Estas elecciones de EEUU están marcadas por una participación histórica de votantes, la mayor desde 1900. Además, más de 100 millones de ciudadanos votaron de forma anticipada en este proceso, en el que Donald Trump y Joe Biden, libran una batalla ajustada por la presidencia, en medio de un creciente clima de tensión e incertidumbre, al que se añade las acusaciones de «fraude» que lanzó el magnate republicano sin fundamentos.
Pero, ¿cómo se elige al presidente de EEUU? Al votar, los ciudadanos realmente están seleccionando a los miembros del Colegio Electoral. Ellos serán los que elegirán al nuevo presidente.
Es un sistema electoral indirecto, que tiene 200 años, en el que no siempre gana el candidato que obtiene más votos populares. Eso le pasó a Hillary Clinton en 2016, cuando perdió ante Trump porque este consiguió más votos en el Colegio Electoral, un modelo que ha desaparecido en casi todas las democracias del mundo, excepto la de EEUU.
En el sistema de Colegio Electoral, cada estado obtiene una cantidad de miembros proporcional a la representación que tiene en el Congreso, y cada uno de los 538 delegados que compone el colegio electoral, vota después de las elecciones generales y el candidato que logre más de la mitad (270) de esos votos electorales (no populares) gana la presidencia.
Por ejemplo, si en Florida (cuyo número de delegados es 29) los votos populares fueron 51% para Trump y 47% para Biden. Por mayoría, Trump gana este estado y se lleva todos los votos de los delegados, los 29, y Biden ninguno. Es un reparto que se llama ‘winner takes all’ (el ganador se lleva todo). Por ello se habla “estados clave”, que son los que tienen un mayor número de delegados electorales, como California (55) o Texas (38).
Por eso también puede pasar que el voto popular no coincida con el voto electoral, como en el 2016, cuando Clinton consiguió casi 3 millones más de votos populares que Trump, pero se tradujeron en 74 votos electorales menos. Esto ocurrió también en las elecciones de 1824, 1876, 1888 y 2000.
Y los «estados claves» no son los mismos que los «estados pendulares» o «bisagra», que son los territorios donde las campañas enfocan sus mayores recursos, porque se trata de lugares donde cualquiera puede ganar, como Pensilvania, Wisconsin y Michigan, que en el 2016 le dieron el triunfo a Trump.
Por ejemplo, Iowa es otro de los territorios que suele variar entre partidos. Allí ganó Obama en 2008 y 2012, pero Trump se lo arrebató a los demócratas en las pasadas elecciones. El caso de Ohio (18 votos electorales) también llama la atención, porque desde 1964, el candidato que se impone en este estado lo hace en el conjunto de EEUU.
¿Y si hay un empate en el voto electoral?
Según la enmienda 12 de la Constitución, si los candidatos a la Casa Blanca obtienen el mismo número de votos electorales, la Cámara Baja elegirá al presidente entre los candidatos más votados, y el Senado al vicepresidente entre los dos más votados.
Esto pasó solo dos veces en la historia de EEUU: en 1801, entre Thomas Jefferson y Aaron Burr (resultó elegido Jefferson), y en 1825, entre John Quincy Adams y Andrew Jackson (el elegido fue el primero).
El proceso electoral
El proceso para elegir al presidente de EUU comienza con las primarias de cada partido, que se realizan en cada estado durante los seis primeros meses del año electoral.
Se trata de un sistema de nominación que fomenta la competitividad entre aspirantes y en el que cada partido realiza una convención nacional para elegir a su candidato presidencial. En esa convención, el candidato a la presidencia elige a su vicepresidente.
El presidente y el vicepresidente que resulten electos toman posesión el 20 de enero. Se eligen para un periodo de cuatro años y desde 1951, con la introducción de la Enmienda 22 en la Constitución, el presidente no puede ejercer más de dos mandatos.