El último domingo 18 de julio, Chile realizó las elecciones primarias para elegir los dos candidatos que disputarán la presidencia en las elecciones del 21 de noviembre.
Con 1,058,097 votos (60.4% del electorado), el diputado del Frente Amplio (FA) Gabriel Boric fue elegido como candidato del bloque de izquierda Apruebo Dignidad, y se enfrentará al exministro independiente Sebastián Sichel, quien fue elegido con 659,570 votos (49.1% del electorado) como candidato del bloque de derecha Chile Vamos.

Los resultados sorprendieron, ya que no ganaron los políticos más tradicionales que pronosticaban las encuestas y se perfilaban como los favoritos: Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente, por la derecha, y Daniel Jadue, del Partido Comunista, por la izquierda.
Sin embargo, la victoria de Boric y Sichel, los candidatos más jóvenes de esta contienda, va en línea con la historia política de Chile y refleja que los candidatos que toman posturas ideológicas más radicales son los que generan mayor rechazo por parte del electorado.
Pues si se compara las posturas de Boric y Jadue, representantes de la izquierda, ambos coinciden en revertir el «modelo neoliberal», pero se diferencian en la gradualidad de las políticas que promueven.
Tomemos como ejemplo las medidas tributarias. Boric ha planteado impulsar un impuesto al patrimonio de los ricos y mayores impuestos mineros, en esa línea Jadue también planteó un aumento de los impuestos personales a los más ricos y mayor carga tributaria proveniente de las rentas del capital. Sin embargo, Jadue se muestra a favor de que el Estado tenga una mayor participación en las industrias extractivas y no le preocupa las señales negativas que enviaba a los inversionistas extranjeros.
«Tendrán que hacer un mayor aporte al operar en Chile, y quienes estén dispuestos a hacer ese aporte (…) serán recibidos con reglas claras«, dijo Jadue, que además cree que «las políticas neoliberales son incompatibles con la democracia» y en el último tramo de la campaña hizo comentarios desatinados sobre las protestas en Cuba. Así, la postura radical y proteccionista de Jadue provocaron que Boric sea considerado como de una postura con mayor apertura.
En la derecha, la victoria de Sichel sobre Lavín se explicaría por una preferencia de los electores chilenos por candidatos independientes y ajenos a pactos políticos. Esta imagen fue encarnada el exministro de Desarrollo Social. Sichel es un abogado que ha transitado de la Democracia Cristiana al pequeño partido Ciudadanos, para finalmente abrazar la independencia e integrar el gabinete de Sebastián Piñera en un ministerio que está en la primera línea de la crisis por la COVID-19. Lavín es un militante de la Unión Demócrata Independiente, partido de tradición pinochetista, por lo que su candidatura es percibida por los chilenos como más de lo mismo.
Si bien las primarias presidenciales celebradas este domingo en Chile demostraron, una vez más, la reconfiguración del mapa político que se está dando en el país sudamericano, también implica que los chilenos han vuelto a alejarse de posturas de extremas, luego del estallido social que derivó en un plebiscito nacional para escribir una nueva Constitución, a través de una Asamblea Constituyente, en la que la mayoría de escaños (52) los ganó la extrema izquierda y menos de un tercio (37 escaños) la derecha.
El mensaje hoy de las urnas parece decir que nuestros vecinos del sur quieren cambios graduales y moderados que no pongan en riesgo los avances que han logrado en los últimos años. ¿Será muy tarde? Esperemos que no.