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El agua en las zonas de cuencas

Publicado: 27/11/2021
7 minutos

Grandes proyectos mineros se ubican en altas partes de montañas, las cuales pueden considerarse cabeceras de cuenca, que es un concepto que ciertos sectores usan como pretexto para frenar proyectos. Acá te explicamos con datos, hechos y evidencia, porqué no tiene sentido hacerlo.

Todo un debate generó lo que hizo Mirtha Vásquez en Ayacucho la semana pasada sobre las minas y las cabeceras de cuenca. Qué ganas de complicarse la vida, meterse cabe solos, y de quedar como que, sobre temas importantes, poco saben. Claro, al final retrucaron, se echaron para atrás, se dieron cuenta que metieron la pata. Pero el daño a la institucionalidad y a la confianza, sobre todo por parte de las comunidades en las autoridades, demorará en reconstruirse.

Miren, el tema de las cabeceras de cuenca es un túnel oscuro. Nace de la Ley 30640, el cual modificó el artículo 75 de la Ley de Recursos Hídricos en materia de cabeceras de cuenca. Una ley que la planteó la izquierda en el congreso, pero a la que la derecha, en ese mismo congreso, no se opuso y el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski terminó aprobando sin el mayor análisis y reflexión sobre sus consecuencias a futuro.

¿Qué es una cabecera de cuenca? Acá te lo explicamos un poco, pero se puede resumir en que la cabecera de cuenca es la parte más alta de una montaña que recibe agua dulce (por lluvia, nieve o granizo) y que puede retener o juntar esa agua (en forma de humedales, glaciares o nieve). Así de simple, así de fácil. Veamos la imagen a continuación.

Monte Quillqip’unqu – Foto de Timothy Allen

Se puede decir que la foto muestra una cabecera de cuenca. A través de glaciares, se acumula harta agua. Ese monte se ubica en Cusco a unos 4,600 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). Entonces, a toda nuestra cadena de montañas, los Andes peruanos, se les podría considerar una gran cabecera de cuenca. ¡Ah, ya, cerremos todo! Prohibamos cualquier actividad que impacte a esta vasta cabecera. La minería, la piscicultura, la agricultura, ganadería; cualquier actividad económica está prohibida de hacerse.

No, el tema no pasa por prohibir como lo ha pretendido la primera ministra. Las cosas se tienen que hacer bien y lo que se debe hacer es regular poniendo mayor énfasis en determinadas actividades, como la minería, que pueden generar mayor impacto. Al mismo tiempo, la ley de cabecera de cuenca no puede ser general para todos los andes peruanos. Tiene que ser flexible de acuerdo a la zona geográfica. Recordemos que cuando llueve en todos nuestros Andes, el territorio peruano se puede dividir en tres grandes vertientes: la del Pacífico, del Atlántico y del Titicaca.

¿Cuánta agua producen las tres vertientes? Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), en promedio, se producen 780,000 millones de m3. ¿Cómo se distribuye esta producción de agua? Completamente desigual. El 90% del agua se va al Atlántico por todos los cauces y ríos que alimentan al gran río Amazonas. De lo que resta, solo un 10%, aprovechamos una parte debido a la estacionalidad de las lluvias. ¿Qué más podemos decir? Miremos la tabla N°1:

Son 159 cuencas que forman a estas vertientes y lo que salta a la vista es que, en la vertiente del pacífico, que representa al 22% del territorio nacional, se concentra solo el 2% del agua (la más seca), pero con ese insignificante valor, abastecemos al 66% de la población del país y donde, para colmo, el 53% no se usa porque se va al mar. Pero la vertiente del atlántico, es lo opuesto. Concentra el 31% de la población en un área que equivale al 74% del territorio y donde se lleva al 97% del agua. Dimensionemos mejor en un gráfico:

