Pedro Castillo es el presidente que ha perdido más ministros en sus primeros 100 días de gestión en toda nuestra historia. Este miércoles, tuvo que hacer dos cambios más: tras dejar el Mininter hace mes y medio, el exfiscal Juan Carrasco vuelve al gabinete ahora en la cartera de Defensa en lugar del cuestionado Walter Ayala. Luego, José Incio duró 42 días en el Ministerio de la Producción (Produce), que ahora es encabezado por Jorge Prado.

Pero lo que más llamó la atención fue la tardía renuncia de Bruno Pacheco como secretario de Palacio de Gobierno, pese a la gravedad de los hechos que implican al amigo de luchas sindicales del presidente. Tuvo que renunciar vía Twitter y a regañadientes.
Pacheco, que no cumplía siquiera con el perfil para el cargo que ocupa, en el que gana S/ 25 mil al mes, trató de manipular los ascensos en las Fuerzas Armadas, para beneficiar a militares allegados a Pedro Castillo, que le costó el puesto a Ayala. En este caso, actuó como emisario del presidente. Luego trató de presionar al jefe del Sunat, Luis Vera, para beneficiar a empresas con deudas. Hay chats que evidencian su cuestionado accionar.
El presidente Castillo parece no darse cuenta de la gravedad de los hechos. Puede terminar implicado en las maniobras de su amigo, ya sea porque Pacheco tomó su nombre para ejercer una influencia indebida o, en el peor de los casos, porque lo hizo cumpliendo las órdenes de su jefe. Las investigaciones lo determinarán.
En el caso de las presiones a la Sunat además hay chats como prueba y evidencia. Y al menos tres claros delitos penales por los que Bruno Pacheco debe responder: patrocinio ilegal, abuso de autoridad y tráfico de influencias, pero parece que el presidente Castillo no sabe cómo terminaron en los 90 los involucrados en el escándalo del ‘RUC sensible’ en la dictadura fujimorista.
La premier habla, pero no la escuchan
En tanto, Mirtha Vásquez solo se limitó a decir que la permanencia de Bruno Pacheco en Palacio depende del presidente Pedro Castillo. “Todo funcionario cuestionado, por prudencia, debería dar un paso al costado”, se limitó a decir. No quiso involucrarse más al parecer para no volver a quedar mal, como en el caso de Luis Barranzuela y en el del mismo Walter Ayala, por el que incluso estuvo a punto de renunciar.
Por todo lo que se sabe hasta ahora, hay una pregunta legítima que nos podríamos a hacer para tratar de entender lo que sucede. ¿Qué le sabrá Bruno Pacheco al presidente Castillo que este no se atreve a sacarlo de Palacio hasta ahora?
Lo que sí es cierto que Pacheco tenía poder e influencia. Ha recibido a cerca de 160 personas en los cuatro meses que lleva en el cargo, entre las que figuran ministros, jefes policiales, futuros funcionarios y hasta un lobbista internacional, como el israelí-canadiense Ari Ben Menashe, asesor político y de inteligencia militar. Pacheco también se reunió en Palacio dos veces con el jefe de la Dirección de Inteligencia (Dini), José Luis Fernández Latorre, además de altos mandos policiales y militares.
Mientras tanto, las interpelaciones de los ministros Juan Silva (MTC) y Carlos Gallardo (Educación) en el Congreso siguen su curso. Es probable entonces que más temprano que tarde, Castillo siga rompiendo récords y tenga que sacar o cambiar a esos dos miembros de su gabinete que, en lugar de trabajar por el país, defienden y favorecen a gremios y sindicatos con intereses particulares.