Mi barrio, No me florees, Principal

La reactivación económica y la informalidad en Cusco

Publicado: 14/01/2021
3 minutos

Hace unos meses el diario La República publicó una nota donde se daba esta alarmante cifra: ¡la informalidad en Cusco llegaba a un 81.6%!

Si los niveles de informalidad en el Perú rodean el 70%, el Cusco está por encima del promedio nacional. Bueno, uno podría decir cuál es la novedad si siempre estuvimos así; sin embargo, la informalidad en Cusco tiene particularidades que no se ven en otros lados. Por ejemplo, gran parte de la población cusqueña vive del turismo y este sector es el más golpeado por la actual crisis sanitaria.

Los trabajadores del sector turismo llevan meses pidiendo ayuda, dado que su sector no levanta vuelo. Los turistas extranjeros que antes eran un impulso para sus negocios no volverán hasta nuevo aviso y los pocos turistas nacionales que llegan no bastan para mantener a sus familias. 

Los trabajadores se tienen que reinventar, abrir nuevos negocios y emprendimientos en la ciudad. Si bien hay optimismo, la realidad sigue siendo muy dura. No es difícil prever que los índices de informalidad y desempleo aumentaran en Cusco. 

Frente a esta muy difícil situación, ¿qué deberían hacer las actuales autoridades y sobre todo los próximos congresistas que elegiremos en abril?

Las actuales autoridades municipales y regionales deben apoyar – hoy más que nunca – los emprendimientos de los cusqueños. No más requisitos burocráticos y procedimientos lentos para las licencias de funcionamiento; sin que esto signifique un mínimo control sobre la seguridad. La otra – y más importante – forma de ayudar es evitando caer en la otra gran pandemia que nos azota: la corrupción. La corrupción ya se ha llevado el dinero y la esperanza de la ciudad, hoy más que nunca se debe buscar la integridad y lo honestidad de las autoridades.

Los actuales candidatos al Congreso tienen en sus manos la posibilidad de mejorar la vida de los ciudadanos o de encender más el malestar que se viene gestando. Las propuestas demagógicas deben ser desterradas, más aún cuando ofrecen cosas que no son partes de funciones congresales: gas más barato, más empleo, aumento de sueldos, etc. 

Que las lecciones de este pobre – pobrísimo – Congreso que elegimos en enero del año pasado nos enseñe a no cometer los mismos errores. Ya no más normas inconstitucionales y medidas que hacen más duro el peso de los pocos formales, o es que acaso no ven que solo logran tener más informalidad y pobreza en el país.

Se necesita trabajo, honestidad y medidas que nos ayuden a formalizar a más personas, no solo para que contribuyan al dinero del Estado (y de todos), sino para estas personas puedan aumentar su productividad y sus ingresos, y con esto su nivel de bienestar. 

Abogado por la Universidad Andina del Cusco. Maestrando en Filosofía Política y Ética en la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile. Miembro fundador del Instituto Sociedad Abierta. Cine, series y libros.
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