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La ONU: ¿Cómo se financia y es eficiente en el uso de sus recursos?

Publicado: 18/11/2021
10 minutos

Elon Musk, el empresario más rico del mundo, tuvo un intercambio de tuits con un alto funcionario de Naciones Unidas. Llegó a ofrecer US$6,600 millones para luchar contra el hambre mundial con la condición de que se detalle cómo se gastaría ese dinero. Este caso nos dio pie para contarte cómo funcionan esas ayudas y qué impacto tienen en el mundo.

Una de las cosas que más nos debe molestar es que teniendo los recursos, el Estado peruano no los gestione de forma adecuada para dar a los ciudadanos bienes y servicios públicos que se merecen por la contribución en impuestos que pagan, como justicia y seguridad (que todo Estado debe proveer); nos debe indignar que tampoco pueda cerrar brechas en infraestructura en los departamentos o principales ciudades respecto a los servicios que se dan en Lima (aunque estos tampoco son los óptimos).

Pero este problema de gestión o administración de recursos, al parecer, no solo involucra a nuestro Estado. En los últimos años, las burocracias de los organismos multilaterales han recibido más atención, debido a los no pocos recursos que manejan. Por ejemplo, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó en diciembre 2020, un presupuesto de US$3,231 millones para el 2021. La gráfica N°1 muestra el presupuesto de esta entidad en los últimos años.

Vemos que no son pocos los recursos de las Naciones Unidas. Y ojo, estos recursos son solo para sus principales órganos (la Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y social, Consejo de Administración Fiduciaria, Corte Internacional de Justicia y Secretaría). Otras agencias que pertenecen a las naciones unidas tienen presupuestos independientes. Veamos el presupuesto y cantidad de personal que tuvieron tres de ellas en el 2020: El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Veamos tabla N°1:

Solo estas tres agencias de las Naciones Unidas manejan recursos aproximados por unos US$18,000 millones. Y no solo son recursos que los estados miembros (países) aportan a cada organización. También hay contribuciones voluntarias, de las cuales provienen fondos privados. Por ejemplo, en el caso de la FAO, el 31% son las cuotas obligatorias que los estados miembros deben abonar. Pero el 69% restante son contribuciones voluntarias (de los mismos miembros) y otras organizaciones.

Entonces, vemos que existen recursos. Sin embargo, a inicios de noviembre, fuimos testigos de un intercambio de mensajes por la red social Twitter, que tuvo como protagonista al Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, y a Elon Musk, fundador de compañías como Tesla, SpaceX y Paypal, y considerado ya como la persona más rica del mundo. Este tweet fue el que inició todo el debate:

Básicamente, el director del Programa Mundial de Alimentos pide a Elon Musk 6,000 millones de dólares (US$6 billones en Estados Unidos) para ayudar a 42 millones de personas que van a morir de hambre si no se actúa rápido. ¿Qué respondió Elon Musk? Lo siguiente:

Básicamente le dijo a Beasley: “Dame un plan de cómo vas a gastar ese dinero y vendo acciones hoy mismo”. Esto generó que los recursos que manejan este tipo de instituciones multilaterales sean puestos bajo lupa, más aún cuando el director del programa dijo que ese dinero solo es para enfrentar la hambruna este 2021.

Como mostró la tabla N°1, en el 2020, la misma institución requirió US$8,400 millones (para ayudar a 115 millones de personas según el PMA). Y para este 2021, solicita otros US$6,600 millones (para ayudar a 42 millones). Para que se den una idea, estos últimos recursos equivalen, aproximadamente, a un 14% del presupuesto nacional 2021.

Esto hizo que muchos ciudadanos (del mundo) se pregunten sobre dos temas. El primero, ¿los recursos que captan los organismos multilaterales son gestionados de manera eficiente? ¿Van a los más necesitados o sirven para pagar burocracias doradas o gastos en consultorías? Lo segundo es, ¿a qué países ayudan estos organismos, qué clase de ayuda brindan y a qué se debe que esos países estén en situación de hambruna?

Sobre el primer tema, muchos miembros de las Naciones Unidas y personas que apoyan a estos organismos dijeron que son públicos sus estados financieros y además que son auditados, tanto de forma interna como externa. Sin embargo, han aparecido varias publicaciones donde se critica el gasto que muchos funcionarios incurren al viajar (en primera clase), además de casos de corrupción en los que la ONU se vio envuelta décadas atrás por el programa de “Petróleo por Alimentos” en Irak. Sin embargo, lo que más llamó la atención es el tiempo que demoró el Directo del PMA en responder a Elon Musk con un plan detallado… 15 días después.

