En el 2011, en las elecciones entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori, el debate se centró en que se tenía que proteger al país de la extrema izquierda y sobre todo del chavismo venezolano. Si se elegía al primer candidato, se creía, iba a ser la hecatombe, la suma de todos los miedos, la repetición de épocas nefastas para el país que dejaron mayores niveles de pobreza y atraso económico. Hasta importantes empresarios, que cometieron (por lo menos) faltas graves administrativas por entregar dinero en efectivo y no bancarizar, hicieron aportes millones a la campaña de la segunda candidata.
Al final, se eligió al primero. No fue un buen gobierno en temas económicos, pero no aplicó ninguna de las recetas económicas, políticas o jurídicas que sí aplicaban en Venezuela. ¿Por qué existe ese temor? Porque Venezuela, como país, está destruido. ¡Destruido! Es de verdad frustrante cómo hemos podido permitir, los países de Latinoamérica (sobre todo), que un hermano país se hunda por aplicar políticas contrarias a la teoría económica y que un grupo de delincuentes controle al Estado en todos sus niveles.
Venezuela ya no es un país con niveles de vida o de bienestar similar al resto de Sudamérica. La Encuesta Condiciones de Vida, que se hizo a 9,932 hogares entre noviembre 2019 y marzo 2020, mostró que 96% de los venezolanos son pobres y casi un 80% viven en la pobreza extrema. ¿Cómo se llegó a esto siendo Venezuela un país tan rico en recursos naturales? Es difícil explicarlo en pocas líneas, pero todo se inicia dando medidas populistas que gustan a la gente y un discurso lleno de palabras como: “desigualdad” y “justicia social”.
Muchos dirán: “¡Nos salvamos!”. ¿De verdad creen que nos hemos salvado de ese riesgo? Es decir, hemos podido evitar que personas que avalan o se sienten “cómodas” con esa ideología alcancen el poder. Sin embargo, veamos otros países como Argentina. “¡Ché! ¿Cómo vos vas a compararnos con Venezuela si casi casi, somos un país Europeo?” Yaa… veamos la realidad de las cifras que muestran que es tal el optimismo de los políticos argentinos que creen que con ellos los resultados serán diferentes, por lo que con un coraje aplican las mismas medidas venezolanas.
Primero centrémonos en la inflación. Como muestra el Gráfico N°1, Argentina posee una inflación continua desde hace años. Aunque no llega a ser descontrolada como en Venezuela, donde ya es un proceso hiperinflacionario, la tendencia es que si no toman medidas (reducir el gasto público, dejar de devaluar la moneda, reducir la deuda, etc.) llegarán a esos niveles destruyendo el poder adquisitivo de la población y afectando, sobre todo, a las personas de más bajos recursos.

La segunda variable que tocamos está referida al desempleo. El gráfico N°2 muestra que casi el 50% de la fuerza laboral venezolana está desempleada. Y esto se relaciona con que Venezuela produjo 70% menos en el 2019 respecto a lo que produjo en 2013. Sea porque las empresas fueron nacionalizadas o se retiraron por lo inviable que era operar, el resultado fue que la demanda (empresas) por servicios laborales (trabajadores) desapareció, teniendo un alto nivel de paro (desempleo).

Con este nivel de desempleo, ¿cómo es posible que la gente pueda desarrollarse y encontrar bienestar? ¿Cómo se puede juzgar a venezolanos que salen, despavoridos, de esa realidad para buscar su propio desarrollo y progreso migrando a otros países? ¿Cómo es posible que personajes, ligados a la izquierda peruana, avalen el accionar de ese gobierno, lo defiendan y digan que están con ellos en su lucha contra el “imperio” y una “derecha que se opone al proceso de revolución”? ¿Es en serio?
Por último, veamos la gráfica N°3 donde se observa el crecimiento promedio del PBI per cápita. En Venezuela, al no haber generado crecimiento económico, sino más bien, destruirlo (en 70%), no existe qué repartir; no hay nada que dar a cada habitante. Argentina, con la política económica que está aplicando, está a punto de alcanzar tasas negativas, similar al “justo” modelo venezolano.

Si tienes la posibilidad de elegir, ¿dónde decides establecerte? ¿Dónde podrás aumentar tu bienestar y, poco a poco, tu riqueza? ¿En un modelo venezolano-argentino? ¡Piensa.pe! El modelo peruano tiene aún mucho por mejorar, ¿pero vamos a dejar de lado todo lo bueno que nos ha permitido lograr?