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Bicameralidad en Perú: ¿Dos cámaras son mejor que una?

Publicado: 01/07/2022
3 minutos

El retorno del bicameralismo se viene debatiendo desde inicios del siglo XXI. De hecho, en diciembre de 2018, la población fue consultada en referéndum y rechazó la iniciativa. Entonces, ¿por qué volvemos a discutir el tema?

En las últimas semanas, la Comisión de Constitución ha vuelto a plantear la posibilidad de retornar a la bicameralidad. Ha aprobado un predictamen que deberá ser discutido por el Pleno del Congreso.

¿Qué plantea la iniciativa?

El dictamen sobre bicameralidad propone una nueva estructura del Legislativo: Cámara del Senado y Cámara de Diputados, la primera con 60 integrantes y la segunda con 130. Es decir, cambiar directamente el artículo 90 de la Constitución sobre la composición del Parlamento.

Los senadores deberán ser peruanos de nacimiento, haber cumplido treinta y cinco años de edad al momento de la postulación y gozar del derecho de sufragio. Asimismo, debe contar con cinco años de experiencia profesional en el sector público o privado, o haber ejercido un cargo de elección popular.

Los diputados también deberán ser peruanos de nacimiento, y haber cumplido 25 años de edad al momento de la postulación y gozar del derecho de sufragio.

Para ello, también plantea incorporar los artículos 102-A sobre atribuciones de senadores y 102-B sobre atribuciones de diputados. Los primeros podrán aprobar, modificar o rechazar propuestas emitidas por la Cámara de Diputados, asimismo, nombrarían a altas autoridades. Los segundos podrán emitir leyes, interpelar y censurar ministros, conformar comisiones investigadoras, entre otras funciones.

Además, será necesario modificar 53 artículos de la Constitución. Pero solo se trata de sustituir la palabra “congresistas” por “senadores” o “diputados”. Por lo tanto, no se trata de una constituyente express, como dicen algunos adversarios a la medida.

¿Cuáles son las principales críticas?

Quienes critican la bicameralidad señalan que esta propicia la burocratización del trámite legislativo. Es decir, que la aprobación de leyes demandaría un mayor tiempo, pues habría una segunda revisión de las normas en el Senado.

También dicen que habría un incremento del gasto público, pues con dos cámaras el número de representantes sería mayor y habría más sueldos por cubrir.

Otro punto que señalan como una desventaja es que sería “una sacada de vuelta” a la prohibición de la reelección de congresistas, porque los diputados podrían ser elegidos senadores y viceversa, de manera continua. Sin embargo, esto ha sido negado por el predictamen de la Comisión de Constitución, ya que se ratifica esta condición.

¿Cuáles son las ventajas?

La bicameralidad, principalmente, permite un mejor control de las leyes, porque es justamente a través de la revisión del Senado que habría una mayor reflexión sobre normas que podrían ser peligrosas para el país.

Asimismo, dos cámaras ejercerían un mayor control político que es esencial en una democracia, señala la analista política Milagros Campos. Es decir, habría una mejor representación a nivel poblacional (diputados) y territorial (senadores), que cumplirían funciones específicas y complementarias.

Por último, el politólogo Omar Awapara resalta que la bicameralidad facilita la profesionalización de la actividad política, aunque esta solo sería posibles si adicionalmente se permite la reelección congresal. “La ciudadanía podría reevaluar y renovar (o no) a sus representantes”, agregó.

Si bien en el 2018 se rechazó la bicameralidad en referéndum, es válido volver a discutir la viabilidad del cambio de nuestro sistema político.

Ya lo dicen los expertos: un Parlamento bicameral es muy superior al que tenemos hoy, pero sin otras reformas políticas que garanticen una representación nacional más proba, a través de mejores requisitos y filtros, podríamos tener los mismos problemas de siempre.