y cualquier otra reforma total o parcial de la Carta Magna tiene que pasar por el Congreso, donde el partido de gobierno no tiene mayoría ni los votos para lograrlo.

Así lo dice expresamente el artículo 206 de la Constitución. Primero tendrían que modificar este artículo, a través del mismo Legislativo. Ya Perú Libre ha presentado un proyecto de ley en ese sentido, que tendrá que seguir su trámite regular, pero lo cierto es que es muy difícil que se aprueba porque no tienen el respaldo político ni popular para lograrlo.

Más claro, ni el agua.

«No hay otra vía para introducir la posibilidad de una convocatoria a una asamblea constituyente. Eso tiene que pasar necesariamente por el Congreso de la República. Categóricamente lo digo: no hay posibilidad que aun recolectando la cantidad de firmas que quieran imaginar, se convoque a una asamblea constituyente de manera directa» 

Óscar Urviola, expresidente del Tribunal Constitucional

Por ello sorprende que haya autoridades como la vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Dina Boluarte, o el congresista Guillermo Bermejo que estén más interesados en promover una iniciativa de su partido que es inviable e innecesaria, que lugar de trabajar por el «pueblo» que tanto dicen representar. Bermejo, por ejemplo, hizo en dos semanas cuatro viajes al norte, centro y sur del país, donde realizó actividades proselitistas en busca de firmas. ¿Con qué recursos lo hizo, con los suyos o los de los contribuyentes? ¿Rendirá cuenta de ello?

Pero encima los promotores de este despropósito lo hacen con mentiras, para engañar a gente bien intencionada que espera cambios y soluciones a sus problemas reales. Veamos:

1. “Las reformas son solo disfraces, queremos cambios reales, porque esta Constitución se hizo tras un golpe de Estado, en dictadura y jamás fue debatida ni tuvo representación del pueblo”.

Falso. La actual Constitución no es intocable. De hecho, fue reformada varias veces y se le hicieron 22 modificaciones a lo largo del tiempo, algunas estructurales referidas al manejo del Estado y otras más políticas, como el retiro de la firma del expresidente Alberto Fujimori.

Es mentira que la Constitución vigente “jamás fue debatida”. Fue discutida y aprobada en un Congreso Constituyente Democrático, que fue elegido por el pueblo, y donde estuvieron representadas 10 agrupaciones políticas, entre ellas el Frente Democrático de Izquierda. Luego fue refrendada en un referéndum con el 53% de los votos de los peruanos.

2. “La educación y la salud están como un servicio (SIC) y no como un derecho”.

Falso. La Educación y la Salud son derechos fundamentales consagrados en la Constitución actual y es obligación del Estado garantizar el acceso oportuno y de calidad a estos servicios, pero por la mala gestión de las autoridades, esto no se cumple a cabalidad.

3. “El Estado está atado de manos, sin soberanía, no tiene industrias”.

Mentira. El Estado sí puede participar en los mercados, bajo el principio de subsidiariedad. Es decir, debe incentivar o proveer los bienes y servicios que se consideren esenciales para la comunidad y que el sector privado no los ofrezca.

El Estado peruano hoy ya tiene control sobre la mayoría de la salud y de la educación básica, pero no lo hace bien, y no por culpa de la Constitución, si no por la ineficiencia, incapacidad y corrupción de sus autoridades.

Ademas, hay empresas públicas en generación (Electroperú) y en la mayoría de la distribución eléctrica, bancos (Banco de la Nación, Cofide, entre otros), servicios postales (Serpost), servicios de limpieza (Silsa), control del tránsito aéreo (Corpac), refinación de petróleo (Petroperú), fabricación de armas (FAME) y mantenimiento de aeronaves (Seman). Varias de estas están quebradas o generan pérdidas millonarias al país.

4. “Se deben prohibir los monopolios y especulación de precios”.

Falso. El artículo 61 de la actual Constitución señala que el Estado combate toda práctica que limite la libre competencia y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas.

El Estado no tiene un rol mínimo o débil en la economía. Quienes dicen lo contrario solo buscan que el gobierno de turno acumule más poder para intervenir sin ningún tipo de justificación, lo que abre la puerta para expropiaciones arbitrarias en sectores donde no es prioritaria la actividad estatal (centros comerciales, bancos, mineras, entre otros)

5.  “La seguridad, el empleo, los servicios básicos no pueden garantizarse con el modelo económico social de mercado”.

Mentira. La economía social de mercado es la base del Estado de Bienestar de los países europeos, que funcionan bajo este modelo. Es un pilar fundamental del desarrollo además.

Antes de la actual Constitución, el Perú tenía niveles récord de inflación, pobreza y deuda pública. En la Carta Magna del 93 se incluyeron reformas claves, como el rol subsidiario al Estado, la independencia del Banco Central de Reserva (BCR), la inviolabilidad del derecho de propiedad, entre otras.

En el periodo 1979-1993, el Perú solo creció 0.2% cada año. Casi no había inversión privada (apenas era de 0.6%) ni exportaciones (0.1%).  El Perú no tenía oportunidades y muchos se iban del país.

Los datos destruyen los relatos.

A partir de 1993, el crecimiento promedio del Perú fue de 4.8%, 27 veces más. También creció la inversión 7 veces más y las exportaciones aumentaban 100 veces, gracias a las reglas claras y la seguridad jurídica que implementaron en la Constitución.

El crecimiento se tradujo en que la riqueza nacional por persona se multiplique en 7 veces. Esto quiere decir que millones de peruanos mejoraron sus condiciones de vida (el PBI per cápita pasó de US$968 a US$6,940 por persona).

No es ni ha sido suficiente, pero es el camino correcto, porque en todos este tiempo la pobreza y la pobreza extrema bajaron muchísimo. En 1993, mientras 1 de cada 5 peruanos vivía en la pobreza extrema, hoy 1 de cada 50 peruanos vive en esa misma situación. Esto equivale a decir que 6.4 y 2.2 millones de peruanos salieron de la pobreza y la pobreza extrema, respectivamente.