¿Recuerdas choche cuando empezó la pandemia y el Estado, a través del gobierno, creó una app llamada “Perú en Tus Manos”? Se lanzó a inicios de mayo, fue bien publicitado, se hicieron hashtag en redes sociales, se comentó en los medios tradicionales; salieron funcionarios del ministerio de salud, científicos, ministros, etc. a solicitar que descarguemos la plataforma y que la usemos.
El 7 de mayo, la agencia Andina publicó un comentario Marushka Chocobar, secretaria de Gobierno Digital de la PCM, donde sostenía: “A nivel mundial las tecnologías digitales se han convertido en una pieza clave para los países en la lucha contra la pandemia. En ese sentido, el Gobierno viene trabajando intensamente (…) en poner la tecnología al servicio de la población y lograr romper la cadena de contagio del COVID-19”.
La app funcionó y brindó la información relevante para ese momento de la pandemia, en la cual, a través de mapas de calor, segmentaría las manzanas de las urbanizaciones de la ciudad por colores en función a si habían contagiados y donde se registraban personas con síntomas. Con ello se evitaba que los ciudadanos pasen por esas zonas. Además podías hacer una evaluación digital, y reportar, si estabas infectado, tu estado de salud durante la cuarentena obligatoria que te imponían. Por obvias razones, ¿no?
Así, después que se convocaron a varios expertos, empresas de tecnología, universidades, etc., para hacer esa app que llegó a tener más de 1.3 millones de usuarios, ¿qué crees que pasó? ¿No se te ocurre? ¡Adivina! Piensa.pe… ¿qué sucede en todo nuestro Estado por lo general? La absoluta descoordinación, ineficiencia, burocracia y en este caso, el celo profesional.
En un reportaje de la semana pasada, Canal N informó que “la falta de coordinación y las pugnas entre las entidades encargadas de este aplicativo habrían causado su fracaso”. Un fracaso estrepitoso. Como habíamos dicho, llegó a tener más de 1.3 millones de usuarios pero ahora, casi por terminar el mes de octubre, solo posee poco menos de 13,000 usuarios.
En otros países, como en Uruguay, la aplicación que crearon fue relativamente exitosa. Fue una de las razones por las que este país controló muy bien la crisis provocada por el virus chino. Sin embargo, nuestro Estado no puede coordinar ni mantener operativa una app, pero sí deseaba controlar las clínicas privadas, la educación pública ahorcando a los colegios privados, desea administrar las pensiones de los afiliados al sistema privado, desea mantener “empresas estratégicas”, y así un sinfín de actividades.
Un Estado es fuerte no porque tiene más responsabilidades por ejecutar o por las intervenciones que realiza en la economía; sino por las soluciones reales que les brinda a sus ciudadanos. Piensa choche, cada día se escucha que el “Estado debería hacerse cargo”, que “es responsabilidad del Estado”, “el Estado debe controlarlo”. ¿Dónde queda el dicho “el que mucho abarca, poco aprieta”?
Las responsabilidades que le cedemos al Estado hacen que no funcione correctamente y malgaste los recursos, que son escasos, y los problemas de los ciudadanos quedan en el aire. Que no te floreen. A más Estado, menos soluciones tendremos a nuestros problemas.
(Foto de cabecera: Andina)