El desastre ecológico causado por el derrame de petróleo en la refinería La Pampilla, que opera Repsol, el último 15 de enero, tras el “oleaje anómalo” que se registró en el mar peruano por la erupción de un volcán submarino en Oceanía, sigue expandiéndose en nuestro litoral.
Los cerca de 6 mil barriles de petróleo que cayeron al mar de Ventanilla se han extendido varios kilómetros hasta Ancón. Según OEFA, hay 1 millón 739 mil metros cuadrados de playas afectadas, lo que esto equivale a 243 veces la cancha del Estadio Nacional de Lima. Inicialmente se había caculado el daño ambiental en 18 mil metros cuadrados.
Son 20 balnearios contaminados en Ventanilla, Santa Rosa, Ancón y Chancay, además de varias reservas naturales de flora y fauna afectadas por el crudo. Se han reportado aves guaneras muertas y otras especies marinas contaminadas. En suma, un desastre de proporciones y cuyas consecuencias aún son incalculables.
Respuesta inadecuada
En medio de esta emergencia ambiental, Repsol no solo reaccionó tarde y mal; tampoco ha querido reconocer su responsabilidad. “Nosotros no ocasionamos el desastre ecológico y no puedo decir quién es el responsable”, dijo en RPP Tina Van Den Wall Bake, gerenta de comunicaciones de la empresa.
Según contó la ejecutiva, ante la erupción de un volcán submarino en Tonga (Oceanía), que provocó alertas de tsunami en Ecuador y Chile, Repsol solicitó y recibió información específica de la Marina que le permitía continuar con la descarga de barriles. “Nosotros hacemos la consulta a la Unidad de la Marina de Tráfico Marítimo para ver si había alerta y nos confirma que no había para el litoral, que podemos proseguir”, apuntó Van Den Wall Bake.
Es cierto que en la cadena de responsabilidades se incluyen las fallas en el monitoreo de la Marina, que no emitió una alerta como sí lo hicieron países vecinos, pero eso no exime a Repsol de lo que le corresponde asumir, más aún cuando reportó inicialmente que se trataba solo de un derrame menor de 0.16 barriles y que el área afectada era de solo dos metros y medio cuadrados.
La PCM incluso ha señalado que Repsol no tenía un plan de contingencia activo para responder ante un desastre ambiental como el sucedido en La Pampilla. De hecho, según el alcalde de Ventanilla, Pedro Spadaro, la empresa solo envió a 15 trabajadores con palas y recogedores a la zona del desastre para que realicen labores de limpieza.
Esa cantidad de personal era absolutamente insuficiente para atender la emergencia inicial en las playas de Ventanilla. Esa falta de reacción oportuna para contener los daños hizo que el crudo llegue a las playas de Ancón. Ahora las labores de limpieza tomarán al menos tres semanas.

Por ello, Repsol podría enfrentar una multa de hasta las 30 mil UIT (S/138 millones), según el Ministerio del Ambiente, si no cumple con su obligación de identificar todas las zonas afectadas por el desplazamiento de la mancha de petróleo y limpiar el desastre en 10 días. El plazo para contener y recuperar el crudo que flota en el mar era de cinco días, que se cumplen este jueves 20.
El Ministerio Público ya inició diligencias en el litoral de los distritos de Ventanilla, Santa Rosa y Ancón, para determinar la reparación civil a favor del Estado que cumplirá la refinería La Pampilla, administrada por el grupo Repsol, ante el derrame de petróleo.