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El voto por correo en las elecciones de EEUU: ¿Cómo funciona? ¿Existe riesgo de fraude?

Publicado: 05/11/2020
4 minutos

El voto postal se usa en Estados Unidos hace más de un siglo, pero por qué ahora Donald Trump lo usa para poner en duda la legitimidad del proceso electoral. Acá te lo explicamos.

En medio de una elección reñida y tensa en EEUU, para determinar si el republicano Donald Trump sigue cuatro años más en la Casa Blanca, o lo reemplaza el demócrata Joe Biden, el aluvión de votos por correo postal, debido a la pandemia del coronavirus, fue una de las particularidades que más polémica genera. ¿La razón? Que las diferentes normas sobre cuándo empezar a contar esos votos y a difundir los resultados en cada estado es lo que retrasando el desenlace final de esta contienda electoral.

El presidente Trump ha utilizado esta situación para agitar los fantasmas del fraude en un proceso en el que su rival Biden parece estar más cerca del triunfo. ¿Pero por qué? Entre otras cosas, por este dato crucial: los sondeos hechos a ciudadanos registrados como demócratas o republicanos antes de las elecciones de este 3 de noviembre mostraban que los primeros votan mayoritariamente por correo postal; y los republicanos optan por el voto presencial.

De ahí que los ataques del presidente republicano contra el voto postal, que no empezaron este miércoles, cuando trató de poner en duda la legitimidad de la elección, pidió que se suspenda el conteo y anunció que impugnará los resultados en los tribunales —aunque los jueces rechazaron ya las primeras demandas de Trump—. Los ataques vienen desde antes de la votación, al menos desde agosto. ¿Pero tienen fundamentos?

¿Cómo funciona el voto postal?

Veamos. El voto por correo postal se usa en las elecciones estadounidenses hace más de un siglo, pero ahora, por la pandemia, se estima que casi el 76% de votantes lo utilizó. Algunos estados lo pusieron a disposición de todos los inscritos para votar sin restricciones, como Pennsylvania, Florida y Ohio; otros territorios sí exigen una excusa justificada para votar en ausencia, como estar enfermos o servir en el ejército. Entre estos figuran los estados de Texas, Nueva York y Carolina del Sur.

Por la crisis sanitaria, incluso estados como Pensilvania flexibilizaron sus reglas sobre si el voto postal debe recibirse antes del día de las elecciones o solo debe tener un sello de esa fecha. Luego viene el trabajo de verificación de los funcionarios electorales, que examinan los votos por correo con una serie de controles exigentes.

Por ejemplo, cruzan bases de datos para verificar si una persona está registrada en otro lugar, así como detalles de identificación (fecha de nacimiento y el número de seguro social), para confirmar que se trata de una persona real. Además, todos los estados exigen la firma del ciudadano en la boleta de sufragio, y esa firma se verifica en el sistema de registro de votantes.

En el estado Washington, que vota casi enteramente correo desde el 2005, las boletas también están vinculadas a personas específicas, con códigos de barras únicos que permiten rastrear una boleta de votación que se envió por correo. Estas medidas de seguridad además dificultan que cualquiera pueda imprimir boletas falsas sin ser detectado.

Por último, cuando un funcionario electoral encuentra problemas con los datos del votante, su firma o inconsistencias de otro tipo, se comunica con ese votante para aclarar lo que fuera necesario. Y si no lo logran, envían esos votos sobre los que hay sospechas o dudas de fraude a la fiscalía para que se inicie una investigación.

¿Hay riesgos de fraude en EEUU?

El fraude electoral, como el que ahora denuncia Trump, es muy poco probable. De hecho, cuando hubo acusaciones creíbles en elecciones pasadas, las investigaciones posteriores que se hicieron no hallaron evidencias reales de que exista un mecanismo que pueda manipular el sistema presencial de votación o por correo.

Y pese a que el sistema de votación por correo es más vulnerable al fraude que la votación en persona, en ambos se han registrado casos aislados, en elecciones locales, según los expertos y estudiosos del tema. Uno de los pocos casos ocurrió en 2018, durante el Noveno Distrito Congresional de Carolina del Norte. El candidato republicano cuyo operador manipuló los votos por correo fue procesado por fraude electoral.

Pero un fraude a escala estatal o nacional, que pueda torcer una elección importante —que entre otras cosas exigiría robar una cantidad grande de votos de los buzones de correo postal, imprimir suficientes boletas falsas o recolectar suficientes votos ausentes—, es casi imposible de ocultar o lograr que pase desapercibido.

(Foto de cabecera: Reuters)

Comunicador social y periodista, con especialización en nuevos medios, gestión de contenidos y desarrollo tecnológico. Me gusta el café, la cerveza y la libertad de poder elegir y emprender.