Traducción: «Esta crisis de hambre es urgente, sin precedentes y evitable. Elon Musk, usted pidió por un plan limpio y cosas claras. ¡Aquí está! Estamos listos para hablar con usted, y con quien sea, que se toma en serio el salvar vidas. La demanda es de $6.6B para evitar la hambruna en 2022».

El gran plan que Beasley colgó, y que lo pueden encontrar aquí, no es lo que se espera cuando te solicitan US$6,000 millones en donaciones. Lo más resaltante es que detalle 4 grandes rubros de gasto:

  1. US$3,500 millones es para adquirir alimentos y entregarlos a los países más necesitados e incluye todo tipo de costos de transporte (por aire, mar y tierra), almacenamiento, etc.
  2. US$2,000 millones para entregas en efectivo y cupones de alimentos donde los mercados no pueden desarrollarse (ojo con este punto).
  3. US$700 millones por costos específicos en cada uno de los 43 países. Se incluye el gasto en instalaciones, oficinas, seguridad, distribución para que recursos lleguen a los vulnerables.
  4. US$400 millones por operaciones de gestión, administración y control a nivel global y regional.

A parte que se ve poco detalle, las entregas de dinero o cupones de alimentos no son soluciones a largo plazo o sostenibles para erradicar el hambre en el mundo. Además, se debe evaluar si es eficiente destinar el 6% de lo solicitado (US$400 millones) en la gestión, administración y control de los recursos. ¿Tercerizar operaciones sería más barato?

Pero lo que más llama la atención es el punto 2, en el que plantean esas soluciones debido a que los mercados no pueden desarrollarse. Esto se relaciona con el segundo tema planteado. Para empezar a desarrollar este punto, miremos la tabla N°2, que detalla los países a los que se les ayudaría con alimentos, riesgos que presentan, total de personas que serían beneficiadas y, como yapa, el avance en su proceso de vacunación. ¿Qué vemos?

Son 19 países con una situación crítica en temas alimentarios que concentran 35 millones de personas que podrían beneficiar con esos recursos. Si lo anterior no te gusta, tranquilo, no te enojes. Tenemos material para todos los gustos. Lo mirarás mejor en el siguiente mapa (aunque sin el dato de vacunación).

Fuente: Extraído del informe Hunger Hotspots del Programa Mundial de Alimentos (PMA), pág. 5

¿Qué más podemos decir de estos países? En que son países fallidos. O deberíamos decir países con estados fallidos. No solo no pueden intervenir en plagas, ayudar a sus poblaciones ante inundaciones, controlar brotes de enfermedades o vacunar rápidamente a su población en una pandemia. No pueden cumplir con ninguna responsabilidad que cualquier estado tiene. Y ello ocurre porque no existe una centralización política, lo que genera que el estado colapse, una característica que se presenta en gran parte de África.

Un estado debe ser capaz de establecer leyes, brindar servicios públicos, hacer respetar la libertad de contratación y de comercio y, lo más importante, asegurar derechos de propiedad. ¿Por qué? Porque tiene el poder de la coacción para imponer orden y castigar a aquellas personas que traten de herir o atentar contra otras personas o instituciones. Ahora, lo anterior es la base, pero no basta.

Otros servicios públicos también son necesarios: red de carreteras con un sistema eficiente de transporte para que los bienes lleguen a su destino a precios competitivos, infraestructura básica para que cualquier actividad económica se desarrolle e impedir actividades ilegales con adecuado sistema de justicia. ¿Lo anterior puede ser brindado por el mercado a través de agentes privados? Sí, pero para hacerlo de manera rápida y en escala se necesita una centralización del poder. A lo que voy, es que para tener instituciones económicas sólidas, un Estado fuerte es necesario.

¿Qué logramos con lo anterior? A que se hayan sociedades donde los ciudadanos pueden progresar por sí mismos. La generación de riqueza y prosperidad están aseguradas por el marco institucional creado. Pero en los países que hemos mostrado, lo anterior es imposible. Entre las razones que se tienen es porque son países que fueron destruidos por dos variables: la corrupción y por una destrucción de su sistema productivo, debido a ideologías equivocadas que solo crean pobreza y miseria. Léase el socialismo.