Entonces, hasta aquí debe quedar claro dos ideas. La primera es que en general tenemos muchísima agua, por eso somos uno de los 20 países con mayor disponibilidad. Lo segundo, es que la vertiente del pacífico desperdicia una gran parte de su oferta de agua. Ahora bien, líneas arriba mencionamos la flexibilidad de la ley debido a que nuestra geografía y condiciones climáticas son diversas. Las lluvias son el claro ejemplo. Una cuenca de la vertiente del pacífico norte es distinta a la vertiente del atlántico centro. Miremos la tabla N°2:

Hay más agua disponible en la vertiente del atlántico porque llueve más. En las zonas norte, la diferencia del atlántico es seis veces la del pacífico. En el caso de las zonas centro y sur, es solo el doble. Esto es relevante porque las precipitaciones más abundantes del país se dan a poca altura. Se relacionan con aire cálido húmedo y la liberación de gran cantidad de vapor de agua. ¿Dónde se da este fenómeno? En las laderas orientales de los Andes. Las estaciones que ahí tiene el SENAMHI, registran precipitaciones de 3,000 milímetros por año y se encuentran a una altura de, en promedio, 1,500 msnm.

En otras palabras, las precipitaciones están en relación con los pisos altitudinales, en los más bajos hay alta precipitación. ¿A qué se debe? A la cobertura forestal. Esa que el gobierno, sea por incapacidad o miedo a los mineros informales, permite que sea destruida en zonas de la selva como te lo contamos acá.

Entonces, un tercer e importante mensaje de todo lo que te contamos es que el agua nace donde llueve. No necesariamente es las cúspides de las montañas a los 4,000 o 4,500 msnm. Ahí llueve menos. En los Andes, la mayor cantidad de precipitación se da entre los 2,300 y los 2,700 msnm. ¿Alguna vez has ido a Marcahuasi? Al igual que en zonas de Arequipa, verás el famoso colchón de nubes desde la cumbre de la montaña. Es ahí donde comprobarás que el concepto de cabecera de cuenca no tiene sentido.

Dado esto, muchos de nuestros actuales proyectos mineros, formales y que paran la olla a las arcas públicas, se ubican a en alturas elevadas. La tabla N°1 muestra algunos proyectos en ejecución y otros que están por construirse. Como vemos, son proyectos ubicados a una altura donde, fácilmente y erradamente, podría decirse que son cabeceras de cuencas hidrográficas, lo cual no tiene sentido porque prohibirían una actividad que nos generar el 11% del PBI nacional y explica gran parte de los recursos fiscales que el Estado requiere para gasto corriente, inversión pública y gasto social.

Ahora, para concluir. De toda esa agua que captamos o disponemos, ¿qué usos le damos? Como muestra la gráfica N°2, el 86% de toda el agua se va a uso agrícola.

“¡Se sabía! La minería contamina tanto porque se lleva toda el agua para sus procesos… ah no, espera, ¿qué cosa?”. Por años, hemos dejado que el discurso falso de la izquierda cale. La minería solo capta el 1% del agua disponible en el país. Es falso, que sea el sector que más consume. Y otra particularidad del proceso minero, es que el agua que capta es reutilizada. Según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), llegan a reciclar entre un 70% a 90% del agua que usan. Y en el caso de Quellaveco, que se viene construyendo, esperan reciclar el 100%. De todas las industrias, es la que más cuida el agua.

Lo que hizo la premier Mirtha Vásquez es una irresponsabilidad. Su discurso de defensa del medio ambiente no tiene sustento científico, las cabeceras de cuenca no tienen ninguna legislación equiparable en el mundo, pero igual quiere ponerlo en agenda con ayuda de personas que tienen una férrea oposición con la actividad minera formal. Pero que, con la actividad informal, callados se quedan. No se puede tolerar que una de las actividades con las que podemos sentar bases para encaminarnos a una diversificación productiva se ponga en riesgo por ideologías caducas.

Economista enfocado en lo financiero y políticas públicas, doglover, la pandemia me regresó al mundo gamer. Una sociedad educada y con libertad económica es lo primordial para el desarrollo
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