En estos seis meses que tiene en el cargo, el presidente Pedro Castillo ha persistido en el error de nombrar gabinetes mediocres y sombríos con absoluta irresponsabilidad y, hasta ahora, impunidad. Pero lo que hizo en su cuarta recomposición ministerial es inaudito, porque pone en riesgo la salud de los peruanos por cálculo político, al colocar, en plena tercera ola de la pandemia, a un ministro de Salud como Hernán Condori Machado.
Condori no solo investigado por corrupción y promueve la seudociencia en Salud, sino que además su presencia en el gabinete es la cuota de poder del fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón, en el gobierno. Ese es su único ‘mérito’, si cabe el término. De paso, Castillo demuestra que no tiene ningún respeto por las políticas públicas, y daña al único sector rescatable de su gobierno.
Si algo de sentido común queda en Palacio, lo único que debían garantizar en las actuales circunstancias es el sostenimiento de la campaña de vacunación contra la COVID-19. Por ello sorprendió la salida de Hernando Cevallos como ministro de Salud, pues su gestión en el proceso de inmunización fue competente. Hoy tenemos a más del 80% de la población objetivo completamente vacunada. Pero la pandemia no ha terminado.
La salida de Cevallos además demuestra el poco respeto por la lealtad que tiene Castillo. En los momentos más críticos de su gestión, su ahora exministro de Salud se mantuvo cerca al presidente, lo respaldó, incluso trató -en vano- de defender y hasta justificar las conductas sospechosas del mandatario.
Pero a la primera que pudo, Castillo lo echó solo por satisfacer, aparentemente, los apetitos políticos de Cerrón y compañía, según podemos intuir de lo que el mismo Cevallos ha contado. Para sobrevivir el presidente sabe que necesita de Perú Libre, pero lo grave es que lo haga a merced del bien común. “Yo requiero poner a una persona en el Ministerio de Salud”, fue lo que le dijo el presidente a su entonces ministro, al anunciarle que sería relevado. Y ahora sabemos a quién puso y de dónde viene.
“El Ministerio de Salud se ha convertido en un botín político y es lamentable por la situación en la que vivimos”, subraya el exministro de Salud, Óscar Ugarte. Y tiene razón, a juzgar por lo que hemos visto hasta ahora.
Castillo no termina de salir de una crisis y provoca otra, porque la permanencia de Hernán Condori en el Minsa es insostenible. El rechazo a su designación es unánime. El Colegio Médico y las facultades de medicina del país exigen su salida, porque no tiene el perfil ni la experiencia para el cargo.
“[Con Hernán Condori] se está exponiendo a la población en plena pandemia y con un sistema sanitario débil”, advierte Josefa Vásquez, decana del Colegio de Enfermeras del Perú. “No es alguien conocido dentro de la salud pública por su experiencia en gestión”, agrega Percy Mayta-Tristán, epidemiólogo de la Científica del Sur, sobre el aún ministro de Salud.
Todo esto con el aval del nuevo de jefe del gabinete, Aníbal Torres, lo cual no sorprende, si tenemos en cuenta el talante autoritario, prepotente y abusivo con el que se condujo como ministro de Justicia. Es un premier a la medida de un régimen que no tiene ningún respeto por la institucionalidad ni por el país.