La semana pasada se dio a conocer el ranking de la revista Times Higher Education, que cada año elabora una lista con las mejores universidades del mundo. En Sudamérica, las universidades brasileñas y chilenas son las mejor posicionadas. Perú solo cuenta con 2 instituciones en el top mil de la lista: la universidad Cayetano Heredia, ubicada entre los puestos 501-600, y la PUCP, entre los puestos 801-1000. De las demás, ni rastro.
Revisando otro de los ranking más prestigiosos, en el QS World University, vemos que la figura se repite. Solo hay 2 universidades en el top mil: la PUCP, en el puesto 432, y la Cayetano Heredia ubicada, entre los puestos 701 al 750.
Este hecho lleva a muchos jóvenes peruanos a estudiar fuera del país, sobre todo para estudios de posgrado. Al retornar al Perú, ellos se topan con las trabas burocráticas de SUNEDU para el reconocimiento de sus grados y títulos. Pese a que el organismo supervisor lleva más de 5 años en funcionamiento, no se ha logrado una mejora en esta situación.
Si bien el actual reglamento, aprobado el 11 de agosto, mejora la situación, flexibilizando algunos requisitos, hay aspectos que siguen siendo una traba para los estudiantes. Por ejemplo, se reconocen solo los títulos emitidos por las universidades top 500 de los 4 rankings más importantes del mundo. Esto contrasta de forma sorprendente con el hecho de que Perú solo tiene dos universidades entre las mejores mil del mundo.
Cabe precisar que el anterior reglamento de SUNEDU solo reconocía títulos de universidades ubicados en el top 400 de los rankings así como de aquellas que se encontraran en países que tengan tratados con el Perú. Este último punto se mantiene en la norma actual.
Frente a esta situación, me pregunto: ¿cuál es la necesidad de ponerle más trabas a las jóvenes que buscan mejores opciones en el extranjero?, ¿no sería mejor reconocer los títulos de las universidades ubicadas en el top mil?, ¿no se trata acaso de respetar su libertad de decisión estableciendo requisitos mínimos para el reconocimiento de sus títulos? De esta forma, se priorizaría el esfuerzo y trabajo profesional por encima de la obtención de un título.
Con estos cambios lograríamos mejores profesionales en el mercado laboral peruano, consiguiendo mayor competitividad entre ellos y generando un círculo virtuoso para el desarrollo del país. Oye, ¿no es esta acaso la finalidad de SUNEDU?
Si algo nos enseñó esta pandemia es que necesitamos profesionales competitivos. Es momento de atraer talento al país y de no alejarlo con nuestra burocracia.