No solo el nuevo coronavirus (COVID-19) amenaza las celebraciones de fin de año, sino también el alcohol adulterado o de dudosa procedencia que se vende en varios puntos de Lima con total impunidad, ante la falta de control de las autoridades y que mucha gente suele comprar por estas fechas sin saber en la mayoría de casos que están poniendo en riesgo su salud y hasta su vida.
En el primer informe que presentamos sobre el tema, revelamos las zonas de la capital en las que se comercializan estos productos y se consumen en mayor medida. Como parte de esta investigación, sometimos a pruebas de laboratorio su contenido y los resultados han disparado las alarmas de expertos en salud pública.

Ojo que en esta época se suele consumir más licor que de costumbre. Luego de meses de encierro, seguro no faltarán los brindis y las celebraciones. Ya hemos visto estos días cómo se han relajado las medidas de bioseguridad para evitar contagios, a lo que suma que la crisis económica por la pandemia empujará a mucha gente a buscar precios bajos, que es precisamente una de las características del alcohol adulterado. De hecho, el 94% de personas que consumen bebidas alcohólicas ilegales en el Perú lo hacen por que son más baratas.
¿Qué encontramos?
Recurrimos a dos laboratorios (Labicer, de la facultad de Ciencias de la UNI, y Slab) para analizar algunos de los productos comprados en las zonas donde se vende licor adulterado, como piscos, vinos, anisados, etc. En todos los casos confirmamos las sospechas: contienen compuestos químicos muy tóxicos para el consumo humano, como el metanol, también conocido como alcohol metílico.

En el caso del vino borgoña “Viña del paraíso” incluso se hallaron bacterias coliformes, que sugieren la presencia de restos fecales (excremento para ser más precisos). Todo esto nos advierte que los productos analizados se producen, manipulan y envasan (en botellas recicladas por lo general) sin las condiciones mínimas de salubridad.
Los efectos en los consumidores habituales y los esporádicos son gravísimos, nos explica la bióloga Claudia Morales. “No solo le va a afectar el sistema nervioso, sino también el hígado, le puede generar una cirrosis. Los productos químicos del alcohol adulterado van a ser procesados en todos los sistemas del cuerpo”, señala.
Otro efecto peligroso es que las personas alcohólicas ‘heredan’ a sus hijos un gen resistente al alcohol. “Esto es lo que convierte el alcoholismo en un círculo vicioso en la familia”, comenta la bióloga. Esto explica además porqué el alcoholismo -como la drogadicción o la adicción a los fármacos- es un grave problema de salud pública.
Además, el metanol, consumido en grandes cantidades, produce ceguera, y en los casos más graves puede provocar un estado de coma y hasta la muerte, alerta Alexander Palomino, jefe de laboratorio de la Universidad Roosevelt de Huancayo.
La cerveza también se adultera en el Perú. Para ello se utilizan dos modalidades: insumos como el agua y el detergente, para simular el cuerpo espumoso en los casos más graves, o también se usan cervezas de menor precio que se llenan en envases de cervezas más caras, pero sin las medidas de salubridad necesarias.
Así tenemos un mercado ilegal y paralelo en el país de casi todas bebidas alcohólicas, que no solo pone en riesgo la salud pública, sino que además representa millones de soles que se dejan de pagar en impuestos, pero del que muy pocos hablan y al que las autoridades no le prestan la atención necesaria. Entre los daños a la economía, está la evasión de impuestos, al menos por US$ 74 millones en 2017.
¿Y la fiscalización?
Las autoridades a cargo de fiscalizar la producción de alcohol en el país centran sus acciones de control en empresas formales, lo que no tiene mucho sentido, porque el problema no está ahí, sino en las zonas de comercio informal, como hemos revelado en esta investigación.
“La falsificación de estos productos causa inestabilidad, desprestigia a la industria formal, genera competencia desleal. Es triste que el Estado no tengo una normativa adecuada y penalice estas prácticas y cuando nos fiscalizan a nosotros, las autoridades vienen con el pie en alto a buscarle los tres pies al gato”, se lamenta Ulises Pacheco, dueño de la empresa de vinos y pisco Tres Marías en Chincha, uno de los productores formales del país.
Alcohol adulterado en provincias
Pero no solo en Lima hay falta de control para combatir la producción y venta de alcohol adulterado, falsificado o de dudada procedencia. En la ciudad de Huancayo, capital de la región Junín, el panorama es similar, al igual que en Jauja, ubicada en la misma región, y también en la vecina Huancavelica, según pudo comprobar un equipo de Piensa.pe que viajó hasta estos lugares del centro del país.
En el Cercado de Huancayo se concentra una gran cantidad de comercios donde se vende licores de dudosa procedencia, por lo general, bajo la fachada de otros negocios. El mismo ‘modus operandi’ que en Lima. El más común o popular es el denominado “caña pura”. En esta zona, las autoridades han realizado intervenciones, pero resultan insuficientes debido a la dimensión del problema.
De hecho, en Huancayo se han registrado decomisos e incautaciones en los últimos años de grandes cantidades de insumos para la adulteración de licores, en diversos puntos, pero estos casos, por lo general, quedan impunes. Al poco tiempo de estas acciones, los locales y las personas intervenidas vuelven a las andadas sin mayor problema.
Nuestro equipo trató de conversar con voceros de la fiscalía de prevención del delito de la jurisdicción, para que nos expliquen porqué las acciones de control no tienen consecuencias judiciales en la mayoría de casos, pese a las evidencias encontradas durante las intervenciones, pero no fue posible hacerlo.
Lo que sí pudimos averiguar, con fuentes de conocen la situación que prefirieron mantener el anonimato, es que detrás de la producción de alcohol ilegal o adulterado hay mafias organizadas con poder e influencia para mantenerse lejos del brazo de la justicia.