Dos casos concretos: Siria y Venezuela. Países muy diferentes y ubicados en espacios opuestos en el planeta pero que los une una característica: el socialismo que sus gobernantes impusieron a la fuerza.  Bashar al Assad, que heredó el cargo al fallecer su padre, era el único líder del partido Baaz Árabe Socialista Sirio. Cuando la oposición (en el contexto de la Primavera Árabe) demandó reformas democráticas, más oportunidades económicas, etc., el régimen dictatorial comenzó a usar la fuerza desencadenando una guerra civil que lleva más de 10 años.

En el caso venezolano lo conocemos. Hugo Chávez y sus amigos delincuentes captaron al Estado y bajo el plan de socialismo del S. XXI, no la logrado más que generar el mayor éxodo en latinoamericana y destruir todo el aparato productivo venezolano, lo que llevó a niveles de miseria a su población. La gente migra buscando oportunidades para salir adelante. El régimen chavista, hoy dirigido por Nicolás Maduro, tiene a más de 2.3 millones de personas que se mueren de hambre, debido a los incentivos perversos que un régimen socialista crea.

Dada la situación de los países, ¿qué ayuda dan las multilaterales? Veamos la tabla N°3 que muestra lo que recibieron 2 países de África y 1 de América. Venezuela, con un gobierno dictatorial, prepotente y lleno de corrupción, se planeó que recibiría US$194 millones del Programa Mundial de Alimentos en el 2021. Pero miren en lo que invierten: no en cosechar, sino en limpiar. Suministran insumos, ¿pero los agricultores tendrán los incentivos de usarlos para producir, cuando el gobierno y sus secuaces pueden confiscar esa riqueza generada? Lo mismo pasa en Angola y Somalia.

Por otro lado, ¿qué dice la evidencia sobre las ayudas extranjeras en países en desarrollo o en crisis? Por muchos años se tuvo la creencia de que la ayuda promueve el crecimiento cuando la política que se desarrolla en los países a los que se ayuda, crea un buen entorno. Una investigación, en el 2000, de Dollar y Burnside, concluía que un 1% de PBI más de ayuda a países en crisis (pero bien administrados) podía aumentar su tasa de crecimiento en 0.5%. Eso influyó para aumentar políticas de ayuda.

En 2002, el gobierno de George Bush aumentó en 50% las ayudas extranjeras que otorgaba Estados Unidos, a US$5,000 millones. ¿Qué se puede decir de esa mayor ayuda? Que permitió financiar consumo, pero no inversión. Lo anterior no es malo en sí, sino que, si se desea crear crecimiento a futuro, para generar bienestar, la inversión es necesaria.

Además, William Easterly, economista y profesor en la Universidad de Nueva York, especializado en economía del desarrollo, en su investigación “Can Foreign Aid Buy Growth?” (“¿Puede la ayuda internacional comprar el crecimiento?”) encontró que las relaciones de ayuda y crecimiento económico son, por decir lo menos, frágiles. O sea… el crecimiento económico no puede ser comprado por ayudas.

Entonces, ¿qué hemos aprendido de esto? Que los recursos son escasos (¡siempre!) y que por tal razón debe cuidarse que se gasten (¡siempre!) de forma eficiente. También hemos vuelto a comprobar que las necesidades son amplias (¡siempre!). No está mal ayudar, lo malo es desperdiciar recursos. En el 2007, tras el terremoto de agosto de ese año en el sur del Perú, el PMA ayudó a la zona afectada. Puso recursos para “pasar el mal momento”, dar estabilidad y volver a producir.

Pero, hoy, en muchas partes del mundo, las ayudas no incentivan la inversión. Es decir, no hay sostenibilidad en las políticas de ayuda. Se requieren miles de millones de dólares hoy para cubrir necesidades, pero dentro de un año, se solicitará igual o más recursos dado que la situación de imposibilidad de producir y generar riqueza no se ha incentivado. Y lo peor: no hay condenas tajantes hacia esos gobiernos que les niegan la posibilidad a sus ciudadanos de salir adelante.

Economista enfocado en lo financiero y políticas públicas, doglover, la pandemia me regresó al mundo gamer. Una sociedad educada y con libertad económica es lo primordial para el desarrollo
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