Se veía venir. El ministro del Interior, Avelino Guillén, presentó su carta de renuncia este viernes en medio de las graves de denuncias de corrupción en la Policía y por la falta de apoyo del presidente Pedro Castillo, a quien hace casi dos semanas le pidió destituir al jefe de la Policía, Javier Gallardo, por los actos de insubordinación que cometió y los cambios injustificados que ha dispuesto en la institución, pero el mandatario evitó tomar una decisión que zanje la crisis en el sector.
La indefinición de Castillo -que aún no acepta la renuncia de Guillén- puede terminar provocando una crisis todavía mayor en el gobierno, porque esta situación -la falta de apoyo del presidente a Guillén- ha generado también mucho malestar en la jefa del gabinete, Mirtha Vásquez, quien ya muestra signos evidentes de desgaste político y podría encontrar en este caso la justificación perfecta para irse.
La salida de Guillén coincide además con la decisión del gobierno de declarar el estado de emergencia en Lima y Callao ante la incontrolable ola delictiva, una medida que no tendrá ningún efecto en la práctica porque la Policía, que es la encargada de la seguridad y orden interno en el país, está sumergida en un caos que tiene en vilo a casi todas sus unidades operativas hace más de un mes.
Esta situación de incertidumbre se instaló en casi todas en las comisarías y unidades de control y prevención del delito debido a los cambios que ha dispuesto el general Javier Gallardo, quien se siente seguro y apoyado por Castillo para hacer y deshacer en la Policía. Incluso ha pasado por encima del ministro Guillén en más de una ocasión, lo que provocó el malestar de este y que quiera dejar el gabinete ante la ausencia de respaldo presidencial.
Por ejemplo, Gallardo dispuso 1,600 cambios de colocación desde noviembre pasado solo en la Región Policial Lima, un récord sin precedentes en la institución. Lo usual es que sean diez o 15 cambios por mes. La mayoría de estos cambios son de suboficiales, que dejaron sus labores en comisarías y unidades a cargo de la lucha contra la criminalidad para ir a direcciones especializadas, como la Policía de Carreteras o Tránsito, según IDL-reporteros.
Esto es un despropósito con consecuencias inmediatas, porque ahora, por ejemplo, hay un exceso de personal en la Policía de Carreteras, que no tiene ni siquiera los vehículos suficientes para asignar a todos los agentes que llegaron a esta unidad, mientras que hay comisarías que están casi sin policías.
La sombra de las coimas
En medio de esta situación de caos y desgobierno en la Policía, crecen las sospechas de corrupción, que se suman a las denuncias de injerencia política en los ascensos de la Policía, que salpican directamente al presidente Castillo y a su exsecretario Bruno Pacheco.

El general Javier Bueno, ex subcomandante general de la Policía, denunció hace unos días, públicamente, que en el último proceso de ascensos, bajo la batuta de Javier Gallardo, no solo hubo injerencia política, sino también sobornos. El oficial incluso dijo en varios casos de ascenso se habían pagado coimas de US$25 mil para arriba. Otras fuentes que cita IDL-Reporteros, confirmaron que, en efecto, hubo pagos en algunos ascensos.
Confirma irregulariadades en el Congreso
Precisamente, el general Bueno se presentó este viernes en el Congreso y ratificó su denuncia en cuanto a las irregularidades en el último proceso de ascenso de la Policía. Según dijo, ningún jefe de la Marina, Ejército y FAP se ha reunido tantas veces en Palacio de Gobierno con el presidente Castillo como el comandante general de la Policía, Javier Gallardo, lo que evidencia una clara demostración de la cercanía entre ambos. «Los coroneles que ascendieron a general previamente pasaron por Palacio de Gobierno», dijo el exnúmero dos de la Policía ante la Comisión de Defensa.

El oficial Bueno también se reafirmó la parte de su denuncia referida a los sobornos que habrían pagado por los ascensos, que oscilaron entre US$20 mil a US$25 mil. «En mis 40 años de servicio no he visto que ocurran este tipo de visitas a Palacio de Gobierno», remarcó, en referencia a los coroneles que visitaron a Bruno Pacheco y luego ascendieron al grado de general.
Además, el exsubcomandante de la Policía dijo que el general Gallardo cambió las reglas en el proceso de ascensos sin ningún sustento técnico, y le dio a la entrevista personal un peso de 50%, para tener control total sobre quiénes ascendían. Agregó que a pesar de todos los indicios de irregularidades en este proceso, no se abrió investigación.