Aprobación de la gestión del presidente Pedro Castillo sigue en caída libre, en línea con las sucesivas crisis políticas que genera en su propio gobierno por su insistencia en nombrar ministros cuestionados, en algunos casos con prontuario incluso, y sin la experiencia ni las capacidades profesionales para estar en el gabinete, a lo que se suma una nueva ‘repartija’ de ministerios con su socio político, Vladimir Cerrón, a quien se supone que no íbamos a ver ni de “portero” en Palacio.
En la última encuesta nacional de Ipsos, difundida por Cuarto Poder este domingo, Castillo cae 8 puntos, al pasar de 33% en enero a 25% en febrero; mientras que su desaprobación llega ya a 69%, nueve puntos porcentuales más que en enero, cuando registraba 60%.
Así las cosas, el estudio, que se realizó entre el último jueves y viernes de la semana pasada, ya cuando había estallado la crisis por el cuarto gabinete en seis meses de gestión y el tercera había caído apenas tres días después de nombrado, el 56% cree que Castillo debería renunciar a la Presidencia. El 42% cree que debe terminar su mandato.
Con estas cifras, Castillo bate otro lamentable récord, al ser el presidente más repudiado en sus primeros seis meses en el poder, en los que no solo no tiene logros que mostrar -salvo el proceso de vacunación que ahora está en riesgo con la designación de Hernán Condori en el Minsa-, sino en los que además la situación política, económica y la inseguridad ciudadana se han deteriorado en medio de un caos gubernamental sin precedentes en el Perú.
A ello se suma que la expectativa de un cambio a favor de los más necesitados que despertó su triunfo electoral, se diluyó más temprano que tarde, por méritos únicos y exclusivos del presidente, lo que ha evitado que el gobierno se concentre en abordar los problemas nacionales más urgentes. Pero en lugar de admitir errores, Castillo persiste en su lógica sindical de la confrontación y con su nuevo premier, Aníbal Torres, insistirá en ir al choque con el Congreso, prolongando la crisis.
Este mismo lunes, el mismo Torres evidenció toda su talante autoritario, ese que puso en jaque la institucionalidad en el Minjus, al negarse, en la conferencia de prensa que dio, a responder sobre las denuncias contra ministros. El titular de la PCM exigió a los periodistas que pregunten solo sobre el tema que él quería contestar, es decir, el supuesto intento de vacancia de Castillo en el Congreso, con lo que el gobierno ahora recurre a narrativa del “golpe”, pese a que la oposición no cuenta con los 87 votos para la vacancia.
En medio esta grave situación, el Financial Times le dedica una editorial a la crisis que atravisa el Perú, en el que, palabras más, palabras menos, le pide al Congreso vacar a Pedro Castillo y que se llamen a nuevas elecciones, porque nuestro país no aguantará cuatro años más de crisis en crisis.
«Ha llegado el momento de que los legisladores pongan el interés nacional en primer lugar y brinden a los votantes una nueva oportunidad de elegir un líder capaz de abordar los problemas apremiantes de su país”, remarca la publicación británica que apunta, no obstante, que “los legisladores temen que, si destituyen al presidente y su vicepresidenta, se verán obligados a convocar nuevas elecciones generales y, por lo tanto, perder sus puestos”.
Que se vayan todos
El estudio de Ipsos también revela que un 74% de peruanos prefiere que se convoquen a elecciones generales en caso renuncie o se vaque a Pedro Castillo y Dina Boluarte; es decir, que se eliga a nuevo presidente y nuevos congresistas. Esto tiene relación con la mala imagen que tiene el Congreso y a la incapacidad mostrada hasta ahora por la oposición parlamentaria para auparse en torno a los intereses nacionales, pese a que tiene enfrente a un gobierno mediocre y débil.
Ese fracaso opositor se refleja en las cifras de la presidenta del Congreso que arroja el estudio. El 62% de peruanos desaprueba la gestión de María del Carmen Alva, y 21% la aprueba. Desde enero su desaprobación subió 10 puntos, y desde que asumió el cargo, subió 25 puntos, solo comparable con las cifras de Castillo, cuya desaprobación subió 24 puntos desde el inicio de su gestión.
Pese a que el desencanto popular con la clase política en general es legítimo, es importante comenzar a cuestionar esta normalización de parte de la ciudadanía de que tanto el Ejecutivo y Congreso no duren los cinco años que señala la Constitución.
Primero, porque eso de que se ‘vayan todos’ no garantiza que la situación vaya a mejorar, como ya lo hemos visto en el último quinquenio. Y segundo, como hemos señalado en este espacio, porque los electores también somos responsables de lo que sucede ahora, y urge empezar a elegir mejor y evitar los altos costos políticos y económicos que implica poner en el poder a oportunistas, pero para ello es también necesario hallar formas de promover la participación política de candidatos con mayor preparación. Ese ese el reto en adelante.