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China y su influencia… ¡Ay mamita!

Publicado: 20/08/2021
5 minutos

China aprendió que una economía regida por principios económicos socialistas sería condenar a sus ciudadanos en la permanente miseria y pobreza. Por ello decidió aplicar políticas capitalistas o de libre mercado, pero sin dejar las ideas de control y colectivismo para sus ciudadanos. Aunque ha logrado éxito, al convertirse en una potencia económica y militar, desea más influencia.

China aprendió. El comunismo-socialismo es inviable. No pueden crear riqueza ni abundancia con las políticas que implementaron en el plan “el gran salto adelante” que Mao les dejó y que produjo que la propiedad privada desaparezca, todo sea controlado por el estado, la agricultura se colectivice, etc. Lo único que puedes distribuir con esos resultados es miseria y muerte.

Después de las tragedias generadas por la revolución cultural (con entre 20 a 30 millones de muertos, ¡qué pata de izquierda te dirá eso!), vino un patita que dijo que con su sistema de gobierno, serían un país miserable hasta el final de los tiempos. Ese pata era Deng Xiaoping. Hizo lo más coherente. Modernizó la economía, permitió el ingreso de capital extranjero de países como EE.UU. y la Unión Europea, así como introducir políticas de libre mercado.

Bueno, esas medidas, en el largo plazo, han permitido que China logre sacar de la pobreza a más de 900 millones de personas. Y, por la riqueza que el mismo Estado ha logrado acumular, han convertido a China en una potencia económica como militar, donde su deseo de tener más influencia en el mundo se ve a través de ayudar a más de 150 países con préstamos e inversiones en infraestructura.

Sus planes de “Made in China 2025” y su iniciativa del “Collar de Perlas” o “La nueva ruta de la seda” le dan más visión de expansión en lo económico y lo militar. Y lo ha logrado gracias a una estrategia de no aplicar la reciprocidad. Es decir, “te doy todo, pero tú no tienes que darme a cambio nada”.

Con esa estrategia ha logrado meterse al bolsillo a varios países y regiones enteras. Una de esas regiones es África. China llegó y se puso a construir sistemas de ferrocarriles, puertos, aeropuertos, carreteras; lo que generó una caída brutal en la brecha de infraestructura, así como de la pobreza en la región.

Sin embargo, en la práctica, sí pide algo a cambio: recursos naturales. Gran parte de esas inversiones, la realizan empresas estatales chinas, que al explotar los recursos de los países en los que invierte, exportan las materias primas a China. Sin embargo, a los países en donde llegan los capitales chinos, con tal de que crecer y tener mayor bienestar, no les incomoda. Gracias a ello, China es el mayor socio comercial de África, relegando a la Unión Europea y a EE.UU.

Pero el que posiblemente sea el único nuevo imperio dentro de unos años, genera mucha desconfianza. En temas del cuidado del medio ambiente, el apoyo a regímenes dictatoriales y muy corruptos (lo comentaremos más adelante) alrededor del planeta, sumado al comportamiento generalizado de que en sus empresas (estatales en su mayoría) no se respetan los derechos laborales.

Miremos Latinoamérica. China ha sostenido varias veces que su intención es hacer negocios y afianzas lazos comerciales. Que no quiere alterar políticas internas de los países en la región. Sin embargo, en la práctica es muy distinta. China ha dado varios millones de dólares, en préstamos, al régimen venezolano para rescatarlo, aun cuando muchos ciudadanos hacen lo imposible para sacar a los corruptos esos. Según cálculos, Venezuela le debe más de US$60 mil millones a China.

En Cuba se presenta situación similar. Empresas chinas, únicas proveedoras de tecnología en telecomunicaciones, ayudaron al gobierno cubano a controlar las manifestaciones de julio al restringir el uso de internet. También está la idea de que China es depredador natural de los recursos. En Ecuador y Argentina se tuvo problemas referentes a la pesca. Llegaron a ser graves debido a que Argentina hundió un barco chino por pesca ilegal.

¿Y Perú? Algunos medios pintan a Perú como la joya en Latinoamérica debido a su posición estratégica (en el medio del hemisferio sur, mirando al pacífico) y por la cantidad de materias primas que posee. A diferencia de Chile, que es un gran productor de cobre, el Perú es polimetálico; es decir, produce una amplia variedad de minerales.

China, a través de sus empresas que son estatales, ha invertido fuertemente en el sector minero. La empresa china Shougang Hiero Perú es el mayor productor de hierro en el país. A la vez, las empresas chinas Toromocho, MMG Las Bambas (que tiene un rochezaso en las Apurimac) y Shouxin producen el 24% del cobre peruano.

Hace poco más de un año, una noticia económica relevante que fue tapada por la pandemia fue que, en marzo del 2020, la empresa (estatal para variar) Yangtze Power International Co., compró a la empresa eléctrica Luz del Sur, por una bicoca de US$3,500 millones. Actualmente, otra empresa china, Cosco, construye el puerto de Chancay. Además, China posee inversiones en pesca, financieras y telecomunicaciones.

Es importante notar que desde el 2009, el Perú firmó un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China. Ello, con los años, hizo que China se convierta en nuestro principal socio comercial y por lejos. El 33% de nuestras exportaciones van hacia ese país. EE.UU., nuestro segundo socio comercial, solo capta el 14%. Miremos la gráfica N°1 y miremos el comportamiento de los envíos peruanos a China. Un crecimiento del 57% desde el 2015, y mucho más desde el 2011.

El problema no es el ingreso de capitales extranjeros para crear negocios y obtener rentabilidades. El problema es cuando esos capitales se convierten en herramienta de presión para los países que los reciben al obligarlos a comportarse de una determinada manera, en el campo exterior, hacia China. Recordemos que China no es una democracia. Controla el internet de forma severa hacia sus ciudadanos, y ni qué decir del control que ejerce sobre la prensa. Además, está acusada de atentar contra los derechos humanos de minorías como los uigures y de los tibetanos.

Bienvenida la inversión privada, pero no podemos ser ciegos de que esa inversión privada no puede venir con su yapa de “apoyo” en el ámbito internacional. China quiere poder y con el acercamiento, esta semana, a los Talibanes, vemos que no le interesa congraciase con gobiernos sin los más mínimos escrúpulos con tal de que su influencia, en el mundo, sea mayor.

Economista enfocado en lo financiero y políticas públicas, doglover, la pandemia me regresó al mundo gamer. Una sociedad educada y con libertad económica es lo primordial para el desarrollo
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