Por Edgar Gamboa y Alejandra García
No, no se trata de un apelativo con ribetes revolucionarios. Che es el nombre de pila de Che Bernaola Torres (49), maestro, dirigente sindical y presidente del Comité Central de Lucha de la Provincia de Parinacochas (Ayacucho), hoy investigado por el Ministerio Público como uno de los responsables del feroz ataque al campamento minero de Apumayo, perpetrado la madrugada del 28 de octubre.
Pero más allá de este hecho concreto, Che Bernaola Torres es una amenaza para la población ayacuchana (sino para todo el país), debido a su discurso extremista, intransigente y violento, en el que no disimula su apoyo al Movadef, el brazo seudopolítico de la organización terrorista Sendero Luminoso; tampoco disimula su admiración a líderes históricos de este grupo criminal, como Edith Lagos o el genocida Abimael Guzmán.
¿Pero quién es realmente este oscuro personaje, cuyo nombre asoma entre el humo de las explosiones y los escombros que dejó el ataque a la mencionada mina aurífera?

Maestro y sindicalista
Según los propios pobladores de Coracora, capital de la provincia de Parinacochas (Ayacucho), Che Bernaola Torres es un conocido dirigente sindical y maestro de matemáticas, aunque nunca haya ejercido como tal. “Se graduó como docente, pero siempre ha trabajado como administrativo en el sindicato”, comenta un coracoreño que, por temor a posibles represalias, ha pedido que lo llamemos ‘José’.
‘José’ también aclara que Bernaola es una persona poco grata entre la población, pero que ha sabido empoderarse debido a su amistad con otros líderes de la comunidad. “Siempre ha vivido de la política y tiene influencia sobre algunos dirigentes. Por eso está donde está. Pero no lo queremos porque deslegitima nuestra lucha”, explica nuestra fuente.
La lucha a la que se refiere ‘José’, es la que sostienen desde hace más de una década las provincias del sur de Ayacucho (Parinacochas, Lucanas y Páucar de Sara Sara) contra las empresas mineras (Apumayo, Breapampa, Pallancata e Inmaculada) establecidas en las llamadas cabeceras de cuenca, las mismas que (según denuncian) estarían contaminando las aguas con las que riegan sus tierras y que beben en sus hogares.
Pero el conflicto es mucho más complejo que eso y merecería una nota aparte para explicarlo.

Interés político
Lo cierto es que Che Bernaola viene aprovechando este contexto para tomar protagonismo político desde hace algunos años, escudado en la supuesta defensa de los intereses del pueblo coracoreño, y apoyado por el también maestro de matemáticas Julio César Guillermo Gutiérrez, presidente del Frente de Defensa del Pueblo de Parinacochas.
Ambos, Bernaola y Guillermo, firmaron la convocatoria al paro interprovincial indefinido, enviado el 13 de octubre a los distintos colectivos y asociaciones que participaron de las movilizaciones del 28 de ese mes. Por ello, la Fiscalía Provincial Mixta de Lucanas (provincia donde está ubicada la minera Apumayo) inició investigación preventiva contra ambos por los delitos de daños y disturbios y contaminación ambiental culposa.
“Julio (Guillermo) Gutiérrez tiene gran poder de convocatoria porque es un buen maestro, premiado incluso por el Ministerio de Educación y el Concytec (en el 2011), pero lamentablemente se ha juntado con un sujeto como Bernaola. Desconozco si comparte su misma ideología, pero nos está dejando mal a los coracoreños”, agrega ‘José’.

