Hemos dicho que el crecimiento económico es sumamente importante para que un país logre desarrollo. Es un insumo clave. Si no se produce más, no se puede crear riqueza. Al no crear riqueza, las personas se mantienen en un estado de pobreza, terminan en la informalidad y la desigualdad predomina.
Un país que comenzó a llamar la atención por su crecimiento económico en los últimos años fue Bolivia. Justo cuando Perú pasó de tener un 6% (entre el 2002 al 2013) a un casi 3% de crecimiento (desde el 2014), y dejó de ser la estrella en Latinoamérica, Bolivia comenzó a destacarse. En septiembre 2019, una encuesta indicó que 36% de los bolivianos opinaban que la situación de su país era buena y otro 27% que era regular. En esa misma encuesta, 43% de la gente encuestada se sentía económicamente un poco mejor que hace un año, 10% mucho mejor y 21% igual.
Y es cierto, Bolivia ha tenido crecimiento en los últimos años. Pero no podemos decir que sea muy alto ni muy sostenido que digamos. En la gráfica N°1 se compara el crecimiento peruano y boliviano. ¿Adivinen qué país tuvo mayor crecimiento en los últimos 20 años? Al ojo se ve que fue el Perú. Para ser exactos, Perú obtuvo un 4.8% de crecimiento contra el 4.2% de Bolivia.

Y si hacemos el mismo ejercicio, pero solo desde que Evo Morales gobernó como presidente; es decir, desde el 2006 al 2019, el crecimiento logrado por Bolivia fue de 4.7% frente al 5.1% de Perú. O sea… en sencillo, no es que Bolivia haya tenido superior crecimiento a nosotros. Además, aunque el crecimiento que han tenido les ha permitido dar un cierto grado de bienestar a sus ciudadanos; este no es sostenible, y te explicamos por qué.
Igualito que el Perú a inicios de la década de los 90, cuando emprende un proceso de convocar a capitales extranjeros, estabilizar su economía (equilibrar cuentas públicas), vender empresas estatales, Bolivia hizo lo mismo al comenzar la década del 2000. En ese momento el presidente era Gonzalo Sánchez de Lozada (GSL), un patita que cuando lo escuchabas hablar parecía gringo hablando castellano. Casi ningún boliviano se sentía representado por él (¿cómo llegó a ser presidente? Ni idea, pero repetía el plato). La cosa es que apareció el líder cocalero Evo Morales y, a través de protestas (exigiendo mejoras sociales), evitó que GSL culmine su mandato y también que el gas (abundante recurso que produce Bolivia) sea exportado a EEUU vía Chile.
Evo Morales inició su mandato en 2006 e hizo todo lo opuesto a GSL. Sobre todo, nacionalizó las empresas del sector hidrocarburos y mineras (porque eran “estratégicas”), a la vez que alteró todo el marco legal establecido. No existió respeto por contratos (compromisos asumidos) y la estabilidad jurídica fue pasada por… alto (por no decir otra cosa). Encima cambió la Constitución en 2009 (¿dónde he escuchado esas mismas propuestas? Ahh… en nuestra propia campaña electoral) para crear el Estado Plurinacional Boliviano. Al final Bolivia se quedó con las inversiones en infraestructura que empresas privadas habían realizado antes de que las intervengan (pero la exploración para encontrar nuevos yacimientos y que la producción sea sostenible se paralizó).
Estos hechos pasaron desapercibidos dado que tuvieron la suerte, al igual que en Perú, de que los precios de las materias primas se dispararon. Los recursos que recibió el Estado Boliviano por su gas y minerales fueron significativos y emprendieron una política social agresiva para reducir pobreza. Y lo lograron. Bolivia pasó de tener una pobreza moderada de 61% en 2005 a 35% en 2018 (la pobreza extrema pasó de 38% a 15% en el mismo período). ¿Pero qué creen? En la reducción total de pobreza, Perú fue más. Miremos la Tabla Nº 1.

Si bien Bolivia redujo más la pobreza extrema en ese periodo, mantiene todavía un alto nivel, 15% en comparación con el 3% de Perú. Así que podemos ver que aun cuando el Estado concentra los “recursos estratégicos” la pobreza no se reduce más, y tampoco la extrema pobreza desaparece (eso que tuvieron más de 10 años y los recursos para hacerlo).
Ok, podemos aceptar que como todo modelo económico este puede presentar fallas. Se puede intuir que la producción de sus recursos estratégicos, les sigue brindando recursos para hoy y el futuro para seguir trabajando en temas sociales. Ehhh… nop. Por eso siempre es bueno no dejarse guiar por la intuición y ver la realidad a través de los datos. La Gráfica Nº2 muestra la producción relevante para Perú y Bolivia.

