A estas alturas del partido no tenemos la más mínima idea de quiénes pasarán a segunda vuelta ni quién, finalmente, ganará las elecciones. No hay un mínimo de certeza. Pueden ser dos candidatos de derecha, dos de izquierda, una de derecha y otro de izquierda, o viceversa. Es un hecho sumamente complejo. Nunca hemos estado tan ciegos para saber quiénes pueden pasar a la segunda vuelta. Existe mucha indecisión y también desinformación.
Lo anterior se debe al descontento del elector. No le gusta o desconfía en los candidatos ¡¡De todos!! Lo primordial para él es la salud y la economía y no ha existido candidata o candidato que dé la confianza de que su equipo y él, logrará controlar la pandemia, mejorará el sistema de salud, reactivará la economía y volverá a dar estabilidad al país. Sin embargo, de todas maneras, este domingo saldrán los dos finalistas y en junio saldrá un ganador que tendrá que ponerse las pilas para dar las señales correctas y emprender todo lo mencionado.
Si gana Keiko Fujimori, Verónika Mendoza, Hernando de Soto, Yonhy Lescano o Pedro Castillo no quedará otra que apoyar -y vigilar- al gobierno recién elegido. Ya pasó el momento de las propuestas y de las ideas. Uno de ellos, dejará de ser candidato y será el presidente electo. La gente decidió, aunque será poca al parecer, y por tanto el resultado se respeta y el equipo elegido tiene que tener la calma para asumir el nuevo gobierno, empaparse más de la realidad económica-financiera y, sobre todo, del proceso de compra de las vacunas, así como de la situación del sistema de salud, para continuar enfrentando la pandemia.
Si en caso la derecha ganase, la izquierda deberá evitar generar conflictos, huelgas, desestabilidad. La toma de carreteras, aunque es ilegal, es tolerada porque se le considera como parte del derecho de protesta. Aunque el derecho de protesta no está por encima del derecho de tránsito de cualquier persona. Si la izquierda también desea el desarrollo, debe permitir que la inversión se dé (respetando todas las leyes).
Si en caso la izquierda ganase, lo mismo, un apoyo vigilante. Lo que más preocupa es el manejo económico, porque ha demostrado que no acepta los buenos resultados, aunque insuficientes, que se dieron en los últimos años. Pero tenemos que dar un voto de confianza en que la izquierda sí desea el desarrollo que todos queremos. Al tener el poder, buscará convocar a todos y desechará las ideas con las que llegó por ser inviables y por alejar el sueño de desarrollo que tanto deseamos. El sector privado seguirá invirtiendo y contratando, no en la dinámica y velocidad deseada, dado que la desconfianza existirá. Pero será decisión exclusiva de la izquierda cambiar esa sensación.
Al mismo tiempo, tenemos que dejarnos de imponer etiquetas. “Mermelero”, “antiderechos”, “intolerante”, “racista” y una que nunca se debió usar de una manera tan simplona: “terruco”. Estos términos se usaron por el simple hecho de que se opinaba de manera distinta al otro. Y eso está mal. El terruco fue el terrorista que, con el fin de captar el poder, asesinaba y creaba miedo para lograr sus objetivos. Y a ellos los vencimos. En estos tiempos, se ha usado tanto ese término que a medio mundo se le ha colocado esa etiqueta y ha traído como consecuencia que personajes con una vinculación real, la gente ya no cree.
Por otro lado, tiene que existir cultura política. Tenemos que hacer mucho. Muchísimo. El crecimiento económico logrado en los últimos 25 años, no alcanzó para generar desarrollo. Y ello nos ha pasado factura tras esta pandemia. ¿Pero quiénes fueron los culpables? ¿La empresa privada? ¿Los ciudadanos? No. La culpa, en su mayoría, ha sido de la clase política (que irónicamente votamos). Y también de un aparato burocrático que no tiene el mínimo sentido de lo que es la urgencia, iniciativa, eficiencia o transparencia.
Por lo anterior, tenemos que involucrarnos más en la política. Saber qué están haciendo las personas a las que les concedemos poder. Esa es nuestra obligación como ciudadanos. Los políticos tienen que saber que les respiramos en la nuca. No podemos dejar de vigilarlo. Sean de derecha o de izquierda. Porque ojo, todos los gobiernos, de cualquier ideología, han tenido actos de corrupción repudiables. Por tal razón, Piensa.pe seguirá aportando en llevar conocimiento y explicar de forma sencilla, clara y veras temas que a veces pueden ser muy técnicos en lo económico y enredados en lo político. Protegiendo la libertad y avisando, ante el menor indicio, el riesgo de retroceder lo avanzado estos últimos años.