Los chilenos aprobaron por mayoría cambiar la Constitución que se redactó en la dictadura de Augusto Pinochet en el referéndum del domingo último. Con casi el 100% de los votos escrutados, los ciudadanos decidieron por un rotundo 78% reemplazar la actual carta política del país, según los últimos datos ofrecidos por el Servicio Electoral de Chile (Servel).
El plebiscito tuvo dos preguntas: la primera, «¿Quiere usted una Nueva Constitución?», en la que ganó el Apruebo, con 5.885.721 votos (78,27%) frente a 1.633.932 votos (21,73%) del Rechazo. En la segunda interrogante, «¿Qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución?», los chilenos optaron por una convención constitucional que estará formada por 155 ciudadanos elegidos todos por el voto popular.
«Este plebiscito no es el fin. Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una Nueva Constitución para Chile».
Sebastián Piñera, presidente de Chile.
El referéndum para reescribir la Constitución chilena se aprobó después de meses de protestas y disturbios. Chile era un hervidero social y al gobierno de Sebastián Piñera no le quedó otra opción que conceder el plebiscito. Está claro ante tal situación que se necesitan cambios, pero lo que está por verse es si se eligió el camino correcto.
¿Hacia dónde va Chile ahora?
El país volverá a las urnas el 11 de abril de 2021 para elegir a los miembros de la convención constituyente, que empezará su labor en mayo del próximo año. Luego, el nuevo texto constitucional será sometido a votación popular otra vez, en lo que se ha llamado «plebiscito de salida» o ratificatorio, que será por voto obligatorio a realizarse el segundo semestre de 2022.
La Constitución chilena que se reescribirá fue aprobada en 1980, con Pinochet en el poder, y se modificó unas 140 veces desde entonces y también se eliminó la firma del dictador. Ahora figura la rúbrica del presidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006). En su mandato se aprobaron 54 reformas, con el respaldo de casi toda la clase política. En el 2005, Lagos declaró que su país tendría por fin una Constitución verdaderamente “democrática” que “uniría a todos los chilenos”.
Ahora, 15 años después, otro es el rumbo que tendrá la actual Constitución chilena, bajo la cual este país logró ser uno de los más prósperos de la región; con un alto crecimiento económico, con una de las tasas de homicidio intencional más bajas y uno de los grados más altos de movilidad social. Ese progreso que se logró en Chile a lo largo de cuatro décadas de economía de mercado hoy está en entredicho, pero básicamente porque los sucesivos gobiernos post dictadura, de izquierda o derecha, no estuvieron al parecer a la altura para lograr que amplios sectores de la sociedad se beneficien también del modelo.
¿Qué reflejan los resultados del referéndum entonces?
Una encuesta de Cadem post plebiscito arroja luces muy interesantes al respecto. La principal razón (69%) por la que los chilenos votaron a favor de reescribir su Constitución es que exigen mejores derechos sociales (pensiones dignas, mejores servicios en salud y educación, etc). Y la segunda razón (36%) que esgrimen es terminar de enterrar el último vestigio de la dictadura de Pinochet.

Es decir, los chilenos buscan mejorar sus condiciones de vida sobre todo, con más oportunidades, con mejores empleos y sueldos; lo que cualquier ciudadano le debe exigir a sus autoridades. Pero para ello se necesitan los recursos que la inversión y la libertad de empresa aportan. De hecho, solo un 18% de personas que votó por el «apruebo» en el referéndum menciona cambiar el modelo económico y el sistema político; o sea, hay una mayoría que asume que la solución no pasa por tomar el camino de Venezuela, por ejemplo.
Este otro cuadro del estudio de Cadem revela que un 75% de los chilenos que votó en contra lo hizo porque no quieren una nueva constitución, sino reformar la actual. Hay un consenso entre los que están a favor y en contra de una nueva Constitución en que se necesitan ajustes y cambios; las diferencias están en cómo lograrlos.

“Son reclamos justos, con fondo social, no político”, nos dice el analista Marcelo Cruz, al comentar que el estudio de Cadem también revela que el 42% de chilenos que votó el domingo se considera independiente (no se identifica con la derecha ni la izquierda o el centro). “Que coincidan con un momento donde la izquierda busca levantar cabeza y golpear a la derecha, es netamente casual. Estas exigencias vienen desde el gobierno de (Michelle) Bachelet, y sus bajos índices de aprobación eran una muestra de ello”, anota.
Ahora, el Perú tendrá su propio “plebiscito” en las elecciones de abril de 2021, y seguro más de un candidato prometerá reescribir nuestra historia y mencionará el caso chileno, pero los peruanos debemos trazar nuestro propio camino hacia el desarrollo, que pasa por promover la inversión y la libertad de empresa, para que cada vez más peruanos tengan la chance de construir su propio proyecto de vida, con reglas de juego claras que ataquen la informalidad y promuevan una mayor apertura comercial. Esto no se logra con ‘nuevas constituciones’.