El presidente Pedro Castillo ha pedido una ley al Congreso para nacionalizar o estatizar el proyecto gasífero a cargo del consorcio Camisea, con lo que confirma su objetivo de seguir la ruta de Evo Morales en Bolivia, pese a que los hechos y la evidencia, que acá ya hemos explicado, señalan que es un modelo fallido que no es sostenible.
“Acabamos de firmar el decreto supremo sobre la recuperación del gas y desde acá instamos al Congreso para que hagamos una ley conjunta sobre la estatización o la nacionalización del gas de Camisea. Es necesario darle a los peruanos lo que el pueblo ha producido”, dijo el mandatario desde Bagua Grande, Amazonas.
Los deja en ridículo
Lo que ha hecho el presidente Castillo además es contradecir todo lo que los ministros Mirtha Vásquez (PCM) y Pedro Francke (MEF) han afirmado ante el Congreso, el país y los inversionistas extranjeros.
La premier omitió el tema en su discurso para pedir el voto de confianza ante el Congreso este lunes. “No vamos a expropiar el gas de Camisea, por tanto, las empresas privadas seguirán explotándolo”, dijo por su lado el titular del MEF.
Hace dos días, Castillo anunció mediante su cuenta de Twitter el inició del proceso de “masificación” del gas, en paralelo a la renegociación del contrato con Camisea.
El mandatario dijo previamente que su gobierno seguirá respetando la institucionalidad del Estado, al insitir señalar que requieren reformas constitucionales “no solamente para darle agua a los pueblos sino también para impulsar una verdadera reforma garria porque los arroceros, cacaoteros, cocaleros y cafeteros no pueden estar olvidados”.
“Somos respetosos de nuestra Constitución hasta que el pueblo lo decida. El pueblo entiende que el Congreso tiene que asumir una responsabilidad frente al pueblo”, apuntó.
El presidente además ratifica su vocación para autosabotear su gobierno, porque su anuncio genera más incertidumbre política y económica, y ahuyentará las inversiones, sin las que reactivar la economía y recuperar los empleos perdidos por la pandemia será casi imposible. A punta de bonos no se puede vivir.
Y ya el desgaste asoma…
En los primeros tres meses de gobierno, el rechazo a la gestión de Pedro Castillo creció en el sur del Perú, su principal bastión electoral. La desaprobación del mandatario en esta zona del Perú pasó de 21% en agosto a 32% en octubre, según cifras de El Comercio-Ipsos.
Por niveles socioecómicos, en el sector B es donde más creció el rechazo a Castillo, al pasar de 59% en agosto a 67% en octubre.
¿La razón? En casi tres meses de gestión, el presidente y su equipo no parecen ser capaces de atender los problemas reales y urgentes del país, y han empezado a defraudar las expectativas de cambio que triunfo electoral generó, sobre todo en los más desfavorecidos.