En regiones como Apurímac, durante este proceso, cada vez más usan el populismo como herramienta principal para atraer electores, en lugar de hablar de un plan de trabajo. Todo lo que proponen está destinado a responder a intereses personales o a personas externas que financiaron al partido o al candidato. Por otro lado, también es bastante común que se vulneren las normativas municipales, sobre todo en los casos de nepotismo.
Asimismo, los funcionarios hasta el día de hoy han demostrado incapacidad de gestión y faltas graves como la malversación de fondos. Hay, tras todo esto, un porcentaje importante de la población que ya no cree ciegamente en el carisma del candidato; pero existen todavía ciudadanos que, por falta de acceso a la información, se dejan influir con diversas promesas. Además, es triste que este lado amigable solo lo tienen durante el proceso electoral y solo para ganar votos. En cambio, durante la gestión dejan de escuchar y atender a las necesidades de la población.
Todos los candidatos deberían tener un historial limpio, sin sanciones previas en su trabajo público y con perfiles que se alineen a los principios, deberes y obligaciones que debe cumplir el funcionario según la normativa dispuesta.
Para este propósito, nosotros como población debemos fiscalizar esto, denunciar cualquier violación de estas normas y presionar para que se den las sanciones respectivas. Por tanto, es necesario que el ciudadano conozca más de estos procesos y así dejemos de normalizar actos delictivos.
Los candidatos políticos deben tener vocación de servicio así como capacidades, habilidades y competencias para dirigir. Y todos sus procesos de gestión deben ser verificados durante su gobierno.
Ponte a pensar, ¿cuántos ciudadanos elegirían a candidatos que vayan acorde a las competencias de su puesto si hubiese más información veraz, realista y alcanzable?