Esta semana se conoció que el gobierno peruano decidió no suscribir con el laboratorio AstraZeneca, del Reino Unido, un convenio para la adquisición de la potencial vacuna que desarrollan contra el nuevo coronavirus. ¿La razón? La escasa información con la que se contaba sobre su efectividad y seguridad (posibles efectos secundarios).
Pero en realidad no existe certeza de que alguna de las 150 vacunas candidatas en desarrollo en el mundo lo sea, al menos en el corto plazo. Con todos los avances de la ciencia, desarrollar una vacuna 100% segura y efectiva suele tomar entre 7 y 10 años. La del Covid-19 la quieren tener en poco más de un año.
La farmacéutica AstraZeneca, que desarrolla la vacuna junto con la universidad británica de Oxford, incluso tuvo que suspender sus ensayos luego de que un participante enfermó hace seis semanas. Ya se reanudaron en todos los países donde los hacía, incluido EEUU. Y planeaba empezar a hacerlo también en el Perú.
De hecho, esta empresa farmacéutica ya tiene acuerdos para vender cientos de millones de dosis en varios continentes y suscribió alianzas con otros laboratorios para producir las dosis localmente. ¿Qué pasa si la vacuna en la que trabajan no funciona? Es una posibilidad, no mínima, debido a la rapidez con la que se está desarrollando.
La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, explicó, al anunciar que el Perú no firmará un convenio con AstraZeneca, que esta empresa no proporcionó datos de sus estudios y ofrecía cantidades mínimas de dosis. El otro aspecto que influyó en la decisión, según dijo el premier Walter Martos, fue que AstraZeneca quería un adelanto de dinero bastante fuerte “con el riesgo a no recuperarlo”, porque si no se obtenía la vacuna se perdía esa inversión.
Pocas certezas, muchas ofertas
Es una decisión compleja, porque a pesar de la disminución de casos en el país, no se puede predecir cuál será el impacto de una eventual segunda ola de contagios, aunque se estima que sería de menor a la de países de Europa, que afrontan un nuevo brote igual o peor al primero.
Esas son algunas de las dificultades que enfrenta el gobierno para negociar la compra de potenciales dosis, explicó Arturo Jarama, director de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Relaciones Exteriores, que encabeza estas conversaciones. “Es difícil negociar porque la información es incompleta”, admitió en una conferencia de prensa realizada por el Ministerio de Salud (Minsa) y difundida por Facebook.
El funcionario dijo que al principio parecía que la oferta iba a ser escasa, pero que la realidad ahora revela que hay una gran cantidad de vacunas en desarrollo, aunque están dispersas en varios laboratorios y a distintos precios. Por ejemplo, AstraZeneca ofrece cada dosis en 4 dólares. El laboratorio Moderna hasta en 37 dólares y son pocos los que desarrollan vacunas de una sola dosis como Johnson & Johnson.
El problema es que no se sabe cuál de las vacunas será la mejor, tanto por su seguridad, eficacia y prevalencia. Y por ello tampoco el gobierno puede precisar plazos de entrega. Por el tiempo récord con que se desarrollan estas vacunas, expertos coinciden en que, en el mejor de los casos, aquellas que lleguen al final de la carrera tendrán entre el 50 y 60% de eficacia.
Por ello es que médicos y científicos recomiendan que las autoridades sean claras en este aspecto para no crear falsas expectativas en la gente y evitar que se relajen las medidas de autocuidado.
Otro problema es que el Perú no tiene la infraestructura para producir vacunas, por lo que debe esperar que los países que sí la tienen concluyan la distribución de las dosis entre su población.
Según la Cancillería, hasta el momento hay conversaciones avanzadas con los laboratorios Sinopharm, para atender a 10 millones de habitantes; con Gamaleya (Rusia) y Covax [Facility] otros 3 millones; con Novamax se espera llegar a 6 millones; con Johnson & Johnson a unos 10 millones; y con Sinovac a 6.6 millones. La suma total de dosis equivale al 92% de nuestra población.
Además, hay interés de otras farmacéuticas para el desarrollo de ensayos clínicos en Perú, probablemente a partir de diciembre. El Ministerio de Relaciones Exteriores indició que son empresas de Francia, China, Australia y Reino Unido, pero no quiso precisar los nombres de los laboratorios por razones de «confidencialidad».
Así que ya saben, aún estamos verdes en cuanto a vacunas, por lo que el uso correcto de mascarillas, el lavado frecuente de manos y la distancia social siguen siendo la mejor estrategia de prevención. Que no te floreen.