La reforma integral del sistema de pensiones en el Perú es necesaria y también urgente, porque arrastra problemas estructurales que provocan que haya poca cobertura y pensiones bajas, entre otras deficiencias. De eso no hay dudas, pero la Comisión de Reforma Previsional del Congreso ha aprobado en los últimos días y semanas, varias propuestas que han disparado las alarmas.
La última es la que más preocupa, porque en la práctica implicaría que desaparezca el sistema privado de pensiones -que con todas sus deficiencias y abusos, ha mostrado ser el mal menor, si se quiere-, al crear una nueva entidad estatal -bautizada como Organismo Público de Pensiones (OPP)- que dependerá de la Presidencia del Consejo de Ministros, o sea, estará bajo el control del gobierno de turno.
Sí, las AFP se han ganado a pulso las críticas, no han sabido responder de forma correcta a los problemas del sistema y en casos puntuales actuaron mal, dirán muchos. Y es verdad, pero la solución no es darle el manejo de los fondos de pensiones de millones de aportantes al Estado, en este caso a la OPP, que es como la ONP pero con otro nombre. Como reza un viejo dicho: el remedio puede ser peor que la enfermedad.
“No se requiere estatizar el sistema creando una nueva burocracia en la que las decisiones de dónde se debe invertir los fondos dependerán de burócratas”.
Felipe Morris, economista de la Universidad del Pacífico.
«Es muy preocupante que la discusión de la reforma del sistema previsional se realice de manera apresurada, sin el sustento técnico requerido y el consenso político y social necesario para garantizar su sostenibilidad en el tiempo», señala por su lado el economista José Carlos Saavedra, socio principal de Apoyo Consultoría.
¿Qué debería resolver la reforma de pensiones para tener éxito?
Hay consenso entre varios expertos que señalan dos problemas de fondo que la reforma debe abordar: i) la cobertura, porque muy pocas personas acceden a una pensión de jubilación (solo la cuarta parte de la población mayor a 65 años); ii) y las pensiones bajas, porque ascienden a 35% del sueldo promedio del sector formal.
¿Cómo lograrlo, entonces, se preguntarán? En Apoyo plantean cuatro aspectos claves que coinciden con los lineamientos de las propuestas de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y la Asociación de AFP.
- Ampliar la cobertura incentivando el aporte de los trabajadores informales.
- Migrar completamente a cuentas de capitalización individual, con una pensión mínima y un pilar solidario financiados a través de impuestos.
- Asegurar la sostenibilidad fiscal del sistema e incorporar candados institucionales para protegerlo.
- Promover la competencia de mercado entre las entidades encargadas de manejar los fondos y garantizar la adecuada supervisión por parte de la SBS.
Estas son reformas puntuales que no requieren estatizar el sistema de pensiones, para obligar a todas las personas a contribuir a un esquema de reparto en el que van a perder la propiedad de una parte de sus ahorros previsionales.
El economista Felipe Morris señala en Gestión que la reforma debe garantizar que todas las personas que se jubilen tengan un ingreso que evite que caigan en la pobreza en esa etapa de su vida, a través de una pensión vitalicia que sea suficiente y con acceso a servicios de salud. «Se están proponiendo grandes cambios que no garantizan que esto ocurra», apunta, en alusión a las propuestas de la comisión de reforma del Congreso.