Al 2 de mayo, el Perú había logrado aplicar, por lo menos, la primera dosis de la vacuna a 1 millón 48 mil personas. Recordemos que el proceso de vacunación empezó, sin considerar a los colones de Vizcarra, su canciller y compañía, el 9 de febrero del 2021. El primer grupo de riesgo que se vacunó fue el personal de salud, luego las Fuerzas Armadas y Policiales; y después se pasó a los bomberos junto con los adultos mayores. En el gráfico N°1 se ve mejor esa distribución.

Obviamente, el grupo de riesgo con mayor cantidad de dosis aplicadas son los que realmente están enfrentando la pandemia en primera línea, el personal y estudiantes de la salud. Son casi 500 mil que representan al 48% del total (aunque vale decir que los estudiantes vacunados solo suman 362). El segundo grupo de riesgo que más dosis ha recibido son los adultos mayores de 70 años. Son casi 444 mil personas o el 42%, donde están nuestros padres o abuelitos. Luego viene personal de las FF.AA., policiales con personal de seguridad y bomberos, brigadistas y personal de limpieza que suma el 10% restante.
¿Qué vacunas estamos utilizando? Recordemos que las primeras dosis que se aplicaron, y que algunos se robaron, eran de la empresa china Sinopharm, con un casi 80% de efectividad. Pero después nos llegaron vacunas de las empresas Pfizer-BionTech (de Estados Unidos-Alemania) con 95% de efectividad y AstraZeneca (de Reino Unido), 70% efectivas. Actualmente, la mayor cantidad de dosis usadas es de la segunda empresa, Pfizer-BionTech, que se aplica a los adultos mayores. Para saber la distribución por fabricante, veamos el gráfico N°2.

Saber que gran parte del personal de primería línea y un gran grupo de personas adultas ya recibió, por lo menos, una dosis de la vacuna es una gran noticia. Hay que reconocer el esfuerzo del gobierno y del aparato público. Sin embargo, debemos notar que, aunque se han aplicado más de 1 millón de dosis, no quiere decir que sean más de 1 millón de personas vacunadas, porque para estar inmunizado se requiere dos dosis.
Dado este pequeñísimo detalle, el total de personas vacunadas, al 2 de mayo y según el Contador de Vacunados del gobierno peruano, solo es de 625,895 personas; es decir, un 1.9% de la población total (según INEI, 32.6 millones) del país. Y esto se logró en poco menos de 3 meses (82 días). Si no consideramos a los menores de 18 años; según el INEI en el 2019, eran de 9.5 millones de personas, el ratio aumenta al 2.7%%. Es decir, al ritmo que vamos, al ojo, nos tomaría más de 3,000 días u ocho años para vacunar a toda la población mayor de 18 años.
Por la tabla N°1, podemos ver cómo se han distribuido el total de dosis por regiones (segunda columna). Obviamente Lima, junto al Callao, concentra casi el 62% de estas. No solo porque es donde más personal de la salud existe, sino porque también es donde más población mayor a los 70 años vive. Dado esto, si solo nos concentramos en el grupo de riesgo de mayores a los 70 años, vemos que de 1 millón 650 personas, solo se le ha aplicado una dosis a 443,787; falta aplicar dosis al 73% restante.

Y si vamos al detalle por región, 12 regiones tienen por vacunar a más del 80% de sus adultos mayores. Amazonas, Áncash, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Ica, Junín, Lambayeque, Moquegua, Piura, Puno y Tacna tienen mucho trabajo por hacer para que sus aproximadamente 643 mil adultos mayores puedan acceder lo más pronto a una vacuna. Pero no será posible si la infraestructura en las regiones no tiene la capacidad de almacenaje y protección que estas requieren, sobre todo en el caso de Pfizer-BionTech. Las dosis de esta empresa necesitan una refrigeración de -70 grados centígrados. El tema de la cadena de frío debe ser, así como el tóxico que te llama a la 3 de la madrugada para que le des otra oportunidad, la obsesión de las autoridades por resolver, debido a que, como muestra el gráfico N°3, el abastecimiento futuro de vacunas será justamente con Pfizer-BionTech.

Conforme lleguen más vacunas, la capacidad de las brigadas actuales y las que se activarán, será mayor. A la vez, las regiones también comenzaron a aplicar las dosis, por lo que la capacidad nacional de vacunación se ha incrementado.
¿Pero es suficiente?
No. Que el Estado realice toda la chamba será insuficiente y no se logrará la meta del gobierno de vacunar a 4 millones 650 mil personas al 28 de julio si el privado no se moja.
“Ayy… ustedes de Piensa.pe que quieren que los privados compren y vendan la vacuna a S/500”. No, no… Aunque aún creemos que la participación del privado en la compra y venta de la vacuna debió darse, hoy eso no es posible dado que las farmacéuticas solo le venden a los Estados y, además, no tienen suficiente capacidad de producción para satisfacer las nuevas demandas de los privados. El apoyo del sector privado debe venir de otra manera, sobre todo en lo que respecta a una rápida y justa distribución de las vacunas.
El privado debe analizar cómo sus establecimientos o infraestructura, pueden acercar más las vacunas. Por ejemplo, en los diferentes centros comerciales podrían incentivar que en los estacionamientos (no subterráneos) se pueda aplicar las dosis (actualmente solo el Jockey Plaza lo permite). Así se crearían amplios espacios para que la gente, desde sus autos, se vacune. A la vez, como sucede en EEUU, donde después de comprar las ofertas de las principales tiendas por departamento, la yapa es elegir una de las vacunas disponibles; aquí podría hacerse lo mismo: “Compre 3 botellas de aceite por el precio de 2 y después pase a aplicarse la vacuna”.
También donde el sector privado puede lucirse, y mojarse, es financiando programas como COVAX Facility. Según el Foro Económico Mundial, solo el 3% de la financiación de ese sistema proviene de donantes privados, el resto es de los propios Estados. Un sistema del cual nos hemos beneficiado y sería bueno que otros países, de menores ingresos, también lo hagan.
Igualmente, dada las características de nuestra geografía, los privados pueden aportar de forma directa o con financiamiento a mejorar la eficiencia del despliegue de la vacuna. Todo lo que sea cadena de suministro, el privado tiene que involucrarse. En varias regiones, los privados poseen terrenos para futuras inversiones. De forma temporal, podrían transformarse en centros de almacenamiento que apoyen los centros de distribución del MINSA. Por último, su apoyo a la coordinación y trazabilidad de todos los contenidos con las vacunas a ser distribuidos a las zonas más remotas de la sierra y selva del país.
Vacunarnos es lo que permitirá acabar con esta pandemia que solo ha traído tragedias familiares y económicas. Evitará que más personas cercanas a nosotros caigan graves. Permitirá que reactivemos la economía en su totalidad; se active la inversión, recuperemos el empleo y podamos retornar poco a poco a nuestra vida normal. Todos tenemos que apoyar a este proceso. Todos debemos poner el hombro.