Una semana de protestas, bloqueos y violencia en el marco del paro agrario lograron lo que se temía: que el Congreso derogue la ley de promoción agraria, lo que pone en riesgo los avances del sector en los últimos 20 años.
De poco sirvieron los datos y la evidencia de que se trataba de una norma que ha dado resultados positivos en dos décadas de vigencia, en los el agro logró un desarrollo importante, y que en todo caso se podía mejorar o corregir lo que fuera necesario, para hacerla más inclusiva sobre todo.
Más pudo la desinformación y la polarización que caló en medio de un legítimo descontento social producto de los abusos de ciertas empresas del sector agrícola que desataron las protestas, primero en Ica, y luego en La Libertad.
Ya la suerte de la ley estaba echada, porque hasta el gobierno se había sumado a las demandas precipitadas de la derogación del régimen agrario, debido a que, entre otras cosas, no quiere ser visto como contrario a las calles. El presidente Francisco Sagasti anunció que firmará la norma este fin de semana.
El pleno del Congreso el viernes, con 114 votos a favor, 2 en contra y 7 abstenciones, aprobó la propuesta conjunta de dos comisiones para eliminar la ley de promoción agraria (Ley N° 27360), una decisión que también afectaría al sector acuícola y forestal, que funcionan bajo el mismo régimen.
Luego el pleno aprobó conformar una comisión para la creación de nueva Ley de Promoción Agraria, con 121 votos a favor, uno en contra y cero abstenciones. El grupo de trabajo estará integrado por legisladores de todas las bancadas y tendrá un plazo de hasta 15 días calendario para presentar una propuesta.
Pero la pregunta se cae de madura: ¿Podrá este Congreso, de los Urrestis, Lunas y antauristas -que se ha ganado a pulso las críticas y el rechazo de la gente- elaborar una ley mejor que la que elimaron? Las dudas, por cierto, son legítimas.
¿Qué viene ahora?
Con la eliminación del régimen laboral agrario, ¿cómo queda la condición laboral de los trabajadores? Los trabajadores del régimen agrario pasan de inmediato al régimen general, que tiene otra dinámica, por cierto, y no responde a las necesidades particulares de la agricultura.
Como hemos explicado ya en Piensa.pe, en el régimen agrario los trabajadores reciben un sueldo diario, compuesto por la remuneración básica, gratificaciones y la CTS. Los mismos beneficios sociales que en el régimen general, pero pagados de manera distinta. En este caso del régimen agrario el sueldo mínimo diario era de S/ 39 por más de 4 horas de trabajo.
Con el cambio de régimen, los perjudicados serán los trabajadores. ¿Por qué? Porque el trabajador ahora para tener derecho a la gratificación debe laborar en una empresa los 30 días completos del mes. Y en el campo no funciona así, como en otras actividades. El trabajo agrícola es estacional, por temporadas y épocas de cosecha. No es regular todo el año.
Ahora, un trabajador no podría cambiar de empresa, o trabajar para más de una a la vez, en labores concretas, como lo hacían hasta ahora. Entonces, ¿qué va a pasar? Que las empresas no van a contratar por planilla bajo las condiciones rígidas del régimen general y aumentará el problema de fondo: la informalidad. Los trabajadores estarán más desprotegidos que antes y a merced de los ‘services’ abusivas que se quiere combatir.
Por ejemplo, en el caso de la CTS que se pagaba en el régimen agrario, en una época de cosecha, que inicia en diciembre, un trabajador empieza a laborar por 20 días en diciembre y otros 20 en enero. En caso gane S/ 950 como mínimo, tendría 40 días laborados, y el pago por la CTS sería así: S/ 79.17 por los 30 días y S/ 26.39 por los 10 días adicionales. Total: S/ 105.56.
Con el mismo ejemplo, aplicado al régimen general, esos S/ 105.56 irián a una cuenta de CTS y el dinero no se liberará hasta que el monto supere las cuatro remuneraciones mensuales. En este caso, con un ingreso de S/ 950, hasta que no supere los S/ 3,800. Si el trabajador labora de forma continua todos los días del año, recién luego del quinto año podría acceder a ese beneficio. Y eso, insistimos, no pasa en el agro, donde el trabajo es por periodos de cosecha o siembra.
¿Ya se dieron cuenta quiénes pierden? No son, claro, los congresistas ni candidatos que buscan votos en medio de caos y el descontento social. Por ello, es más urgente que nunca votar de forma consciente e informada en abril, para evitar que estos casos se repitan.