Contrarreloj. El gobierno peruano le encargó al sector privado el traslado de Beijing a Lima del primer lote de un millón de vacunas contra la COVID-19 adquiridas al laboratorio chino Sinopharm, con el objetivo de poder cumplir el anuncio oficial de que esas dosis llegarían al país antes de que acabe el mes de enero.
“El sector privado ha decidido financiar el transporte de este primer lote de un millón”, explicó en RPP el embajador peruano en Pekín, Luis Quesada Incháustegui.
Esta labor será coordinada por Carlos Neuhaus y la ONG Soluciones Empresariales contra la Pobreza, que ha venido ayudado al Estado desde el principio de la pandemia con oxígeno, ventiladores, entre otros equipos y suministros. Según contó Neuhaus, también integrante del llamado Comando Vacuna, para traer las dosis al país optaron por el servicio de la multinacional DHL.
El objetivo es hacerlo rápido y hacerlo bien, aunque todavía faltan cerrar algunos trámites burocráticos tanto en China como en Perú, indicó Quesada. Precisó se trata de algunos los permisos de exportación que exige el Ministerio de Comercio de China y regulaciones de Digemid y el Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares) en nuestro país.
El diplomático además explicó que aún están negociando con Sinopharm algunos puntos del acuerdo de compra de 38 millones de dosis que el gobierno anunció y que se espera tener en el Perú el mayor número de vacunas en el primer semestre del año.
Este es otro claro ejemplo de cómo el sector privado puede ayudar al Estado a ser más eficiente a través de alianzas estratégicas que mejoren la capacidad de gestión de una crisis como la actual. Esta experiencia se puede replicar en la vacunación, pese a la oposición de sectores de izquierda y de políticos que están en campaña.
Si algo ha demostrado la pandemia es que el Estado fue incapaz de afrontar la primer ola del virus y con la segunda encima, casi 10 meses después, seguimos en la misma situación crítica: no pudo aumentar de forma significativa el número de camas UCI (pasamos de 2 a 5 camas por cada 100 mil habitantes, cuando lo ideal son 10 camas por cada 100 mil habitantes) ni de equipos o personal médico para afrontar el rebrote.
El gobierno tampoco fue capaz de negociar y comprar de forma oportuna vacunas ni de implementar una estrategia de comunicación efectiva sobre la importancia del autocuidado; menos de realizar reformas para la transformación digital del Estado que dinamice la economía, facilite el apoyo a los más necesitados o masifique el teletrabajo.
Estamos volviendo a los niveles de contagio de abril de 2020 y la positividad de casos se duplicó en un mes. En diciembre los casos positivos iban en aumento, pero la situación no era tan preocupante porque los porcentajes estaban entre 5% y 7%, pero en enero la tasa de positividad llegó a 15% (es decir que de 100 pruebas PCR tomadas, 15 resultan positivas). Por ahora, el gobierno ha vuelto a descartar el confinamiento de la gente ( cuarentena total), pero seguimos al borde del abismo.
“Permanentemente estamos haciendo una evaluación de la enfermedad y que las decisiones que adoptamos son un balance de la salud de las personas y economía de las familias, en ese sentido, por el momento, el confinamiento de la población no ha sido considerado”.
Violeta Bermúdez, jefa de gabinete.