Violencia que se desborda
La madrugada del 28 de octubre, ese poder de convocatoria de Guillermo Gutiérrez, sumado a los nexos violentistas de Bernaola, lograron reunir a más de 3 mil manifestantes, que en pocos minutos tomaron las instalaciones de la minera Apumayo.
La violencia se desbordó cuando un contingente policial trató de reprimir la protesta, lo cual fue usado como excusa para saquear los depósitos de explosivos, robar vehículos, combustible y diversas maquinarias. Los hechos de violencia se prolongaron hasta el día siguiente.
Pero el punto más álgido de la revuelta se dio cuando incendiaron varios almacenes logísticos, reportándose una serie de explosiones de gran tamaño, que destruyeron la capacidad operativa de unos 30 volquetes, dos buses, 15 camiones cisterna y más de 20 rodillos y retroexcavadoras, según consta en el acta policial.
De las investigaciones preliminares, se ha determinado que más del 85% de los manifestantes fueron pobladores de las mencionadas provincias, miembros de las 13 asociaciones de usuarios de regantes y hasta autoridades como subprefectos, alcaldes y párrocos. Sin embargo, hubo un porcentaje mínimo de sujetos ajenos a este sector, que según se sospecha, pertenecerían a gremios de construcción civil, convocados por Che Bernaola.
El otro azuzador
Pero Che Bernaola no es el único personaje vinculado a Movadef que hace de las suyas en la zona sur de Ayacucho. Otro sujeto que está en la mira de las autoridades es el ingeniero Walter Jiménez Llamoca, quien tiene un proceso por terrorismo y, pese a ello, lleva años ocupando diversos cargos públicos, y trabaja de la mano con el Frente de Defensa y el Comité de Lucha de Parinacochas.
Algunos de los puestos que ha ocupado en su región han sido el de Gerente de Desarrollo Social en las municipalidades de Parinacochas y Pacapausa; Jefe de la Unidad de Gestión Ambiental y Administrador del proyecto “Residuos Sólidos Municipales”, en la municipalidad provincial de Parinacochas; Coordinador de Salud Ambiental en la Red de Salud Coracora, entre otros.
Aunque no ha sido incluido en la investigación por el ataque a la minera Apumayo, fuentes de inteligencia de la PNP advirtieron a Piensa.pe que el papel de Jiménez Llamoca ha sido clave en las movilizaciones y los actos de violencia reportados, así como en paros y otras actividades previas que viene coordinando con los frentes de defensa de la zona.
“Jiménez Llamoca ha sido investigado por organizar las bases del Movadef en Coracora, proyecto que no logró concretar en el pasado, pero que no ha dejado de intentar una y otra vez. Actualmente, incluso, está aprovechando la lucha de la población para lavarle la cabeza a los jóvenes”, reveló un agente a nuestra Unidad de Investigación.
Zona es un polvorín
Debido a la desatención del Estado y a los conflictos sociales que se registran en el sur de Ayacucho, la tensión no ha cesado desde que los pobladores dejaron el campamento minero de Apumayo la noche del 29 de octubre. La tregua llegó tras la promesa del Ejecutivo de tener una mesa de diálogo este 11 de noviembre, con el compromiso de que la propia premier, Mirtha Vásquez, se reuniría con los dirigentes comunales.
Sin embargo, hay gran descontento tras el cambio de fecha de esta reunión, primero para el martes 9 y posteriormente para el miércoles 10 de este mes, aprovechando que el presidente Pedro Castillo llegaría a la ciudad de Huamanga para exponer su informe sobre los primeros 100 días de su gobierno. Estos cambios de última hora no han sido tomados de buena manera.
“Esta propuesta tampoco ha sido aceptada por la población. Hoy (martes 9) la población se ha reunido en la plaza de Coracora para fijar una nueva fecha de reunión, en el coliseo de Coracora o en otro lugar cercano. Posiblemente se fije como nueva fecha el 18 de noviembre, por propuesta del alcalde provincial de Parinacochas”, informó David Pachecho Villar Barra, representante de la Defensoría del Pueblo en Ayacucho.
Pacheco, advierte que esta manera tan poco seria de abordar el problema por parte del Ejecutivo, podría desencadenar en un nuevo acto de violencia, teniendo en cuenta los hechos recientes y el clima caldeado entre la población. “Sería terrible que lo que ocurrió con la minera Apumayo, se repitiera en alguna otra”, señaló.