Perú en el período 2008-2020 hizo crecer la producción de su cobre en 6% en promedio. El gas natural de Bolivia solo creció en 1%. Como dijimos líneas arriba, el gobierno tomó lo que los privados dejaron y el Estado no ha hecho nuevas inversiones, ni en exploración ni menos en producir lo que ya se encontró. Y podríamos mencionar el petróleo que también Bolivia lo nacionalizó (por ser estratégico), pero ahí la cosa va peor. En el mismo lapso de tiempo, la producción, en promedio, cayó 1%. O sea, ¿cambias toooda tu Constitución para que los yacimientos vuelvan a ser “de los bolivianos” para decrecer? ¿En serio?
Ok, ya se va entendiendo la situación, ¿verdad? Si la producción de estos productos relevantes o críticos para la economía boliviana han decrecido o casi no han tenido crecimiento, ¿cómo está financiando Bolivia todas las necesidades que tiene? Ahh, ¡fácil! 5 letritas: D-E-U-D-A. Chequea el Gráfico Nº3:

¿Notas algo relevante? Lo relevante no es que Bolivia tenga más del doble de deuda que Perú, sino que las cifras están al 2019. ¡Antes de la pandemia! Es lo típico en políticos: para satisfacer a los que los votan, deben entregarles lo que prometen (si no los botan y vuelven a colocar al que les ofrezca lo mismo). Si no lo consiguen produciendo, toman deuda. Total, gobernarán 20 años, y esas deudas se pagarán en 40 o 60. ¡Que lo paguen otros!
Bolivia sigue siendo una economía primaria exportadora que depende de los precios que se transan en el extranjero. El proceso de diversificación productiva planeado desde el Estado (con poca participación privada) no es ni será sostenible. Tiene un aparato estatal que se devora los recursos. Los ingresos son menores a los gastos que ha incurrido al Estado. Para tenerla clara, veamos el Gráfico Nº4, donde se compara el déficit fiscal con Perú.

Estas cifras no son sanas; repetimos, no es sostenible. Y lo peor es que los recursos se le acaban a Bolivia.
Pero este es el modelo que admiran y podrían implementar si llegan al poder los candidatos peruanos Yonhy Lescano y Verónika Mendoza. «Los bolivianos han crecido más que el Perú», dijo hace poco el postulante de Acción Popular, quien tiene más probabilidades de pasar a segunda vuelta que su rival de Juntos por el Perú, según las últimas encuestas.
«Nos parece que hay en el proceso boliviano cosas importantes por analizar, en concreto la conversación que hemos tenido con el expresidente (Evo Morles) tiene que ver con la nacionalización de gas, que es lo que estamos planteando», sostuvo Mendoza, al ser consultada por la reunión virtual que sostuvo con el polémico expresidente boliviano.
Pero veamos otra variable que explica por qué Bolivia no es un caso de éxito económico. Las reservas son activos que todo país posee para enfrentar crisis de tipo de cambio. Tampoco Bolivia sobresale en esta variable. Como muestra la gráfica Nº5, Perú posee el doble en términos de PBI.

Dada esta realidad, en algún momento los bolivianos pedirán al sector privado que retorne y los ayude a recuperar producción. El problema es quién podrá confiar en ti después que a muchos empresarios les expropiaste. Es como que digas te quito hoy (Bolivia emprendió procesos de expropiación, no de confiscación; es decir, indemnizó a los propietarios) y espero que dentro de 14 años, cuando te convoque, sigas confiando en mi. No pues… jamás pasará eso. La única manera que retornen es dando incentivos: reducción de impuestos, contratos de estabilidad, etc. Para que después digan “el Neoliberalismo toma nuestros recursos naturales”. Hacen destrozo y medio y luego pretenden ser atractivos para la inversión privada y le echan la culpa a otros.
Luis Arce, el ministro de Economía de Evo Morales en casi todo su período (se ausentó 1 año debido a enfermedad), es el artífice de este “milagro” económico boliviano. Hoy es el presidente de Bolivia. No podemos negar que en algo ha tenido éxito su política, la inflación no es problema y los bolivianos confían en su moneda. Sin embargo, su chamba ahora es enfrentar el contexto económico actual de pandemia sumado a los desequilibrios que creó en los últimos 14 años. ¿Ustedes qué dicen? ¿Nos superarán o nosotros seguiremos en la delantera? La respuesta está en qué decidimos el 11 de abril.