A ver, a ver…. ¿Qué dirías si recibes continuamente dinero de tu cliente pero le entregas cualquier porquería como producto? Rico, ¿no? Criollazo. La rompes. Te la llevas fácil.
¿Pero si te lo hicieran a ti? Ah, ahí sí no pues. Qué tal conchán. Típica del peruano que no quiere a su país. Recibir plata y estafar a su cliente. Pero tú eres diferente, lo sabemos. Tú te pones la camiseta, trabajas, cobras pero das un buen servicio.
Bueno, déjame decirte que la criollada más grande del país ocurre en tu cara, en el Estado y no con la plata de un cliente, con la plata de todos. Cómo verás, el Estado capta impuestos de las empresas privadas y de nosotros los consumidores. Esto ha sido así siempre.
Pero al iniciarse la cuarentena, casi todas las empresas cerraron. Algunas no dejaron de operar (por brindar servicios esenciales) pero otra gran cantidad sí tuvo que parar ciertas actividades o cerrar totalmente sus operaciones.
Obviamente, si cierran, no venden, si no venden no hay trabajo, si no hay trabajo, no hay plata, no hay sueldos. Algunos empresarios guardaron, ahorraron y tuvieron que gastar sus ahorros. Otros quebraron. Otros pidieron préstamos y salieron adelante. Otros hoy sufren mucho, tienen deudas, se atrasan.
Sin embargo, adivina a quién no le pasó nada. A casi todos los trabajadores del estado. Léelo bien. Salvo algunas excepciones, el funcionario estatal sigue viviendo tal cual. Es tan estable, que hasta los bancos lo prefieren como cliente. Con eso te digo todo.
En esta pandemia, hemos visto noticias sobre el pésimo funcionamiento, en todos los niveles, del Estado. Pero, ¿acaso hemos escuchado sobre alguna reestructuración? ¿Fusión de ministerios? ¿Reducción de sueldos a funcionarios? ¿Reducción de impuestos? ¿Reducción de asesores en el Congreso, o de tanta consultorías o asesorías? ¿Reducción de personal? Pues no, miremos el gráfico:

Al 2019, 55% de personas en empresas estatales tiene contrato indefinido. Estabilidad laboral absoluta casi. ¡42% de contratos estables en la administración pública!
Ahora, ¿cómo pretenden achicar al Estado con estos contratos? Imposible. Querido lector, el funcionario estatal no solo gana más que el trabajador de una empresa en promedio, no solo tiene un mejor contrato y por lo tanto está atornillado a su escritorio, aunque no haga nada, para colmo, mi amigo, en esta pandemia su sueldo quedó intacto.
¿Crees que ese funcionario o político que tiene tanto poder, se va a quitar poder o plata, o empeorar su contrato? No pues. Nos hemos metido en un callejón sin salida. Hemos alimentado un monstruo que engorda y engorda aunque los que pagamos la cuenta nos ponemos flacos y esqueléticos.
Las empresas no reciben flujos permanentes de impuestos como el Estado. Las empresas generan esos flujos. Si no venden, no tienen ingresos; y si comenten errores, los consumidores, las redes sociales, la prensa, todos las critican. ¿Y el Estado? ¿Tú puedes dejar de pagar impuestos? ¿Puedes decirle al estado «piña pe, trabajas pésimo, eres corrupto, coimeas, me siguen robando en mi cuadra, no tengo hospital, no tengo colegio, ya no te pago»? No puedes hermano, te cae la SUNAT, te cae la policía, te meten a la cárcel ¿Quién tiene la violencia de su lado? ¿Qué esperamos, como ciudadanos, exigir una reforma? Que no te floreen pues batería. Ya basta.