Cuida tu billete, No me florees

El día que el lucro terminó

Publicado: 15/07/2020
2 minutos

El 29 de marzo de 2020, cuando recién empezaba la crisis del coronavirus, el gobierno peruano decidió ponerle un tope al precio de las mascarillas, los guantes, y algunos medicamentos esenciales. Ningún establecimiento podría venderlos a más del precio oficial.

“Primero la salud, después el lucro”, dijeron.

Para el 10 de abril las farmacias ya habían vendido todas las mascarillas y guantes que tenían. Lograron traer algunos lotes más porque los fabricantes aún tenían producción en curso. Sin embargo, no duraron mucho. Casi todo lo que había lo compró gente con dinero, con liquidez, los que llegaron primero. Los más pobres se quedaron sin mascarillas ni guantes.

Los fabricantes de mascarillas y guantes recibieron el mensaje y pensaron: “tenemos que pagar sueldos, la logística nos cuesta y el precio del producto lo pusimos en función a eso. Ahora con este precio tope ya no ganamos casi nada, mejor dejamos de producir”.

Fue así que se generó un mercado negro. Los primeros que compraron miles de mascarillas y guantes al precio oficial o los fabricantes que las tenían en el almacén, ahora las vendían “por lo bajo”. Más caro inclusive que antes de que se fijara el precio tope, ya que había cada vez más demanda y la producción estaba paralizada. Mientras tanto, el Estado no se daba abasto para fiscalizar ni para comprar…

¿Ganadores y perdedores? Con el control de precios ganaron los especuladores, los informales, los ricos y los vivos. Los que perdieron fueron los más pobres, los que no tenían dinero en la mano y los que llegaron tarde.

En junio, durante uno de sus mensajes a la nación, el presidente determinó el fin del control de precios, declarando la victoria del pueblo peruano frente a los abusos, la usura y el lucro indiscriminado. El pueblo peruano escuchaba sin entender de qué victoria hablaba.

Ya saben. Felizmente nada de esto ocurrió. El estado no fue imprudente, aunque ganas no le faltaron. Y gracias a muchos emprendedores que observaron la altísima demanda de mascarillas, por ejemplo, se fabricaron muchas más, y hoy las encontramos de todo tipo, en todos lados y a precios más bajos.

En tiempos de crisis sentir miedo es natural. Pero entregarle al Estado el poder de tomar decisiones por nosotros, por lo general, no trae buenos resultados. Las mejores soluciones suponen mantener nuestra libertad para elegir con información.

[Foto de Andina]

Abogada por la Universidad de Lima, LL.M. por la Universidad de Chicago y experiencia en el sector público y privado. Especializada en el análisis constitucional y legal de políticas públicas, así como en estrategias de comunicación con énfasis en temas legales, políticos y económicos.