No nos han bajado la calificación de “grado de inversión”, como algunos confundieron la noticia de la semana pasada, sobre que una de las empresas internacionales que evalúa cómo se desenvuelve la economía nacional, alertó sobre un deterioro de un sector económico importante de la economía peruana, el sistema financiero, debido a que cada vez hay más personas con problemas para pagar sus créditos ante la crisis económica y sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus.
Pero ahora que tocas lo del grado de inversión, ¿sabes bien lo que es? Existen tres grandes empresas a nivel mundial que, aparte de analizar y evaluar a empresas, también lo hacen con los países. Esas empresas son: Fitch Ratings, Standard & Poor’s y Moody’s. Normalmente, para hacer toda su chamba de evaluación o clasificación, toman en consideración una gran cantidad de variables, desde indicadores macroeconómicos a aspectos sociales y políticos.
Para que te brinden la calificación de grado de inversión, 2 de esas 3 empresas, también llamadas calificadoras, deben verificar que cumples las variables mencionadas. Por ejemplo, en el lado macroeconómico, algunas variables que evalúan son: tener controlada la inflación (estabilidad monetaria), que el gobierno no gaste más de lo que le ingresa gracias a los impuestos que cobra a las empresas y consumidores (equilibrio fiscal), etc. El Perú posee el grado de inversión desde el año 2008. Y, básicamente, le ha permitido que el país en general pague, por financiarse, menos tasa de interés porque esa calificación es como decir, “préstenle a Perú, su riesgo de no pago es bajo”.
¡Manya, no sabía esas cosas sobre el grado de inversión! Entonces, ¿a qué sector económico le hicieron la rebaja? Al sector bancario. De estable lo bajaron a negativo. ¿Por qué, con todo lo que cobran son los más forrados? Bueno, básicamente por tres motivos: la recesión que ya debemos considerar que es una depresión económica, el brutal aumento del desempleo y la menor confianza del sector empresarial. Pero… no entiendo la relación. Aquí te explicamos:
Al entrar en recesión, muchos trabajadores que aún mantienen sus puestos preferirán reducir consumo para tratar de ahorrar lo más que puedan por si, en el peor de los casos, se quedan sin chamba. Eso implica solicitar menos créditos. Por el lado del desempleo, varias personas que pidieron préstamos se quedaron sin trabajo. Entonces, ¿cómo están pagando ese préstamo? Puede ser que, a través de ahorros previos, pero también que no lo estén pagando o el banco les ha condonado intereses y/o les ha brindado reprogramaciones. Y la menor confianza es que los empresarios al no estar seguros de la situación a futuro, no invierten, por tanto, tampoco se usa el sistema financiero para canalizar esa planta.
Y mira, cómo se volteó la tortilla… la empresa que bajó la calificación, Moody’s, es la misma que en junio de este año declaraba que cuando empezó la pandemia ajustaron su perspectiva a negativa a todo Latinoamérica, a excepción de Perú. ¿Por qué? Porque lo bancos mantenían buena calidad de activos y por el alto capital que poseían. Hoy, ya la situación cambió. En julio la morosidad de la banca llegó a 3,1%, y al cierre de julio pasado se reprogramaron créditos por alrededor de S/142.000 millones.
Pero la buena noticia es que se acaba de aprobar un programa con garantías estatales para que los bancos reestructuren las deudas de sus clientes que tienen problemas de pago para evitar que la morosidad sigue creciendo. Ahora está por verse que se aplique bien y a quienes realmente lo necesiten.
Esperemos que la situación no pase a mayores; que nuestra economía deje de caer y que el congreso no implemente proyectos de ley que podrían afectar la evaluación del grado de inversión. En Piensa.pe seguiremos exponiendo estos temas, dado que, aunque no lo creas, sí afecta a casi toda la población.
(Foto de cabecera: Andina)