A pasado más de un año del inicio de la pandemia, casi el mismo tiempo en que los colegios en el Perú cerraron su puertas. La educación ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis sanitaria y económica que provocó la COVID-19 en nuestro país, debido a las brechas y desigualdades sociales que impidieron que muchos escolares, de zonas rurales sobre todo, pero también en zonas urbanas, accedieran a la plataforma digital Aprendo en Casa, para continuar con su educación virtual a distancia.
Pero además la virtualidad afecta seriamente el aprendizaje de los escolares, sobre todo de los más pequeños. Según un informe del Banco Mundial, antes de la pandemia el 55% de los niños y niñas no comprendían un texto breve cuando lo leían. En marzo de este año ese porcentaje aumentó a 71% y a finales de abril a 78%. En América Latina hay 114 millones de estudiantes que no tienen escolarización presencial. Es la región con la cifra más alta en el mundo.
Todo lo poco o mucho que se pudo haber avanzado en este campo, se perdió en este tiempo pandémico, porque a contracorriente de que algunos creían, que la educación virtual era el futuro, lo cierto es que hay una enorme diferencia entre querer enseñar y poder apoyar efectivamente el proceso de aprendizaje de un estudiante. La pedagogía requiere conocimientos, habilidades, aptitudes y experiencia para hacerse de manera efectiva. El impacto real se podrá evaluar en el largo plazo.
Ergo: los chicos no aprenden igual en casa que en un aula, por varias razones: la mala o nula conexión a internet, entornos familiares difíciles, problemas emocionales producto de la crisis y el encierro, la menor interacción entre las personas y falta de socialización de los escolares. Claro, hay muchas otras situaciones que también afectan el aprendizaje a distancia, pero estas son las principales.
Por ello, el retorno gradual y seguro a las clases presenciales debería ser una de las prioridades de los gobiernos, porque es la única forma de garantizar el derecho a la educación de los escolares. Hace un año, cuando el virus irrumpió en el mundo y no sabía nada de él, la decisión de cerrar las escuelas fue la más acertada. Pero a estas alturas ya debería haber una estretagia clara y decisión política para llevarla adelante.
En el caso del Perú, el Ministerio de Educación (Minedu) desde el año pasado aprobó un protocolo sanitario para el retorno gradual y seguro a clases presenciales, pero dejó la decisión final de la reapertura de las aulas a la comunidad educativa (directivos, profesores y los padres de familia). En plena segunda ola, con un proceso vacunación incipiente, que no incluye a los docentes, la gran mayoría de colegios en el país no ha reabierto sus puertas. Según el Minedu, en abril pasado, solo el 15,9% de las escuelas en el Perú han retomado las clases “con algún grado de presencialidad”, la mayoría ubicadas en las zonas rurales, con bajos niveles de contagio. Esto equivale a 633.862 estudiantes (7,8 % del total) y 52.619 docentes.
Todos los países de la región, menos Venezuela y Bolivia, ya comenzaron un retorno gradual. A medida que aumenta la presencialidad, no se ven picos de contagio, lo que es una señal alentadora. Pero hay consideraciones a tomar en cuenta a la hora de hacerlo, señalan expertos. La primera es que no se debe mandar a las escuelas a los niños con condiciones de morbilidad (enfermedades preexistentes) y además los profesores deben estar preparados para detectar casos sospechosos de Covid y el sistema de salud debe reaccionar rápidamente ante estos casos.
Colectivos en acción ante la falta de decisión
En el Perú, lo que parece estar faltando es liderazgo del Minedu para lograr que el retorno a clases presenciales se concrete cada vez en más colegios. Hay colectivos y grupos de padres de familia que se están organizando para exigir mayor decisión política en este tema. “Sentimos que es la última prioridad del gobierno”, nos dice Raissa, una madre de familia de dos niños en edad escolar.
Ella y otro grupo de padres han creado un movimiento “volvamos a las clase, Perú” y han creado una petición en la plataforma Change.org (que pueden revisar, firmar y compartir aquí). “Cómo es posible que abran centros comerciales y no escuelas”, prosigue Raissa, al señalar que no hay una relación directa entre la apertura de escuelas y el aumento de casos de COVID19.
“Pedimos una vuelta a clases urgente acorde con los lineamientos del Minedu: voluntaria porque entendemos que cada familia debe evaluar el riesgo según su propia realidad, pedimos un retorno gradual porque debe ser poco a poco y por etapas para asegurar su mejor funcionamiento”, señala Milagros, otra madre del movimiento “volvamos a las clase, Perú”. El sábado 15 de mayo, este grupo realizará un plantón frente al Minedu para pedir que el ministro Ricardo Cuenca o algún representante del gobierno los escuche.